Image: Urmana, el arte del claroscuro

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Escenarios

Urmana, el arte del claroscuro

4 noviembre, 2016 01:00

Violeta Urmana en el papel de Isolda en el Teatro Real de Madrid en 2014. Foto: Javier del Real

Sigue su curso, tras la visita de la mezzo Angelika Kirchschlager, de la que se esperaba más, el XXIII ciclo de lied, instalado desde hace años en el Teatro de la Zarzuela, organizado por el CNDM. Le toca el turno, el próximo lunes 7, a la lituana Violeta Urmana, uno de los fenómenos vocales más interesantes, atractivos y cambiantes de los últimos lustros, una voz singular y suntuosa, de timbre carnoso, emanado de una emisión canónica, bien enmascarada, redondeada y plena, que encuentra proyección en toda la gama, porque los registros están bien provistos: graves sólidos, amplios, naturales; centro exuberante, prieto, sensual; agudos contundentes. Arte para la búsqueda del claroscuro, del matiz.

Ya no está en su mejor momento la artista, esto lo sabemos. Sobre todo por el desgaste de una carrera ya larga, en la que se ha pasado, en camino de ida y vuelta, de un cuerda a otra. Unas veces era mezzosoprano -como en aquellos históricos Parsifales de Bayreuth a finales de los noventa-, otras soprano -de esta guisa cantó hace unas temporadas Lady Macbeth de Verdi y Gioconda de Ponchielli en el Real-. En todo caso, es artista de raza, convincente. Se podrá comprobar en este recital, en el que cantará lieder verdaderamente maestros de Schubert y de Strauss. Cuenta con el acompañamiento del siempre eficiente pianista Helmut Deutsch.