Arctic Monkeys presenta estos días su nuevo disco, AM.

¿Son Arctic Monkeys el mejor grupo de Inglaterra? ¿Y del mundo? Sin duda, esa es su ambición y cada vez están más cerca de conseguirlo. Su nuevo álbum, AM, publicado esta semana, suena tan moderno como es posible pero al mismo tiempo ya es un clásico. AM es el álbum más maduro, ambicioso y quizá el mejor de una banda que desde su irrupción en 2005 al calor del post punk y el auge del pop rock británico guitarrero y llenapistas no han hecho más que crecer y consolidarse como los más brillantes herederos de la tradición musical británica, la más importante de como mínimo los últimos cincuenta años. El testigo de los Beatles y los Rolling Stones está en buenas manos.



Los tiempos cambian, y pasan, y AM es una larga elegía del líder de la banda, el ínclito Alex Turner, al paso del tiempo. El universo de las discotecas indies y las grandezas y miserias de la vida nocturna siempre ha sido un leit motiv fundamental para Arctic Monkeys pero esta vez el paisaje que nos ofrece el disco no es el de una fiesta desbocada sino lo que queda de ella cuando la música se apaga y la sala está llena de colillas, botellas rotas, manchas de cerveza y personas mirándose al espejo con los ojos vidriosos. Así, en No. 1 Party Anthem, la canción más Bowie del disco, Turner describe esta escena: "Gafas de sol dentro de casa / Bombillas en el suelo y sudor en las paredes / Jaulas y astas / Termina con la búsqueda de tu alma o ponla otra vez a la espera".



La melancolía surge de las ansias de romanticismo en un mundo que no es precisamente romántico. La sensacional Why'd You Only Call Me When You're High? es un largo lamento por una amante que solo le llama cuando va drogada y en la rockera R U Mine? canta "Supongo que lo que quiero decir es / Continúo imaginando encuentros / Ojalá no deseara estar toda la vida". En Knee Socks, con un bajo que nos remite al soul rock, Turner recuerda a una novia que curó "su tristeza de enero" y la época "en que sabías quién llamaba aunque el número estuviera bloqueado". Es el desamor en los tiempos del smartphone.



Grabado en Los Angeles, donde la banda se ha trasladado en los últimos meses, AM es también el más americano de sus discos. Producidos por James Ford, su productor habitual desde Favourite Worst Nightmare (2007), han contado con las colaboraciones de destacados músicos de Estados Unidos como Josh Homme, de Queens of the Stone Age, o el batería de Elvis Costello, Pete Thomas. Algo les ha quedado del rock americano y han llovido las comparaciones con los Black Keys. La clave quizá la tiene el NME cuando sitúa a John Lennon como máxima influencia y puede detectarse en la experimentación etérea de un tema como la maravillosa Arabella en la que tiran de surrealismo y dicen que "Arabella tiene botas interestelares de piel de caimán". Esta es la fantasía de un grupo que aspira a ser los últimos románticos.