Javier Tolosa en La tempestad. Foto: Antonio Vicente.



El panorama teatral se va tiñendo poco a poco de Navidad. Las programaciones buscan al público infantil y juvenil con obras "pensadas para toda la familia". En esta coyuntura, surgen títulos como Tempestad, de la compañía Barco Pirata, que combina la seriedad del texto de Shakespeare con una puesta en escena capaz de llegar a todo tipo de públicos. La fiebre del poder y su ostentación, tan de actualidad, las conspiraciones, la esclavitud, el amor y la venganza llegan la próxima semana a las Naves del Español de la mano del director Sergio Peris-Mencheta: "En esta Tempestad nos hemos enfrentado al texto desde el niño que no termina de entender, que necesita que le expliquen y que también le entretengan".



Un espacio circular de unos ocho metros de diámetro, cinco actores que interpretan a más de 20 personajes subiendo y bajando de una cucaña y tres músicos realizan esta obra como si se tratara de un malabarismo circense. "Buscaba que el espectador tuviera un protagonismo central -señala Peris-Mencheta-. Lo único que tenía claro era que quería acercar Shakespeare al público. A partir de ahí, el proceso ha sido bastante colectivo." Organizada en cinco actos, La Tempestad que propone Barco Pirata se mueve en torno a una ficción que unas veces parece realidad y otras un cuento para hablar de la vida con las mayúsculas habituales en el bardo inglés, en este caso a través de una obra considerada como su testamento. El protagonista, Próspero, dueño de la isla en la que se mueve la acción, es interpretado por Víctor Duplá. Mencheta reconoce estar enamorado de todos los personajes: "Mi apuesta ha sido comprobar la luz y la sombra de cada uno de ellos. ¿No es por eso, en el fondo, por lo que actuamos?".