Eloy Pericet.

De entre toda la estirpe de bailarines boleros que enmarca el apellido Pericet, el nombre de Eloy representó el rigor del sistema pedagógico que caracterizaba a la familia. Tras su abuelo, Ángel Pericet Carmona, y su padre, Ángel Pericet Jiménez, una tercera generación de bailarines cogió las riendas en la conservación de la Escuela Bolera, una de las mayores joyas que contiene la danza española. Ángel Pericet Blanco -el hermano mayor, fallecido en 2011- se centró en la coreografía y Eloy, en la enseñanza; las otras dos hermanas -Carmelita y Amparo- también se dedicaron al baile y la docencia, aunque en menor medida.



Eloy Pericet nació en 1932 en Sevilla -donde la familia tuvo su escuela- y pasó parte de su vida recorriendo el mundo con la compañía que formó junto a sus hermanos, y que mantuvo especial vínculo con Buenos Aires, ciudad en la que pasaban gran parte del tiempo. En los últimos años crearon el Aula de Danza Pericet en el Centro Andaluz de Danza de Sevilla, donde se recogieron gran parte de sus enseñanzas y coreografías.



La Escuela Bolera, también conocida como baile de palillos por el uso que se hace de las castañuelas, fue el género con el que la España romántica brillaba en los escenarios europeos durante los siglos XVIII y XIX; fueron los incipientes bailarines boleros quienes desafiaron a los afrancesados que trataron de imponer sus afectadas danzas de corte en nuestro país, y siguieron bailando a su manera, casi a escondidas -al anochecer- lo que dio pie a que se conocieran como bailes del candil.



Toda esa historia de tradición de la que mana la Escuela Bolera, su magia romántica y el gusto por el baile en pareja, fue lo que defendieron durante generaciones los Pericet. Eloy, como sus hermanos, respaldó la especificidad de la enseñanza de la Escuela Bolera, alejándola de la influencia del ballet clásico académico, que por similitud de formas ha terminado contaminando, en ocasiones en exceso, a los bailarines boleros. Su especial nomenclatura de pasos -alejada pero casi coetánea de la del ballet- llenaba sus clases de batararañas, voladas y briseles, aportando un aire único que remitía a los pasos ligeros y las formas redondeadas de varios siglos atrás. Eloy Pericet, desde el aula, garantizó la continuidad de esta forma de bailar y el respeto por la independencia de la Escuela Bolera.



@ElnaMatamoros