Pedro Ruy-Blas. Foto: Noah Shaye.

El cantante Pedro Ruy-Blas, uno de los principales responsables de la modernidad jazzística española junto al mítico grupo Dolores, celebra cinco décadas de carrera con la publicación del disco 'El americano', que presenta en el Café Central de Madrid.

Algunos le conocieron por sus participaciones en grupos germinales del pop-rock español de los 60 como Los Príncipes, Los Grimm y Los Canarios, cuando sustituyó a Teddy Bautista al ser llamado éste a filas para cumplir el servicio militar. Otros, sin embargo, se engancharon a su canción a raíz de su primer disco, A los que hirió el amor, número uno en ventas en 1970. Y todos por ser la voz de Judas Iscariote en el musical Jesuscristo Superstar y de Jean Valjean en Los miserables. Menos gente le conoce, sin embargo, por su enorme contribución al jazz español, gracias a la puesta en marcha a finales de los 70 del mítico grupo Dolores, junto a Jorge Pardo y otros músicos visionarios de nuestra escena. Se llama Pedro Ample Candel (Madrid, 1949), pero hoy llega a nuestros oídos con el nombre de Pedro Ruy-Blas, convertido en un referente del jazz vocal patrio con cinco décadas de artisteo a sus espaldas, que ahora ha decidido celebrar con un emocionante disco, El americano (Warner, 2014).



A Pedro Ruy-Blas el veneno del jazz le llegó a través de esas otras geografías hermanas de la música negra: blues, el rhythm & blues, el soul... Junto al mencionado grupo Dolores el cantante logró algo que apenas había sucedido hasta el momento, exceptuando a los geniales Tete Montoliu y Pedro Iturralde: hacer del jazz español una imagen y no un espejo del eco estadounidense. "Eran tiempos de cambios, de arriesgar, de ser valientes y perseverantes, de nuevas armonías, de actuar con independencia sacando de quicio a los muchachos del traje y la corbata, esclavos del cruel sistema de las compañías discográficas y su eterno anatema: ‘Eso no es comercial'", explica a El Cultural el cantante, también baterista y compositor en aquella decisiva aventura.



Los discos de la banda, el homónimo Dolores, La puerta abierta y Asa-Nisi-Masa, sitúan a sus componentes en la órbita de Paco de Lucía, subrayando la personalidad del proyecto y la ausencia de todo tipo de complejos para improvisar con todas las buenas músicas. Y al jazz español se le quitaron las legañas. Alternando su amor por el jazz, Ruy-Blas saboreó también las mieles del éxito de los musicales: "El musical es otro mundo maravilloso que hasta entonces había pasado inadvertido para mí. Al conectar con él, indagué en su inmensa historia y lógicamente me enamoré hasta el tuétano, pues entre otras cosas constaté en mí a un actor, me sumergí en la tremenda disciplina que se requiere para salir cada día durante meses y meses a un escenario. Descubrí que un porcentaje enorme del North American Song Book del repertorio de grandes jazzistas pertenece al teatro musical, y me obligó a respetar mi propia voz, a aprender ciertas técnicas que imprimen una lírica muy apropiada y necesaria en alguien que quiere cantar jazz".



El cantante se encerrará durante la última semana de marzo en el Café Central de Madrid (del 24 al 30) para presentar este nuevo lote de canciones junto a su base rítmica, formada por el pianista Luis Guerra, el contrabajista Reinier ‘Negrón' Elizalde y el baterista Noah Shaye. Con ellos y otros solistas invitados como los saxofonistas Jorge Pardo y Bob Sands o el armonicista Antonio Serrano ha liberado una colección de clásicos cantados todos en inglés, porque a Ruy-Blas se le reconoce también como "traductor" pionero del jazz en castellano. "Hasta ahora no había conseguido grabar ninguno de mis discos sin sentir sobre mi espalda algún tipo de presión; esta vez todo fue de seda y, afortunadamente, eso creo que se percibe al escucharlo".



En la despedida, resulta inevitable volver sobre la genialidad mestiza de Paco de Lucía. "Le conocí cuando acababa de casarse con Casilda. Le había gustado mi disco Dolores y me propuso acompañarle como percusionista en su primera gira europea. Nos hicimos buenos amigos y a mí me robó el corazón con su música y su alegría. Se ha ido demasiado pronto, su huella es tan profunda que estoy todavía deshecho".