La noche justo antes de los bosques de Roberto Romei en Matadero

El teatro puede conmover, puede emocionar, puede estar sujeto a susceptibilidades y puede llegar a un espectro amplio. Los festivales españoles del verano, como Mérida, el Grec en Barcelona, Fringe Madrid o el Festival de Almagro, además de congregar a un público amplio, aglutinan a muchos oteadores y programadores de festivales internacionales que acuden a la cita con la idea de ver algunas de las obras con la intención de hacerlos viajar a sus países de origen y programarlos internacionalmente. En este caso, gracias a la colaboración del Programa de Internacionalización de la Cultura Española (PICE) de Acción Cultural Española (AC/E), han acudido Lieven Bertels, director del Festival de Sydney, Juan Meliá del INBA (Coordinador Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes de México) y Celso Curi director del Festival de Curitiba de São Paolo, con quienes hablamos de su visita y el sabor de boca que les ha dejado el teatro español y sus profesionales.



Meliá comenta que su visita a España, en esta ocasión, se ha basado en tres dimensiones diferentes: "Asistir a representaciones teatrales tan diferentes como el Festival Internacional de Almagro o el Fringe Madrid, el desarrollo de reuniones y la participación en rondas de negocios para el conocimiento de nuevas producciones españolas y su posible presencia en México", comenta. Bertels, que ha acudido al Grec y a Fringe Madrid, cuenta que "ha sido gratificante conocer a profesionales de la danza en Barcelona". Destaca el trabajo de Roberto Oliván, a quien no había visto en los últimos años. Aunque, sobre todo, sale encantada del Fringe al que ha acudido por primera vez. "Ha sido un descubrimiento. Es un festival con un buen público y una programación variada y aventurera presentada de una manera muy profesional en espacios bonitos. Este es el festival del futuro", promete.



Meliá alaba las nuevas tendencias desarrolladas en salas alternativas de pequeño formato. "Me han gustado mucho varias de estas salas que están desarrollando dinámicas muy propias y necesarias", apunta. Y apunta la labor de Matadero con "su amplia dimensión de centro cultural". Aunque prefiere no dar nombres de las obras que podrían viajar con él a México. Y este mismo secretismo guarda el australiano quien en cambio ya avisa de que hay dos obras con las que quiere negociar el viaje: "No puedo revelar cuáles son porque mantenemos en secreto nuestro programa hasta el lanzamiento oficial, pero ambas obras serían un buen escaparate para el talento español", apunta. Curi va un poco más allá que sus colegas y se atreve a dar algunos títulos: "Me gustaria mucho programar algunas de las obras que he visto, como A House in Asia, Numax y especialmente La noche justo antes de los bosques, de Roberto Romei con Óscar Muñoz.



El teatro español en ojos ajenos

Si hay algo de lo que se hacen todos eco es de lo mucho que ha afectado la crisis al sector pero, a su vez, las ganas que tienen las compañías de seguir trabajando y superar esta situación. "Se está viviendo un momento importante desde su nueva dramaturgia y sus nuevos espacios de representación", opina Meliá. "Muchas de las compañías han sufrido -continúa Bertels- pero las artes escénicas tienen una gran capacidad de resistencia y es reconfortante ver cómo muchas pequeñas empresas tienen un espíritu positivo". Si de algo hay que apenarse es de que las grandes compañías no participen más en la coproducción internacional como las de México o Argentina o como "el Teatro Real bajo la dirección de Gerard Mortier. Parece que las grandes empresas nacionales son totalmente invisibles en la escena internacional", concluye. Algo en lo que no parece estar del todo de acuerdo el mexicano ya que tiene la impresión de que "su intención de internacionalizar lo español, así como de servir de puente de lo Iberoamericano hacia Europa es clara".



En lo que todos coinciden también es en que "se cuenta con una infraestructura importante", en palabras del director del INBA. Este mismo discurso es el que emplea Bertels cuando comenta que "justo antes de la crisis se invirtió mucho dinero en infraestructura. Sería bueno que, cuando acabe, el gobierno apoye más los contenidos: el desarrollo de un nuevo trabajo, coproducciones internacionales, la formación profesional de los jóvenes productores, ayuda con la traducción, etc".



¿Teatro globalizado?

Hemos aprovechado la visita de estos programadores para preguntarles acerca de las diferencias teatrales por países y culturas. En un mundo globalizado en el que todo se conoce y se puede observar lo que se hace en diferentes puntos del mundo, el teatro también ha podido sufrir una homogeneización. Aunque no del todo. "El teatro entra en contacto con las representaciones de otros países por la presencia de compañías internacionales en sus programaciones", cuenta Meliá. "En México trabajamos más en poner en nuestros escenarios la representación mexicana que la dramaturgia internacional. Aunque la apuesta por los textos clásicos llama realmente la atención, si bien en otros países también son escenificados, aquí se observa una verdadera preocupación", concluye. De este hilo que no se rompe también tira Lieven Bertels cuando dice que "los dramaturgos españoles tradicionales, como Cervantes, son en gran parte desconocidos en el mundo de habla inglesa, lo cual se explica por la naturaleza introspectiva de las artes escénicas españolas", opina. Aunque destaca dos estilos teatrales que funcionan en el resto del mundo; el teatro surrealista / absurdo y el teatro físico. Y Celso Curi cree que "España no es muy diferente a Brasil, las diferencias son muy débiles", y hace un guiño al programa PICE y su programa de internacionalización.



En cambio, "entre las similitudes encontramos las pocas ayudas para las artes escénicas", critica Curi mientras que el mexicano encuentra también similitudes, por ejemplo, en la gestión con la diversidad de esquemas de estímulo a la producción, la presentación y la circulación, y en las preocupaciones de los creadores por hacer teatro vivo y comprometido con los temas actuales de interés hacia los diversos públicos. En el caso de los directores australianos como Neil Armfield, Lindu Hume, Barry Kosky y Simon Piedra están trabajando a escala internacional pero "parece que nunca se presentan en España", se queja Bertels. Además, cuenta que el teatro de Australia "está a menudo entre los británicos y la escena norteamericana. Es un mercado pequeño de solo 22 millones de personas y las distancias entre las grandes ciudades son enormes lo dificulta las giras", concluye.