El director Cristóbal Soler.



De acontecimiento cabe calificar el estreno mundial de L' indovina (La adivina) de Salvador Giner (1832-1911), un valenciano amigo de Barbieri, Gaztambide y Arrieta. Era un músico de notable formación que cultivó, como tantos otros, la parcela sacra y que se volcó más tarde, con un buen bagaje, en lo camerístico, sinfónico y, singularmente, lo lírico. Esta ópera es un fruto de juventud, que muestra bien a las claras sus credenciales; de ahí el interés que ha despertado la convocatoria de esta tarde del Palau de la Música de Valancia. La interpretación correrá a cargo de la Orquesta de Valencia, la Coral Catedralicia, la mezzosoprano Cristina Faus, el tenor José Luis Sola, la soprano Svetla Krasteva y el barítono Àngel Òdena, todos ellos dirigidos por Cristóbal Soler, que es autor de la edición crítica encargada por el ICCMU.



El profesor Emilio Casares, director de este organismo, describe a L' indovina como una obra coral que posee una orquestación magistral y momentos musicales de extraordinaria belleza. En el acto II la música, muy dramática, refleja la confrontación entre las dos protagonistas. Nos recuerda el estudioso esta anécdota protagonizada por el maestro Serrano, quien en una visita a Giner descubrió por casualidad la partitura entre los papeles del compositor y le conminó para que "aquel tesoro de melodías allí escondido" se pusiera rápidamente en escena. Han pasado casi 150 años. Pero más vale tarde que nunca.