Solo el 8,17% de los actores españoles pueden vivir de su profesión
El coordinador del Área Asistencial de la Fundación AISGE, Iván Arpa; el director general de la entidad, Abel Martín; la presidenta de AISGE, Pilar Bardem, y el sociólogo Walter Actis, autor del informe. Foto: Enrique Ci
Según el Estudio sociolaboral del colectivo de actores y bailarines en España, un trabajo que la Fundación AISGE ha venido realizando a lo largo de todo este año 2016 a partir de más de 3.000 encuestas, solo el 8,17% ingresan más de 12.000 euros anuales.
A lo largo del último año, solo el 43 por ciento de los intérpretes realizó algún trabajo sobre los escenarios o frente a las cámaras, un índice de ocupación que representa un drástico retroceso respecto a los estudios anteriores. En concreto, los actores con trabajo en el sector eran el 66 por ciento allá por 2004, un índice que bajó hasta el 63 por ciento en el caso de 2011.
Y no solo sucede que una mayoría de actores no tiene empleo en su sector. A ello se le suma que quienes sí logran subirse a un escenario o pisar un plató obtienen unos ingresos muy modestos, a menudo ínfimos. Del total de actores y actrices españoles, solo el 8,17 por ciento cobran 12.000 o más euros anuales y, en consecuencia, pueden vivir de esta profesión. Si colocamos el listón en quienes cobran 30.000 o más euros del año y disfrutan de cierta holgura económica, resulta que hablamos de apenas el 2,15 por ciento del colectivo.
La fiabilidad de todos estos datos es muy alta. El Estudio sociolaboral del colectivo de actores y bailarines en España que ha preparado la Fundación AISGE se nutre de un total de 3.282 encuestas a actores y bailarines afincados en España. Esta muestra representa el 39 por ciento del colectivo de artistas e intérpretes.
Se trata de la tercera ocasión en que AISGE y su Fundación (consagrada al respaldo de los intérpretes audiovisuales españoles: actores, bailarines, dobladores y directores de escena) realizan una investigación sociolaboral de estas características, única en nuestro país. Las dos ediciones anteriores datan de los años 2004 y 2012. El mayor alcance de este estudio permite por primera vez diagnosticar aspectos como las diferencias entre actores en función de su comunidad de residencia o de su sexo. Y las conclusiones son también claras en ese sentido: la tasa de desocupación es seis puntos mayor entre las actrices que entre los actores.
El sociólogo Walter Actis, experto en la materia y responsable ya de los dos informes anteriores, ha dirigido este nuevo Estudio sociolaboral y rubrica sus más de 320 páginas, a las que se les suman varios anexos. La investigación de Actis constata que no solo ha bajado la tasa de ocupación, sino también los ingresos que obtienen aquellos artistas que sí logran trabajar. Entre los que cobran por su trabajo como actores, más de la mitad (el 53 por ciento) no supera los 3.000 euros anuales. En concreto, el 29 por ciento obtuvo menos de 600 euros durante todo el año (una media de 50 euros mensuales), mientras que otro 24 por ciento se quedó en la franja entre los 601 y los 3.000 euros. El desplome es evidente en este sentido: quienes obtenían menos de 3.000 euros al año eran el 34 por ciento en 2002 o el 45 por ciento en 2010.
Estas cifras definen un panorama muy complicado para los intérpretes profesionales, puesto que la tradicional intermitencia y precariedad de sus empleos se ha agravado notablemente tras la crisis económica. Las indagaciones de la Fundación AISGE muestran que la situación se ha agravado durante al menos los tres últimos años, en un contexto de "callejón sin salida": paro cada vez mayor, trabajo cada vez más precario y pocas soluciones alternativas o complementarias fuera del gremio interpretativo.
De entre quienes sí trabajaron como actores durante 2015, el 46 por ciento lo hizo durante menos de 30 días a lo largo de todo el año (30 por ciento en 2002, 42 por ciento en 2010). Por eso no hay manera de que a los intérpretes españoles les salgan las cuentas. Como se ha reseñado, poco más de 2 de cada 100 integrantes de la profesión obtiene unos ingresos superiores a los 30.000 euros anuales como fruto por su talento artístico. Para complicarlo todo aún más, se incrementa el porcentaje de trabajadores sin contrato ("en negro"): eran el 6,2 por ciento en 2011, pero han subido hasta el 11,7 por ciento durante este último año.
Ante esta grave situación de precariedad, los actores y actrices españoles buscan otras fuentes de ingresos: el 46 por ciento tiene habitualmente un empleo al margen de la profesión artística. El 13 por ciento encuentra ocupaciones más o menos relacionadas con el sector y el 33 por ciento, en trabajos que nada tienen que ver con los platós o los escenarios.
Los empleos ajenos al sector más habituales entre nuestros actores son, por este orden: docente, comercial, camarero, administrativo, autónomo, enseñanza de idiomas, hostelería, sanidad, teleoperador, traducción y azafato. Aquellos que pueden ocuparse en alguna actividad medianamente "afín" son quienes imparten cursos de interpretación o danza, o desempeñan tareas de producción, terapias de técnicas corporales, locución, música o canto, guion o dirección artística.
Pese a estos esfuerzos por complementar sus ingresos con otras actividades, el diagnóstico general resulta preocupante. El 32 por ciento de nuestros artistas acreditan unos ingresos globales (interpretación más otras ocupaciones) inferiores a los 600 euros al mes, lo que les coloca por debajo de la llamada "línea de pobreza" (665 euros mensuales). De ese 32 por ciento, el 7,5 recibe o ha recibido la prestación contributiva de desempleo, otro 7 por ciento obtiene subsidio y el 4 por ciento está acogido a alguna de las ayudas que ofrece el departamento asistencial de la Fundación AISGE. Los servicios sociales públicos apenas atienden al 1,3 por ciento. El respaldo de AISGE está permitiendo anualmente aliviar la situación de más de 700 familias de profesionales del sector.
La situación, ya de por sí preocupante, lo es todavía más si centramos el foco en las mujeres. Para empezar, en la tasa de desocupación como artistas, que se eleva al 51,6 por ciento entre ellas y desciende hasta un 45,4 por ciento entre los varones. Y para proseguir, en todas las demás variables. Las actrices trabajan menos días al año que los hombres, cobran menos, se enfrentan con mayor frecuencia al problema de trabajar sin contrato y sufren una inserción laboral más débil.
El estudio Situación sociolaboral del colectivo de actores y bailarines en España permite también, por la amplitud de la muestra, sacar conclusiones sobre la situación de los profesionales en función de su franja de edad. Y a este respecto el paisaje es, de alguna manera, ambivalente. Los menores de 35 años trabajan más que los de las generaciones anteriores, pero, en contrapartida, los ingresos que están obteniendo nuestros artistas emergentes son sensiblemente más humildes que los de sus colegas de más edad.
¿Dónde viven nuestros artistas?
El estudio promovido por la Fundación AISGE y la propia base de socios de la entidad permiten por vez primera realizar un análisis detallado de la profesión desde una perspectiva territorial. Más de la mitad de los artistas censados (el 53 por ciento) residen en la Comunidad de Madrid, mientras que Cataluña asume el 18 por ciento del colectivo. Andalucía es el hogar del 8 por ciento de los intérpretes españoles, mientras que la Comunidad Valenciana, Euskadi y Galicia acogen en cada caso al 5 por ciento de estos profesionales.Si cruzamos estos datos con las cifras generales de población podemos extraer alguna conclusión curiosa. Por ejemplo, que en España disponemos de 1,8 artistas de la interpretación por cada 10.000 habitantes, pero este índice se incrementa con creces (6,9 por 10.000) en la caso de la Comunidad de Madrid. Solo otras dos comunidades superan, por muy poco, la media estatal: Cataluña (2,0) y Euskadi (1,9). Asimismo, hay 1,5 artistas por cada 10.000 gallegos, mientras que todas las demás regiones se encuentran por debajo al umbral de una persona de la profesión por 10.000 habitantes.
La desocupación más elevada en el mundo profesional se registra en La Rioja, Asturias y Castilla y León, con niveles superiores al 60 por ciento en los tres casos. También es muy mala (por encima del 50 por ciento) la situación en, por este orden, Navarra, País Vasco, Andalucía y Comunidad Valenciana. Las comunidades con una situación laboral algo más halagüeña son Extremadura, Castilla-La Mancha y Baleares, todas ellas en torno al 33 por ciento como tasa de desempleo en el sector interpretativo.