Image: Neville Marriner, un siglo de elegancia e ironía sobre el podio

Image: Neville Marriner, un siglo de elegancia e ironía sobre el podio

Escenarios

Neville Marriner, un siglo de elegancia e ironía sobre el podio

El prolífico director, fundador de la Academy of St. Martin in the Fields de Londres, realizó más de 600 grabaciones, entre otras la banda sonora de Amadeus

3 octubre, 2016 02:00

Neville Marriner

El director de orquesta y violinista británico Neville Marriner (Lincoln, 1924-Londres, 2016) ha muerto este domingo a los 92 años. Neville, que ostentaba el título de caballero, fue el fundador de la Academy of St. Martin in the Fields de Londres, una de las orquestas de cámara más importantes del mundo. El presidente actual de la formación, Paul Aylieff, ha asegurado que el legado artístico de Marriner ha sido "inmenso". "Todos los que le conocían y trabajaron con él el echarán mucho de menos", añadió Aylieff.

Incluidos los músicos de nuestra Orquesta Nacional, que dirigió por última vez en enero del año pasado. En aquella ocasión abordó la Sinfonía n° 44, Fúnebre, de Haydn, compositor que defendió perseverantemente con su batuta a lo largo de su carrera. Grabó gran parte de las 104 obras de la colección del austrohúngaro, siempre con transparencia, impulso rítmico y ágil verbo. La gracia y la ironía de estas sinfonías tenían en él un valedor extraordinario. En realidad lo fue desde sus primeros tiempos de cualquier música del XVIII, especialidad de la St. Martin in the Fields.

Aunque en España, donde debía haber tocado este mismo mes convocado por Ibermúsica, recordamos sobre todo la elegancia con que se aproximaba a las partituras mozartianas. Inolvidables sus comparecencias junto a Alfred Brendel escanciando los conciertos del genio salzburgués, con el que desarrolló un vínculo existencial: "No habría sido capaz de sobrevivir a la miseria de la Segunda Guerra Mundial sin Mozart". Su banda sonora para Amadeus de Milos Forman certificaba la afinidad. "Sus sinfonías, sus conciertos y sus óperas fueron un salvavidas", recordaba en una entrevista con El Cultural.

Marriner nació en Lincoln, en el norte de Inglaterra, en 1924 y estudió en el Royal College of Music y en el Conservatorio de París. Empezó su carrera como violinista en la London Symphony Orchestra. Fue en esa época cuando fundó la Academia con un grupo de amigos con los que se juntaba a tocar en su casa y dieron su primero concierto en 1959, en la iglesia de St. Martin in the Fields, en el centro de Londres, muy cerca de la National Gallery. Hoy la Academia es una de las orquestas de cámara con mayor discografía del mundo.


Reconocido tres veces por sus servicios a la música de su país -la última vez en junio de 2015 por su Majestad la Reina Isabel II- Sir Neville Marriner ha sido también premiado en Francia, Alemania y Suiza.

Como músico, Marriner ha tocado con Toscanini y Furtwängler, con Joseph Krips, George Szell, Stokowski y su mentor Pierre Monteux. Antes de subirse al podio ejerció como violinista. Se formó a la vera de René Benedetti en el Conservatorio de París. Actuó como segundo violín en el Cuarteto Martin y fundó enseguida el Jacobean Ensemble al lado del histórico Thurston Dart, un especialista en música antigua. Más tarde dio clases de su instrumento en el Royal College entre 1949 y 1959 y formó parte de las orquestas Philharmonia y Sinfónica de Londres.

Pero ya le empezaba a picar el gusanillo de la dirección. Aunque su carrera como director de orquesta no empieza hasta 1969, después de sus estudios en América con el maestro Monteux, a quien debe su estilo limpio y frontal de exponer la música y de quien heredó ese sentido, realmente una intuición, para dotar de transparencia a las texturas y de cubrir los aspectos agógicos de manera fluida y natural.

En Estado Unidos fundó la orquesta de cámara de Los Ángeles, al mismo tiempo que desarrollaba el repertorio de la Academia londinense. En 1979 se convirtió en el director de la Orquesta Sinfónica de Minneapolis y de la Südwest Deutsche Radio Orchestra de Stuttgart, donde estuvo hasta finales de los ochenta. También era director honorario de la Orquesta de Cadaqués. Continuó trabajando con orquestas de todo el mundo como las de Viena, Berlín, París, Milán, Atenas, Nueva York, Boston, San Francisco and Tokio.

Sir Neville fue director musical de la Academia desde su formación en 1958 hasta 2011, cuando se convirtió en presidente honorífico y pasó la batuta de director musical al violinista Joshua Bell.

Con más de 600 grabaciones realizadas, se convirtió en uno de los directores más prolíficos. La banda sonora de Amadeus le sirvió para ganar popularidad y, de ese modo, aumentar los contratos. Fue una época muy diferente a la actual. Marriner lo tenía claro: "Ahora los músicos tienen que buscarse la vida. Por la mañana trabajan en una orquesta, por la tarde dan clases en una escuela y por la noche actúan en locales de jazz o en grupos de cámara. La situación es dura, pero les ha dado una mayor perspectiva". Aunque todos ellos tendrán difícil alcanzar los logros de Marriner, que, como prometió, ha muerto empuñando la batuta: "El día que me caiga del podio sabré que es la hora de retirarme".