Israel Galván interpreta su coreografía Solo, que llevará a Granada el próximo 7 de junio. Foto: Luis Castilla

Las tablas del Centro Federico García Lorca soportarán una intensa actividad los próximos meses. Los días 6 y 7 de junio se desencadena el aluvión con Álbum, concierto dramatizado orquestado por Juan Manuel Artero y Azucena López Cobo. Música, palabra e imagen aliadas para desgranar la vida del poeta. "Desfilan los recuerdos de infancia, su familia, los compañeros de la Residencia, los escritores del 27, sus libros de poemas, las obras dramáticas que escribió y estrenó, su entrega al teatro del pueblo con La Barraca, el viaje a Nueva York y a Cuba y, finalmente, su regreso a Granada en aquel terrible verano del 36", enumera Artero. Ese collage impresionista y comprimido tiene un objetivo preciso: "Ser el primer recuerdo de algún futuro enamorado de Lorca". Piensa en todos esos estudiantes guiris que saturan las facultades granadinas.



El 6 de junio también María Fernández Ache presenta un espectáculo que hibrida Casa de muñecas y Yerma. Pertinente hermanamiento de Ibsen con Lorca, que denunciaron el confinamiento de la mujer en sus respectivas épocas y países. Profundizando en esa línea, la compañía granadina Teatro para un instante ofrecerá una lectura dramatizada de Yerma (4 de julio). Y Pablo Messiez dirigirá otra de Doña Rosita la soltera (12 de diciembre). Dos textos que derraman la visión lorquiana de la feminidad, atrapada tanto en el terruño rural como en el cerco provinciano.



Amor de don Perlimplín..., con dirección de Pepa Gamboa, será otro de los montajes levantados en el nuevo centro (noviembre). La fundación también escenificará la conferencia Teoría y juego del duende, que Lorca leyó en 1933 en Buenos Aires: "Todas las artes son capaces de duende, pero donde se encuentra más campo, como es natural, es en la música, en la danza y en la poesía hablada, ya que estas necesitan un cuerpo vivo que interprete, porque son formas que nacen y mueren de modo perpetuo y alzan sus contornos sobre un presente exacto".



Solo, básico y primitivo

Israel Galván suscribe hasta el último punto de la cita. Lo acredita con sus modales descoyuntados, heterodoxos. La veta lorquiana le viene por vía de su maestro, Mario Maya, que lo tenía en un pedestal. "Era casi como su conciencia", explica a El Cultural. "Convivía con su espíritu y acabó inculcándomelo a mí también". Hasta el punto de incorporarlo a alguna de sus coreografías más experimentales, como Torobaka, cuajada a medias con Akram Khan, donde suenan canciones como Los cuatro muleros, Café chinitas... Galván exhibirá en Granada Solo (7 de junio), el trabajo más primitivo y básico de su repertorio: sin partenaires y sin más acompañamiento musical que la percusión del taconeo. "Yo me expreso bailando. Aquí me veo como un poeta en esos cafés literarios leyendo sus escritos. Es un guiño a Lorca".



El guiño musical, más allá del concierto de El público de Mauricio Sotelo, lo ponen Gerald Barry y Francisco Coll. Ambos compositores han elaborado piezas inspiradas en la iconografía lorquiana, que se interpretarán en octubre. El músico español está armonizando para cuarteto de cuerda y piano sus Four Iberian Miniatures, donde tamiza la tradición popular a través de su sensibilidad. Un procedimiento que remite al propio Lorca, que hizo los arreglos y grabó algunas canciones plebeyas, salvándolas de la desmemoria del progreso. "Tenía en el escritorio un ejemplar de las obra completa de Lorca mientras las componía. Cuando dudaba por dónde debía seguir, su poesía y su teatro me decían el camino", confiesa Coll. Y es que Lorca nos sigue alumbrando.