Atalaya, Guirigai, Noviembre, Micomicón, La Zaranda... Hubo un tiempo en España en que el núcleo del sector escénico era la compañía estable. Su fórmula se desdibujó hace décadas a causa de las producciones express y de la falta de recursos pero todavía quedan algunas resistentes, ya con solera, que mantienen la fórmula -no tan rígida, eso sí- sobreponiéndose a crisis económicas, bandazos políticos y fracasos en taquilla. Reunimos diez formaciones que celebran aniversario y que resumen la historia de nuestro teatro reciente.
Atalaya
Ricardo Iniesta fundó Atalaya en 1983. Son por tanto más de tres décadas sobre las tablas. Pero hasta hace cuatro días, a pesar de haber recorrido 35 países de todos los continentes, apenas habían tenido presencia en los principales teatros de Madrid y Barcelona. Esa lamentable paradoja se ha corregido recientemente. La compañía sevillana vive una eclosión creativa que le ha llevado a coronar cuatro ‘ocho miles' escénicos entre mayo de 2015 y mayo de 2016: Celestina (Teatro Nacional Clásico), Marat/Sade (Lliure), Madre Coraje (Naves del Español) y Así que pasen cinco años (CDN). Brutal tour de force del que han salido airosos gracias al trabajo pertinaz de un grupo cuyos integrantes se conocen de memoria. "El aprendizaje constante, el entrenamiento y la investigación son las claves que proporcionan una identidad. ¿Nos podríamos imaginar que un club de fútbol contratase a futbolistas diferentes para cada torneo?", argumenta Iniesta. Ese labor de base lo realizan en el Laboratorio TNT, "el único centro internacional de investigación teatral en este país".
Guirigai
"Hasta hace poco vivíamos, a veces con dificultades, otras con éxitos, ahora se sobrevive". Es el diagnóstico de Magda García Arenal, actriz y productora de la compañía Guirigai, que está a punto de cumplir los 40 años de andadura. Ella también dirige la Sala Guirigai, radicada en Los Santos de Maimona (Badajoz). Allí se asentaron en 2004, tras abandonar Madrid. "Fue la mejor decisión que hemos tomado en nuestra trayectoria", apunta. Una trayectoria que estuvo muy cerca de verse truncada en 2011 por las dificultades económicas. Les salvó, por un lado, el apoyo social de una comarca, la de Tierra de Barros y Zafra-Río-Bodión, en la que cubren las ‘necesidades escénicas' de 350.000 habitantes. Y, por otro, "la lucidez de ir directamente a nuestras raíces creando dos espectáculos contemporáneos: Noche oscura ¡ahora! y La especie dominante", explica Agustín Iglesias, su director artístico. Hoy sigue contando con la confianza de festivales como el del Almagro, donde presentaron este verano El pícaro ruzante.
Micomicón
Una de las obras más emocionantes vista en los últimos años en el CDN ha sido El triángulo azul, sobre los españoles recluidos en Mauthausen, salvadores de cientos de fotografías que documentaban el horror. Ese trabajo les valió el Nacional de Literatura Dramática a Mariano Llorente y Lailla Ripoll, que ya habían acuñado su combinación de escena e historia en Trilogía de la memoria. Por esa vía siguen avanzando. Están embarcados ahora en un proyecto internacional sobre fosas comunes y desaparecidos en España, Polonia y la extinta Yugoslavia. En 2017 celebrarán su 25° aniversario explotando otra veta familiar para Micomicón, la de los clásicos: girando con Cervantes ejemplar y estrenando en La Comedia La judía de Toledo, de Lope.
La Zaranda
En su nombre oficial y completo esta formación histórica ya ironiza con el concepto de estabilidad: La Zaranda, Teatro Inestable de Andalucía la Baja. Especifican también su origen aunque están reñidos con él. Hace apenas unos meses trasladaron su sede fiscal a Madrid a causa de la poca atención que reciben en su tierra. Aunque ahora dicen que son de ‘ninguna parte'. Eso sí, en su nave de Jerez siguen cocinando sus producciones asentadas en un sustrato metafísico pero servidas con su retranca meridional. En 2017 cumplirán nada menos que 40 años. Lo harán sobre las tablas del Principal de Zaragoza, donde estrenarán su última obra, Ahora todo es noche. "En ella el hombre no es más que una sombra, indigente ya del cielo", dicen.
Ron Lalá
Si hay una compañía en España que sepa conjugar el verbo ‘arrasar' en su acepción más arrolladora, esa es Ron Lalá, fundada en 1996. Y eso que la crisis casi les arrasa a ellos antes de encaramarse al pedestal de la popularidad. "Estuvimos a punto de besar la lona. Los ayuntamientos no nos pagaban y ya no podíamos sostenernos", recuerda Miguel Magdalena, director musical del grupo. Los dineros no les llegaban para producir nuevos espectáculos. Hasta que Boadella se les apareció en el camino. Hicieron en el Canal una audición de su Siglo de Oro, siglo de ahora (folía) y se lo metieron en el bolsillo. "Estos tipos hacen exactamente lo que me gustaría hacer a mí si tuviera su edad", dicen que dijo el fundador de Joglars. Aquel montaje significó el gran triunfo que necesitaban. Salieron del underground del Alfil y se enseñorearon de plazas tan prestigiosas como La Comedia, de la mano de Helena Pimenta, también rendida a su fórmula combinatoria de humor, música, versos y mucho descaro.
Noviembre
Dirigir la CNTC interrumpió la labor de Eduardo Vasco al frente de Noviembre Teatro, compañía que se dio a conocer en la Cuarta Pared en 1995 con Camino de Wolokolamsk de Heiner Müller. El director madrileño se despidió de su equipo en 2004 con una versión de Hamlet. Y lo primero que hizo al volver, ya en 2011, fue retomar la senda shakesperiana, siempre de la mano de las versiones de Yolanda Pallín. En unos pocos meses levantó Noche de reyes, con la que giró por toda España. El éxito le empujó a reincidir en 2014 con un Otelo enfocado sobre los personajes femeninos. Y este verano se enfrentó a otro gigante de su dramaturgia: el sanguinario y acomplejado Ricardo III. "Shakespeare es inmortal por la traducción de los pensamientos y las emociones humanas a un lenguaje poético y por sus fascinantes arquitecturas dramáticas", explica Vasco, que tampoco se olvida de los maestros de aquí: este mismo año también le hizo un guiño a Cervantes, montando La ruta de Don Quijote de Azorín.
Yllana
Juan Francisco Ramos, Marcos Ottone, David Ottone, Joseph O'Curneen y Fidel Fernández. He ahí la alineación titular de Yllana, compañía nacida en 1991, con el humor gestual como epicentro de su propuesta teatral. Hoy día han ampliado su lenguaje, firmando espectáculos mestizos. A lo largo de 24 años de carrera, ya suman 27 montajes: ¡Muu!, Hipo, PaGAGini, Action Man... Los han servido en más de 2.000 funciones y han girado con ellos por 44 países. Desde 1996 regentan el Teatro Alfil, que han convertido en un fortín de las carcajadas y los gags. A principios de enero, en el Canal, festejarán sus 25 años en la brecha. Lo harán con una producción que han titulado Yllana 25, que busca deleitar a sus numerosos seguidores. A ellos han preguntado para seleccionar los 25 mejores sketches de toda su andadura. Sus fans los tendrán todos, concentrados. Inmejorable fórmula para repasar su originalidad y su potencial cómico.
Morboria
El espectáculo total. Es la aspiración de Morboria desde su nacimiento, hace 30 años, de la mano de Eva del Palacio y Fernando Aguado. Y a pesar de las carestías del sector siguen empecinados en alcanzarlo en cada montaje. El último, con el que han conmemorado la efeméride redonda de las tres décadas en activo, ha sido El burgués gentilhombre de Molière, que presentaron en el Olmedo Clásico este verano. "Fue una puesta en escena grandiosa, descomunal, para los tiempos que corren", explica Del Palacio, encargada de la dirección. Diez actores representaban a 47 personajes en mitad de un despliegue suntuosidades escenográficas. Estos fastos son posibles gracias al taller de diseño y realización que mantienen abierto desde 1983, un auténtica factoría de la fantasía de la que han salido dragones, bufones y monstruos mitológicos para sus espectáculos de calle, otra de sus especialidades.
La Cubana
La Cubana la fundaron en 1980 Vicky Plana y Jordi Milán (director actual). Nunca pensaron que llegarían tan lejos. Su nacimiento tuvo mucho de improvisación amateur. El nombre, por ejemplo, salió en una tormenta de ideas etílica. Sus montajes son una coctelera en la que siempre afloran unos ingredientes fijos: el juego como expresión escénica, la trangresión de estilos y espacios, los golpes de efecto continuos y sus personajes desbocados. Hoy se atoproclaman como una "compañía todoterreno". Aunque es cierto que han dejado en la memoria hitos en géneros tan concretos como la revista, a la que desempolvaron cuando ya era poco más que cartón piedra (Coméme el coco, negro). Estos días lucen en el Coliseum de Barcelona Gente bien: el musical, basado en el sainete de Santiago Rusiñol escrito en 1917. Los ‘cubanos' lo convierten en una opereta que ridiculiza la obsesión por la apariencia.
Uroc
El nombre Juan Margallo tiene resonancias señeras en el teatro español del último medio siglo. Aparece detrás de la fundación de formaciones legendarias como Tábano y el Gayo Vallecano, ambas con la irreverencia por bandera. Esperó hasta 1985 para botar su propia compañía, Uroc, con su mujer Petra Martínez como cómplice. A ellos les debemos la introducción en nuestro país de autores como Dario Fo. La bautizaron así porque Uroc se llamaba el bisonte salvaje que se desapareció en Europa. Conciben el teatro como un acontecimiento que se extingue al término de cada función. El grupo, de momento, tiene asegurado el futuro próximo, tras la sucesión en favor de Olga Margallo y Antonio Muñoz de Mesa, que arranca ahora una ilusionante etapa. Aun así, ni Margallo ni Martínez se alejan de las tablas, como comprobamos en el Español, donde tienen en en cartel hasta el domingo Una mujer en la ventana.
@albertoojeda77