Escenarios

Agrippina sube el tono en el Liceo

15 noviembre, 2013 01:00

La mezzo Sarah Connolly en la piel de la turbia Agripina. Foto: Clive Barda.

El teatro barcelonés presenta la controvertida Agrippina de David McVicar. La lucha intestina por el poder en el Imperio Romano aparece envuelta en una estética contemporánea y cargada de lascivia. Harry Bicket, director de la formación The English Concert y experto en Händel, gobierna el foso.

Entre EREs y planes de viabilidad el Liceo lucha por sacar adelante la temporada. Este año además el teatro barcelonés debe manejar el vacío de poder dejado por Joan Matabosch, fichado por el Real para relevar a Mortier. Su programación operística arrancó con una especie de popurrí verdiano, compuesto por fragmentos de Rigoletto, Nabucco, I due Foscari... Pero en sentido estricto comienza este sábado con la controvertida Agrippina del director de escena escocés David McVicar, una coproducción del Théâtre Royal de la Monnaie de Bruselas y el Théâtre des Champs Elysees.

La lucha intestina de Agripina por colocar a su hijo Nerón al frente del Imperio es presentada en este montaje con un envoltorio contemporáneo: los personajes lucen prendas y complementos actuales, Popea (aquí Daniele De Niese) brinda algún que otro striptease al ritmo de los compases handelianos, la cocaína corre por el escenario... ¿Es una distorsión fraudulenta de los propósitos originales de Händel y el cardenal Vincenzo Grimani, que firmó el libreto? A juicio de McVicar su apuesta está perfectamente justificada: "El texto de Grimani es una joya literaria, una pieza muy sofisticada, como la sociedad veneciana del siglo XVIII [la obra se estrenó en la Serenísima en 1709]. Esta es la clave de Agrippina: su sofisticación extrema. Tiene un toque urbano, tal y como podríamos entenderlo hoy. Y también humor. Son características que no se verán en sus óperas posteriores, las que presentó ya en Londres".

Harry Bicket, director musical, también tiene argumentos en su defensa, que expone a El Cultural: "Cuando se representó en Venecia los actores vestían ropa del momento. No iban con togas. Por eso no considero que haya ningún tipo de traición. Y al fin y al cabo estamos ante una historia muy actual: una serie de personas que intrigan para alcanzar más poder y mujeres que utilizan el sexo como instrumento para medrar". La ópera de Händel (compuesta en sus años de juventud mientras viajaba por Italia) tuvo un enorme éxito. Fue representada consecutivamente 27 ocasiones, algo extraordinario en la época. Para Bicket, director de la formación británica especializada en música barroca The English Concert y exhaustivo conocedor de las partituras handelianas, es "una obra maestra". "Adoro Agrippina porque está compuesta por un Händel que no tiene que demostrar nada. Me recuerda al joven Mozart, que componía sólo al dictado de lo que amaba. En todo lo que escribió después aparece Agrippina, más o menos disimulado. Aunque ya no tendría el atrevimiento y la frescura que posee esta pieza".

Harry Bicket, aparte de gobernar a la Orquesta Sinfónica del Liceo, toca el clavecín. Para simultanear ambas responsabilidades ha decidido elevar el foso: "Así estoy al mismo nivel que los músicos, de manera que puedo ver, tocar y dirigir. Ellos pueden escuchar mejor a los cantantes, lo que les hace sentirse más implicados en el desarrollo de la trama". El maestro británico cuenta asimismo con el apoyo de otro clavecinista, Jory Vinokour, que ejecuta alguna de las arias sobre las tablas. Un terreno en el que campeará la mezzo inglesa Sarah Connolly, en el papel de Agripina, en realidad escrito para una soprano, en concreto la célebre Margarita Durastanti. "Bueno, hay que tener en cuenta que en la época de Händel no existía la figura de la mezzo. Agripina está escrito para una voz muy baja, por lo que una mezzo alta puede abordarlo perfectamente". Es todo un desafío tanto para ella como para sus compañeros de reparto (Malena Ernman, Franz-Josef Selig, David Daniels...) acometer el belcantismo de Händel, por momentos endiablado.

Época dorada de Händel

Aunque Bicket confía plenamente en su técnica. "Es cierto que no resulta sencillo. Pero creo que en esta época dorada de Händel hay una serie de cantantes a la altura. El nivel es mayor que en los años 50 o 60". Esta época dorada tiene un punto de partida preciso: el bicentenario de su nacimiento, celebrado en 1985. "Cuando yo estudiaba en Oxford su ópera se consideraba irrepresentable: por la excesiva estilización de sus historias, por la rigidez formal...". Händel compuso más de cuarenta. Entre 15 o 20 se montan con cierta regularidad pero "queda mucho por investigar para poder representar el resto de títulos".