Pou, enjaulado por los recuerdos
Foto: David Ruano.
El zoo de cristal, el primer éxito de Tennessee Williams llega al Teatre Goya de Barcelona de la mano de Josep María Pou. La verdad y la ilusión de los recuerdos suben al escenario con toda su carga revolucionaria.
Fiel a su compromiso de incluir en su programación a los autores más importantes del siglo XX, Pou recupera la intensa historia de Amanda, Tom y Laura para mostrar un mensaje de gran actualidad, para enseñarlo a las generaciones venideras y crear con él nuevos espectadores. "Era el momento -señala a El Cultural-. Quería volver sobre estos personajes maravillosos. Aún me hace llorar su enorme humanidad, su sensibilidad. Estamos ante una familia que pasa dificultades económicas, que vive pendiente de un desahucio... Tennessee Williams saca poesía de esa cotidianidad porque nos cuenta su propia vida".
En uno de sus monólogos iniciales de la obra Tom/Williams contextualiza el lugar y el momento desde el que parte la historia: "Les llevo a una callejuela de Saint Louis. La época en la que transcurre la acción es un lejano período en el que la enorme clase media de los Estados Unidos se matriculaba en una escuela para ciegos. Sus ojos les fallaban, o ellos fallaban a sus ojos (...). En España había revolución. Aquí, sólo había gritos y confusión y conflictos obreros (...). Esta comedia son los recuerdos".
España y el Romanticismo
Pou precisa aún más: "Por un titular de prensa, ‘Franco triunfa', sabemos que se desarrolla en 1939. Para Tennessee Williams los acontecimientos en España de entonces tenían una connotación romántica, y esto se refleja en la obra. También muestra una coyuntura en la que el cine era el gran salvador de las clases humildes. Algún día habrá que analizar su papel".Los actores Miriam Iscla, Dafnis Balduz, Meritxell Calvo y Peter Vives protagonizan el primer éxito del autor estadounidense, estrenado en 1945. En la puesta en escena que podrá verse en el Teatre Goya, Pou ("que superviso ahora sin moverme de la butaca", señala sin perder un ápice de su energía) ha subrayado el carácter mágico de los recuerdos que transitan por El zoo de cristal. Al fin y al cabo, la historia transcurre en la memoria: "El espectador se encontrará con un espacio poco concreto, con muy pocos objetos sobre el escenario, dentro de un firmamento en el que todo flota". Finalmente, volverá a ser Tom quien mejor explique el secreto de esta obra, y quién sabe si de todo el teatro: "Tengo trucos en el bolsillo pero soy lo contrario del prestidigitador común. Éste les brinda una ilusión con las apariencias de la verdad. Yo les doy la verdad con las gratas apariencias de la ilusión".