Toni Cantó y Emilio Buale durante una representación de Razas. Foto: Sergio Parra



El Teatro del Arte irrumpe en los escenarios de la capital. Este nuevo espacio de creación se inaugura esta tarde y promete desmarcarse del teatro tradicional para sumergirse en nuevas formas de representación. Empezando por el local, situado muy cerca del metro de Lavapiés, en la calle de San Cosme y San Damián. Se trata de un lugar pequeño, con apenas 116 butacas, pero no butacas al uso, sino sofás de cuatro plazas que pueden moverse con facilidad para jugar con el espacio y ayudar a la inmersión del espectador en la obra desde la perspectiva que más convenga.



"Al ser un escenario pequeño, tiene ese punto acogedor. El público va a disfrutar de la cercanía que otorgan estas salas que, aunque gusten menos a los productores, son un lujo para el espectador", explica Juan Carlos Rubio, director de Razas, la obra con la que abre temporada el Teatro del Arte y que estará en cartel durante 8 únicas funciones, hasta el domingo 16, celebrando su segundo aniversario desde su estreno en Avilés. Toni Cantó se despide aquí de la pieza de David Mamet, que no del teatro, acompañado sobre las tablas por Bernabé Rico, Pedro Gutiérrez y Montse Plá.



En la única sala del teatro deberán convivir las producciones programadas, de momento hasta enero. Lucia Bouza, directora del proyecto, avisa de que en ocasiones "habrá dos, tres o hasta cuatro obras a la vez", pero asegura que será perfectamente factible. "Tendremos que ir alternándolas, jugando con las sesiones de tarde y noche". Hasta el 13 de enero compartirán cartel Oddi y Absolutamente comprometidos. La primera, una comedia negra escrita por Sergi Pompermayer y dirigida por Paco Montes, con un elenco formado por Víctor Clavijo, Manolo Solo y Olga Rodríguez. La segunda, una comedia, a secas, de Becky Mode producida por Imanol Arias llevada a escena por Miguel Pitter e interpretada por Kike Guaza.



Representación de La indagación

Risas programadas para "una época en la que no corresponde más drama", declara Bouza, aunque el Teatro del Arte recibirá el nuevo año con "un dramón", paradójicamente. La indagación "es un documental teatral bestial", declamado por nueve actores involucrados en otros trabajos que "por amor al arte se reunirán durante dos semanas" a las órdenes de Charo Amador. El texto del dramaturgo alemán Peter Weiss se sumerge en el Holocausto nazi y los procesos de Nuremberg, a los que el propio autor asistió como espectador. A través de once cantos, a la manera de la Divina comedia, desfilan testigos anónimos que ponen de manifiesto la conversión de las víctimas de Auschwitz en tan sólo una cifra.



La programación no estará sujeta a fechas concretas una vez arranque el proyecto, explica Bouza. "Según la categoría, decidiremos cuánto tiempo va a estar una obra en cartel. También depende de cómo funcione. Hay una ley en teatro: todo lo que funcione, no lo quites". Además, la directora asegura que otras ideas rondan su cabeza para aprovechar el espacio, como clases magistrales y conciertos exclusivos para un aforo reducido, aunque de momento son sólo planes.



Dependerá de cómo se desarrollen los acontecimientos. La productora Teatros con Encanto corre con el cien por cien de la inversión sin un presupuesto cerrado, en el que "lo único fijo son los gastos". De subvenciones, ni hablar. Pero a Bouza no le preocupa. "Siempre he trabajado así, y me encuentro muy amparada, hay muchos voluntarios que se están implicando y que aseguran que les encanta el espacio y les da muy buen rollo".