Cuarteto Emerson en el Auditorio

El CNDM está desplegando, entre otros ciclos, uno dedicado a recordar en su centenario la figura de Britten. En él se aloja el concierto que el día 21 va a ofrecer en el Auditorio Nacional el formidable cuarteto norteamericano Emerson, un digno continuador del Juilliard, el Lasalle o el Guarneri. Un grupo de raro equilibrio, de sonoridad sedosa y firme exactitud. Hay quien los tacha de fríos. Más bien diríamos que son austeros, rigurosos y severos. Cualidades que sin duda casan con el repertorio que llevan en atriles, que une al creador de Peter Grimes con uno de sus lejanos parientes, Henry Purcell. Cuatro Fantasías y la Chacona de éste se combinan con los Cuartetos 2 y 3 de aquél. Contrapuntismos emparentados a distancia de siglos.

Juan Diego Flórez dispara sus arias

El día 21 de este mes sonará en el Auditorio Nacional de Madrid, dentro del ciclo de Juventudes Musicales, la voz clara y argéntea del tenor lírico-ligero peruano Juan Diego Flórez, que abordará un copioso programa que incluye algunas de sus arias favoritas, como Una furtiva lagrima de L'elisir d'amore o A mes amis de La fille du Regiment, ambas de Donizetti. A su lado, páginas de Semele de Haendel, Il crociato in Egitto de Meyerbeer, Jerusalem de Verdi y Martha de Flotow. Hay presencia española, con romanzas de Luna, Guerrero y Serrano. Acompaña la Orquesta Nacional, que tocará algunas conocidas oberturas bajo la dirección del también peruano Miguel Harth-Bedoya.

Al Ayre, entre Nebra y Scarlatti

Desde 1988 el inquieto clavecinista y director Eduardo López Banzo gobierna el grupo Al Ayre Español, uno de los primeros que en esta tierra se amoldaron con mayor fortuna, precisión y respeto estilístico a las nuevas orientaciones interpretativas que en relación con la música antigua, barroca y clásica venían de Europa. Cada concierto de esta formación es buen ejemplo de fluidez, estimulante acentuación y espumoso fraseo. Rasgos que podrán verificarse de nuevo el día 21 de este mes en la sala Luis Galve del Auditorio de Zaragoza. El programa es el siguiente: cuatro cantadas al Santísimo de José de Nebra, la última la tan hermosa Entre cándidos, bellos, y tres sonatas y una fuga de Domenico Scarlatti, con el propio López Banzo al teclado.