Actuación de la orquesta Academia 150, especializada en la interpretación histórica

Torroella de Montgrí consolida su buena dirección con una de sus formaciones estrella, Academia 1750, que ofrecerá este viernes un concierto bajo la dirección de Alfredo Bernardini y la actuación de Laia Frigolé con obras de Francisco José de Castro, Caldara, Albinoni y Bach.

Hablábamos aquí no hace mucho de las buenas perspectivas del Festival de Torroella de Montgrí, que vive una nueva época desde que el pasado año se inauguró el nuevo Auditorio. Señalábamos que intervenía en dos de sus sesiones la orquesta barroca Academia 1750, agrupación residente fundada en 2006 y que se ha convertido en poco tiempo en una de las señas de identidad de la muestra, como continuadora en cierto modo de la ya histórica Camerata Lysy, que dirigiera durante años el ya extinto violinista argentino Alberto Lysy.

La formación ha sido gobernada por diversos especialistas como Ottavio Dantone, Marek Stryncl, Paul Goodwin o, singularmente, Alfredo Bernardini, que se ha convertido en su titular. Antiguo oboísta barroco, este músico italiano (Roma, 1961), fue alumno en Holanda de Bruce Haynes y Ku Ebbinge y formó parte, desde 1985, de la Orquesta Barroca de la Comunidad Europea. Luego ha colaborado con multitud de agrupaciones: Hespèrion XX, Le Concert des Nations, La Petite Bande, The English Concert, Amsterdam Baroque Orchestra... En 1989 fundó el conjunto Zefiro, en el que los vientos son protagonistas. Como instrumentista ha sido muy premiado y como director ha venido ampliando su actividad, cada vez más densa, al frente de diversos grupos, entre ellos algunos de los señalados. Es profesor, desde 2002, del ESMUC de Barcelona. Su entendimiento del universo barroco, su conocimiento de los estilos, de las técnicas de ataque, fraseo y acentuación, lo convierten en un intérprete nato y fiable.

Los instrumentistas de Academia 1750 son músicos especializados en interpretación histórica y pertenecen a los grupos más prestigiosos

Ese rigor y adecuación es lo que ha determinado, entre otras cosas, su perfecta simbiosis con los instrumentistas de la Academia 1750, que son músicos especializados en interpretación histórica y pertenecen, algo habitual en este tipo de formaciones, a algunos de los grupos más importantes del presente, como el citado Concert des Nations de Savall o Les Musiciens du Louvre de Minkowski, El Concierto Español de Emilio Moreno o Al Ayre Español de Löpez Banzo. La orquesta ha grabado con lisonjero éxito el oratorio Juditha Triumphans de Vivaldi (2008) y Sinfonías de Carles Baguer (2009).

Por todo ello se esperan con mucho interés estas nuevas actuaciones en el Festival. Sin duda ese concierto inaugural posee todos los ingredientes para fomentarlo. Se abre la sesión con Francisco José Castro, compositor español del XVII pero formado en Italia, que es donde se editaron sus partituras. Escribió ocho Concerti accademici a quattro. En este caso se interpreta el redactado en sol mayor. Una muy curiosa y estimulante rareza. Las demás obras exclusivamente instrumentales que lo acompañan son la Sinfonía de la ópera Dafni de Emanuele d'Astorga, de quien conocemos su partitura más famosa, un soberbio Stabat Mater, y el Concierto en re menor para oboe y cuerdas de Albinoni. La selección se completa con dos arias, Vanne, vivi, godi, regna, y Così la navicella de la ópera Scipione nelle Spagne de Antonio Caldara, y otra, Tale incauto è l'usignolo, de Zenobia in Palmira de Andrea Stefano Fiorè, y la cantata O holder Tag, erwuenschte Zeit BWV 210 de Bach.

Prestará su fresca voz la soprano Laia Frigolè, que se ha formado con relevantes profesoras afines al repertorio barroco, como Nancy Argenta, Lynn Dawson y Marta Almajano. También con el barítono Kurt Widmer y los tenores Gerd Türk y Marius van Altena. En el segundo concierto de la Academia intervendrá precisamente la inquieta Almajano. Se tocan y cantan piezas del Manuscrito Macworth de cantatas españolas, con títulos de Torres, Rabassa y Literes.