Frémeaux & Associés/Karonte

Se dice que fue la "primera gran dama del jazz" y poco importa que el título, por lo pronto, debiera compartirlo con cantantes femeninas coetáneas como Billie Holiday, por no hablar de Bessie Smith. Lo mismo da; hoy se sabe que la suya es una de las 5 grandes voces de toda la historia del jazz, por su timbre, su sentido del ritmo y su talento pionero para emplear la técnica del scat. Y por encima de todo, por su sentido y gusto cantando, y esa alegría vocal que siempre se traducía en felicidad. Sí, a Ella Fitzgerald le sucede como a los grandes maestros del género, que se la ama por ser una artista con una capacidad interpretativa mágica y propia, y por ser dueña de un talento creativo que hacía exclusivas todas sus actuaciones. E irrepetibles.



Este estuche de 3 CD's reúne sus actuaciones a su paso por el Olympia de París, en distintas comparecencias que tuvieron lugar entre 1957 y 1962, promovidas por ese productor de oro que fue Norman Granz. En los recitales se respira todo el júbilo vocal de la Fitzgerald a través de clásicos encendidos y luminosos en su garganta como Mack the knife, Singin the blues, Caravan, Saint Louis Blues, Satin doll, Airmail special, Take the A train, My funny Valentine... En total, 64 interpretaciones animadas por jazzistas de ley como los guitarristas Herb Ellis y Jim Hall, dos poetas de la cuerda. O braceros rítmicos con igual leyenda como el contrabajista Ray Brown y el baterista Jo Jones. El material no es inédito, pero aquí aparece compilado y con un sonido mejorado.