Warner Music

Es como una serpiente; ha mudado muchas veces de camisa sin dejar de ser él. Nothing Has Changed se anuncia como recopilatorio definitivo de David Bowie y hasta hoy lo es, ya que recoge una buena parte de los hitos principales en el camino del londinense durante el medio siglo que va desde su primer single adolescente, Liza Jane, hasta la flamante e imperiosa Sue (or In a Season of a Crime), compuesta como broche para esta ocasión. (Una canción frenética como una herida limpia que parece contar una oblicua historia de feminicidio "pasional".)



Todo en esa especie de I-Ching que es Nothing Has Changed se presenta marcado por la doble cualidad bowieana para la sugerencia artística intangible, simbólica y conceptual, y para obtener rentabilidad económica con música que logra ser atractivo producto de consumo. Desde su título (sacado de esa Sunday con la que se abría Heathen), como un ‘koan zen' que nos empuja contra la idea de un autor camaleónico y en permanente cambio, hasta los múltiples formatos con distinta portada y diferente orden de las canciones (el tracklist del 2CD en orden cronológico, el del 3CD cronológicamente inverso y el del doble LP a saltos), nos atrae intrigándonos. Sus distintas portadas son fotos tomadas en épocas diferentes que tienen como leitmotiv a Bowie mirándonos desde un espejo. No es Narciso, ni Dorian Gray. Es alguien que se reconoce en el pasar del tiempo y que lo logra buscándose en el otro, mirándose en nosotros para siempre.