Luis María Anson ayer en el Teatro Español.

"El periodista era el que, como decía Oriana Fallaci, hacía las entrevistas a la historia, el que nos llevaba por el mundo y nos enseñaba lo que ocurría". Con estas palabras presentó ayer Ignacio García May a Luis María Anson en el coloquio que, con motivo del ciclo "Voces de Madrid", tuvo lugar en el Teatro Español. Con el piano a la derecha de los participantes y a la entrada, en la cafetería, un chocolate con churros para cada oyente, el académico y el dramaturgo repasaron casi un siglo -el de Anson- de periodismo, literatura y teatro.



La velada comenzó con la condena explícita a los atentados de París y, en consecuencia, con una defensa decidida de la libertad de expresión. "Lo he repetido muchas veces, pero no está de más volverlo a decir -dijo Anson-: o se está en contra de libertad de expresión o se está a favor con todas sus consecuencias. Yo estoy a favor". El periodista recordó que, en democracia, la libertad de expresión solo tiene un límite, que es la ley nacida de la voluntad del pueblo expresada libremente. "Yo no he leído nunca el Charlie Hebdo, pero tiene todo el derecho a existir y, por supuesto, a publicar lo que considere", dijo el periodista, que recordó que él fue de los pocos que, en 1998, se mostró contrario al cierre del diario Egin.



A tono con la introducción de García May, que lamentó que la imagen del periodista "heroico" haya sido sustituida, en el imaginario popular, por la del periodista al servicio del poder, Anson mencionó los aprietos financieros en que se encuentran algunos diarios, y a ello achacó el "actual periodismo menesteroso" que se ejerce. El presidente de El Cultural resumió en tres las funciones del periodista. Una función primera y esencial que consiste en administrar el derecho a informarse de la sociedad. Una función segunda que es el ejercicio de un contrapoder, esto es, la obligación de elogiar al poder cuando lo hace bien y denunciarlo cuando se equivoca. Y una tercera por la que el periodismo, en su forma, ha de ser siempre considerado un género literario. "La literatura es la transmisión de belleza por la palabra escrita, un placer puro, inmediato y desinteresado, y el periodismo viene siendo, a lo largo del último siglo, el género literario por excelencia, como lo fue la poesía en el Siglo de Oro o el ensayo en el siglo XVIII". Anson recordó, en este sentido, el papel que, a su juicio, tuvieron diarios como el ABC, en cuyas páginas escribieron algunas de las "primeras espadas literarias" del país. "Todos los periodistas son escritores", dijo, "aunque no todos los escritores son periodistas".



Preguntado por García May acerca de sus primeros pasos en prensa, Anson destacó el ingenio con que los periodistas sorteaban la censura del régimen franquista, que tuvo, según él, unos comienzos "tan duros como las dictaduras de China o la Unión Soviética". "Había formas muy sutiles de criticar a la dictadura", dijo, y recordó a Luis Calvo (director de ABC durante los años cincuenta), que se inventó una serie de Terceras en las que hablaba de las muertes de distintos dictadores. "Esto, claro, duró un tiempo, hasta que la censura se enteró y le prohibieron continuar escribiéndolas". Anson contó anécdotas de su etapa de corresponsal, a lo largo de la cual cubrió guerras como la del Congo -con una crónica de aquella época ganó el Mariano de Cavia- y la de Vietnam, en donde estuvo siete veces. "Todas aquellas experiencias me enseñaron a rechazar la guerra en todas sus formas, me convencieron de que no hay guerras justas ni necesarias". El periodista, algunas de cuyas vivencias lograron estremecer al público, dijo no poder quedarse con un solo momento de su carrera -si acaso con una exclusiva, la de los Sonetos del amor oscuro de García Lorca, que consiguió tras veinte años de "búsqueda y persecución de la noticia"-, ya que "en el periodismo no existe el pasado".



Anson debutó precisamente en la histórica Tercera de ABC a los diecinueve años con un artículo sobre dramaturgia. "El teatro ha sido siempre una de mis grandes pasiones, quizá solo superada por la poesía", dijo. "Yo tuve la suerte de que, a los nueve años, no me llevaban a ver obras de Calderón, sino de teatro infantil, y eso hizo que, cuando crecí y pude ver por fin obras mayores, las apreciara en toda su plenitud". "¿Por qué nunca has escrito teatro?", le preguntó García May, a lo que Anson, que todavía hoy disfruta de entre dos y tres funciones por semana, replicó que "nunca" lo haría, pues dijo ser "un aficionado y nada más", alguien, en todo caso, que "sabe mucho de teatro porque ha visto mucho".