Medio siglo sin Édith Piaf
Diminuta de estatura, enorme en el escenario. De alma sombría y de voz luminosa, leyenda en vida, mito del siglo XX. Hoy se cumple medio siglo de la muerte de Édith Piaf. Francia recuerda estos días a su icono con un festival con actuaciones en los barrios en los que vivió la cantante, que tiene su propio museo en la capital. Mientras tanto, sus discos se siguen reeditando, su vida, bellísima en su tristeza, continúa llevándose al cine (hay más de nueve películas basadas en su biografía) y su paso por la música -de los cabarets más diminutos en las esquinas más olvidadas de París a lo alto de la Torre Eiffel- sigue siendo objeto de interés.
Piaf no lo tuvo fácil. Abandonada por su familia, se crió entre el hampa parisina, que la apodó La Môme. Sus apenas cuarenta kilos de feroz desgarro, su forma de cantar al amor y al desamor más doloroso y su capacidad para subir al escenario y emocionar sin micrófono la auparon a una gloria que disfrutó a su manera: malgastó su fortuna, se entregó al alcohol, sufrió una y otra vez por amor... y falleció de forma tristemente precoz, con 47 años. Atinó Jean Cocteau al definirla, Piaf fue y es "como el ruiseñor en abril, que sufre y se ahoga, cae, saca fuerzas, vocaliza, conmueve".
