Image: Celebración de Harding en Oviedo

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Escenarios

Celebración de Harding en Oviedo

30 mayo, 2014 02:00

Daniel Harding. Foto: Stina Gullander.

Frecuente visitante de nuestras salas de concierto, ya que no de las de ópera, Daniel Harding (Oxford, 1975) regresa a España, esta vez a Oviedo, que celebra este sábado, 31, el XV aniversario de la fundación del Auditorio Príncipe Felipe. Y lo hace con un programa de signo popular, muy substancioso que será interpretado por la Orquesta Filarmónica de la Scala de Milán, un conjunto avezado, sobre todo en materia lírica, pero sólido también para cualquier aventura sinfónica, dentro de las que posee un extenso historial de la mano de directores como Toscanini, De Sabata, Cantelli, Giulini, Abbado, Muti, Chailly, Gatti...

En atriles, las siguientes composiciones: Oberturas de Guillermo Tell de Rossini y La forza del destino de Verdi, Interludios de Manon Lescaut de Puccini, Cavalleria rusticana de Mascagni e I pagliacci de Leoncavallo y Sinfonía n° 9, Del Nuevo Mundo, de Dvorák, partituras de impulso, de ritmos prietos, de candente lirismo, de metodismo de altos vuelos, en las que tendrá mucho que decir el director británico, que ha mamado muchas de ellas directamente de músicos como el mencionado Abbado, con quien colaboró en distintas ocasiones en Aix-en-Provence y en Ferrara y con el que se repartió el podio para unas cuantas representaciones de Don Giovanni de Mozart.

Harding, en su día en las quinielas para ocupar el foso del Real, es un maestro todavía joven pero muy experimentado. Menudo de constitución, claro de gesto, ágil de movimientos, emplea una batuta corta, con la que diseña rectilíneamente el espacio y cuadricula de manera muy didáctica. Gusta de tempi ligeros y aplica texturas transparentes, siempre muy cuidadas gracias a una modélica planificación y a un manejo de las dinámicas muy estudiado. Sus versiones buscan la imposible objetividad y sus acentos a veces pueden parecer en exceso secos, lo que no empece para que posea una rara capacidad cantabile, que es especialmente estimulante al exponer pentagramas operísticos.