Carmen Machi y Cayetana Guillén Cuervo, en un momento de interpretación en Fuegos. Foto: Sergio Enríquez Nistal.
Un desfase insalvable abrasó a Marguerite Yourcenar cuando acababa cumplir 30 años. Estaba enamorada del escritor francés André Fraigneau. Pero no había manera de que fuera correspondida en plenitud. El problema: era homosexual. La comunicación entre ambos estaba encorsetada en el territorio del intelecto, mientras la carne anhelante de ella ardía sin encontrar la incandescencia cómplice que esperaba de él. La relación tuvo un desenlace previsible. Él acabó marcando las distancias. Y Yourcenar, sajada en lo más hondo, intentó aplicarse la terapia de la escritura para salir a flote. Así alumbró Fuegos, un libro que José María Pou ha llevado a la escena, con un plantel femenino de mucha altura: Carmen Machi, Ana Torrent, Cayetana Guillén Cuervo y Nathalie Poza.
"Cuando me plantearon este proyecto, tuve mis dudas. Hasta ahora no había trabajado en un texto que no fuera materia teatral en origen. Y cuando empecé a leer Fuegos me asusté, la verdad: eran soliloquios abstractos en los que apenas había acción", explica Pou a El Cultural, rodeado de sus cuatro heroínas. Aunque hubo un rasgo que le motivó: "Estaba lleno de imágenes poéticas fantásticas, muy poderosos". La pieza tiene una estructura fragmentada porque Yourcenar convocó a una serie de criaturas literarias e históricas para que le ayudasen a sobrellevar su pesadumbre. Y cada una suelta la rabia y los reproches que le hierven dentro. De todas ellas, Pou (y Marc Rosich, en cuyas manos se puso para dotar la obra de expresividad teatral) se quedaron con María Magdalena, Clitenmenstra (mujer de Agamenón, al que asesino por venganza) y la poetisa griega Safo. Además, se permitieron una audaz licencia: convertir en un personaje más a la propia Yourcenar.
Las cuatro convergen en la casa de la autora de origen belga, célebre sobre todo por sus Memorias de Adriano. Y allí intentan purgar sus penas, mediante la palabra. "Todas son mujeres abandonadas. Sin pretenderlo, hemos hecho un espectáculo que ahonda en el universo femenino, en la soledad desde la que deben alzarse de nuevo", advierte Pou. Los monólogos se alternan con los diálogos. Machi es la que lleva la batuta, pues es ella la que se mete en la piel de Yourcenar: "Siento un pánico extraordinario, pero es un desafío que me pone muchísimo. Creo que es un regalo para todos tener la oportunidad de escuchar a Yourcenar. Cada una de sus frases golpea profundamente". Dice, por ejemplo: "Dejar ser amado es convertirse en invisible". O: "El adulterio es una forma desesperada de fidelidad". O: "No puede construirse la felicidad sino desde los cimientos de la desesperación. Voy a ponerme a escribir".
Ana Torrent, Carmen Machi y Nathalie Poza. Foto: Sergio Enríquez Nistal
Nathalie Poza, que ha terminado la temporada en el Español precisamente junto a Pou en El cielo abierto de David Hare, encarna a Clitenmenstra. "Es una mujer que reivindica el derecho al asesinato del hombre que la ha vejado y traicionado", afirma. Agamenón había matado a su anterior marido y al hijo recién nacido que había concebido con él. Al final, en colaboración con su amante Egisto, consigue ahorcarle tras tenderle una trampa en unos baños. El retrato de Clitenmestra, más allá de algunas licencias de Yourcenar, está enmarcado dentro de lo ya narrado por la mitología. Quizá donde más se libera de patrones previos es a la hora de perfilar a Safo, a quien transforma en una acróbata que gira por circos y cafés. Es Ana Torrent quien levanta a la poetisa de Lesbos. "La metáfora de la acróbata es un acierto. Ella fue alguien que vivió siempre a caballo entre el cielo y la tierra", señala. Safo acabó suicidándose. Esa fue su manera de escapar al dolor. "Para Yourcenar todos estos personajes son vehículos de los que se sirve para entender el que está padeciendo ella".
Es difícil saber si Fuegos ha sido representada en teatro en alguna ocasión. Pou confiesa no tener noticia de ningún precedente. Y apunta que es muy probable que no existan: "Cuando nos pusimos en contacto con Gallimard para solicitar los derechos de la obra se extrañaron muchísimo de que quisiéramos hacer teatro con ella. Tuvimos que presentarles un detallado informe de nuestras intenciones para que nos la cedieran". Así pues su estreno este miércoles en el anfiteatro romano de Mérida cobra el relieve de un acontecimiento escénico de primer orden. Asomarse a una Yourcenar enfebrecida por el dolor y batallando con sus fantasmas puede estremecer hasta las piedras milenarias.