El jurado presenta a los 12 candidatos que, el próximo 27 de marzo, se enfrentarán en el Teatro Real por el Premio Valle-Inclán.

Cuenta atrás para la gran noche de teatro español. Reunido en Madrid el jurado del XI Premio Valle-Inclán, se han hecho ya públicos los nombres de los 12 finalistas del galardón, uno de los más prestigiosos de la escena teatral española. Concedido por El Cultural y patrocinado por la Fundación Coca-Cola, el Premio reúne cada año a lo mejor de nuestro teatro en torno a la figura de Valle-Inclán. Dotado con 50.000 euros y una estatuilla realizada por el escultor Víctor Ochoa, el premio nació en 2007 con el objetivo de reconocer el mejor espectáculo teatral que durante el año haya pasado por las salas madrileñas. Juan Echanove, Angélica Lidell, Juan Mayorga, Nuria Espert, Francisco Nieva, Carmen Machi, Miguel del Arco, Carlos Hipólito, Concha Velasco y Aitana Sánchez-Gijón han sido los diez ganadores en ediciones anteriores.



El nombre del ganador de la XI edición se dará a conocer, como ya es tradición, al final de una emocionante cena durante la cual, y mediante el sistema Goncourt, se van eliminando, entre plato y plato, a los 11 finalistas. La gala se celebrará el próximo 27 de marzo en el Teatro Real.



Presidido por el jurista y dramaturgo Antonio Garrigues Walker, el jurado de esta edición del Premio Valle-Inclán ha estado formado por el académico de la RAE y presidente de El Cultural, Luis María Anson; el director de Relaciones Corporativas de la Fundación Coca-Cola, Juan José Litrán; el redactor jefe de Cultura de El Mundo, Manuel Llorente; el subdirector de programación cultural de la Comunidad de Madrid, Ruperto Merino; el abogado y periodista José María García Luján; la periodista de RNE, Paloma Zuriaga; los productores de teatro Mariano Torralba y Robert Muro; la periodista colaboradora de El Cultural y editora, Liz Perales; el crítico y poeta Jaime Siles y el profesor Eduardo Pérez Rasilla y el crítico Javier Villán.



Y estos son los 12 autores, actores y directores que compiten este año por el Premio Valle-Inclán: Ernesto Caballero, Pedro Casablanc, Alfredo Sanzol, Sergio Peris-Mencheta, Mario Gas, Paco Becerra, Israel Elejalde, José Sacristán, Maribel Verdú, María Adánez, José Luis Arellano y Ana Peinado.



Ernesto Caballero, por El laberinto mágico

Ernesto Caballero

La Guerra Civil ha generado cierto hastío por su recurrencia. Pero, claro, si quien nos la cuenta es Max Aub, la cosa cambia. Enorme labor la de José Ramón Fernández sustanciando las seis novelas de El laberinto mágico en un espectáculo de dos horas, montado en el Teatro Valle-Inclán, que se nos anudó en la garganta. Caballero aprovechó el impulso de unos personajes que transpiran verdad. Deliciosa la ensalada de acentos de todas las Españas, por las que debiera girar. El director del CDN ha estado entre los finalista varias veces: Sainetes (2007), Auto (2008), El café de negrín (2011), Montenegro (2014) y Rinoceronte (2015).



Pedro Casablanc, por Yo, Feuerbach

Pedro Casablanc en Yo, Feuerbach

Pedro Casablanc sigue en estado de gracia. Lo volvió a demostrar en el Teatro de La Abadía con Yo, Feuerbach donde encarnaba a un actor envejecido que, a pesar de su incuestionable talento, se ve obligado a luchar por tener una segunda oportunidad.. Sacó a relucir una paleta interpretativa de extremos, desde la vulnerabilidad a la altanería. Jordi Casanovas condensó el texto original y Simón cristalizó una puesta en escena milimétrica. Ganador en 2015 del Premio Ceres al Mejor Actor en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida por Los cuentos de la peste y Hacia la alegría, es la primera vez que es finalista del Valle-Inclán.



Alfredo Sanzol, por La respiración

Alfredo Sanzol

Alfredo Sanzol nos demostró que es un artista radical y honesto. El dolor inmenso por la ruptura con su pareja, la actriz Lucía Quintana, lo destiló en La respiración, montaje que le permitió, de algún modo, volver a inspirar y expirar tras la asfixia del hundimiento sentimental. Muy de agradecer que, lejos de anegarnos con sus dramas, Sanzol apostase por una catarsis vivificante y optimista en la que el humor opera como pilar imprescindible. Esta es la cuarta ocasión en la que Sanzol compite por el Valle-Inclán. Lo hizo en 2012 por En la luna, y en las dos últimas ediciones, en 2015 por La calma mágica y el año pasado por Edipo Rey.



Sergio Peris-Mencheta, por La cocina

Sergio Peris-Mencheta

Sergio Peris-Mencheta firmó el espectáculo total del año en el Teatro Valle-Inclán. Hipnotizante su pandemónium de cacerolas entrechocando, comandas gritadas a voz en grito y fogones ardiendo como en el mismísimo infierno en la adaptación de La cocina, del 'airado' Arnold Wesker. 26 actores concentrados en un escenario a cuatro bandas. Un engranaje del caos en el que los sueños se evaporan y detonan las rencillas raciales. Muchos rostros televisivos como Silvia Abascal, Roberto Álvarez o Alejo Sauras ofrecieron su mejor versión. Peris-Mencheta es otro de los debutantes como finalista.



Mario Gas, por Incendios

Mario Gas

De Incendios se dice que es el mejor texto dramático escrito hasta la fecha en el siglo XXI aunque afirmaciones así no tienen mucho sentido. Basta decir que es pura dinamita emocional, que estalló en el Teatro de la Abadía. Prendieron la mecha grandes maestros. Mario Gas en la dirección: sobrio, poético y directo. Y Nuria Espert (ganadora en 2010), protagonizando otra lección interpretativa para enmarcar en las escuelas de arte drámatico. La actriz catalana no ha nacido para vivir de las rentas, sino para jugársela montaje a montaje. Grandes trabajos también de Laia Marull, Ramón Barea, Edu Soto, Alberto Iglesias… Otro de los clásicos del premio, Gas ya estuvo entre los finalistas en las ediciones de 2010, por Muerte de un viajante, y de 2012 por Un tranvía llamado deseo.



Paco Bezerra, por El pequeño poni

Paco Bezerra

Junto a Alberto Conejero y Josep María Miró, Paco Bezerra representa a una nueva generación de autores que apuestan por historias escritas a pie de obra. Su primera nominación al Valle-Inclán se debe a El pequeño poni, estrenado en el Teatro Cervantes de Alcalá de Henares y posteriormente repuesta en el Teatro Bellas Artes, el montaje aborda un tema de triste actualidad, el acoso escolar, centrándose en el caso sufrido por dos niños de Carolina del Norte en 2014. Premio Nacional de Literatura Dramática en 2009 por Dentro de la tierra y con exitosos montajes como El Señor Ye y los dragones o Grooming, Bezerra se consolida con un tema espinoso que tiene para él mucho de personal: "El acoso escolar es algo que ha marcado profundamente mi vida y con lo que he tenido que aprender a convivir durante años. Desde que escribo teatro el tema ha estado ahí, esperándome pacientemente".



Israel Elejalde, por Hamlet

Israel Elejalde en Hamlet

La unión entre Miguel del Arco (ganador en 2012) e Israel Elejalde dió como resultado una de las obras más conseguidas de 2016. Con unos juegos narrativos de gran valentía, Del Arco nos mostró un Hamlet diferente, más sofisticado si cabe, acompañado de unos personajes (Gertrudis, Claudio, Ofelia, Laertes, Polonio, Horacio...) poco reconocibles en el imaginario del corpus shakesperiano. Un Hamlet, que transita en un mismo soliloquio la tristeza del huérfano, el terror de la muerte, el vértigo del suicida, el humorista desatado y la pulsión del asesino, para el que, en palabras del propio Del Arco, se "necesitaba a un actor con una extraordinaria preparación técnica, con una cabeza bien amueblada y con la emoción y la valentía necesarias para adentrarse en territorios inexplorados. Ese es Israel". En definitiva, un montaje maduro y sincero que elevó aún más este clásico en la conmemoración de los 400 años de la muerte del bardo inglés. Solida candidatura del actor, que repite tras estar nominado el año pasado con La clausura del amor.



José Sacristán, por Muñeca de porcelana

José Sacristán en Muñeca de porcelana

"Desde que desapareció Fernando Fernán Gómez, el mejor actor español es José Sacristán", afirmaba sin dudarlo Luis María Anson en su Primera palabra. Y desde luego, el actor es uno de los nombres fuertes de nuestra escena, y ya estuvo nominado en la edición de 2015 por El loco de los balcones. Esta vez está entre los finalistas por su interpretación en el Matadero de Muñeca de porcelana, la pieza más reciente alumbrada por el dramaturgo David Mamet. Dirigida por Juan Carlos Rubio, la obra vuelve a encararnos con la crudeza de las luchas de poder: la competencia feroz, la rapiña macrofinanciera, la arrogancia, la testosterona descontrolada, los diálogos vertiginosos y viscerales, las trampas...



Maribel Verdú, por Invencible

Maribel Verdú en Invencible

Ganadora de todos los reconocimientos posibles en el mundo del cine, incluidos un par de Goyas, el Premio Nacional y la Medalla de Oro de la Academia, Maribel Verdú no se prodiga excesivamente en el teatro debido a su apretada agenda, pero sus incursiones siempre dejan huella. Así ocurrió con Un dios salvaje, la obra de Yasmina Reza que dirigió Tamzin Townsend y le valió la nominación al Valle-Inclán en 2009. Este año está de nuevo entre los finalistas por su papel en Invencible, una de las sátiras sociales más interesantes del teatro actual, en la que estuvo bajo la dirección de Daniel Veronese.



María Adánez, por El pequeño poni

María Adánez en El pequeño poni

A pesar de haber desarrollado la mayor parte de su carrera en el cine y la televisión, el encuentro de María Adánez con el fallecido Miguel Narros en 2005 despertó su vocación teatral, que se ha hecho patente en cada temporada, asumiendo retos cada vez más difíciles. Tras varias colaboraciones con el director Josep María Flotats (3 veces finalista) en obras como Beaumarchais o La verdad, que le valió su anterior nominación al Valle-Inclán en 2013. En esta edición se integra entre los finalistas por su sensible trabajo en la compleja obra El pequeño poni, de Paco Bezerra, un montaje basado en el acoso escolar sufrido por dos niños de Carolina del Norte en 2014.



José Luis Arellano, La Odisea

José Luis Arellano

Tremendo tour de force el de La Joven Compañía. En la primera parte del bautizado como "Proyecto Homero" abordaron la Odisea (recientemente acometieron la Ilíada) en el Conde Duque. Alberto Conejero (La piedra oscura) se ocupó de adaptar el texto clásico. La dirección de escena correspondió a José Luis Arellano que supo canalizar la desbordada energía de esta formación. Su montaje derrochó valentía y riesgo y tuvo el acierto de invocar a Homero para reflexionar sobre los orígenes de Europa, la guerra, la patria y la esperanza.



Ana Peinado, por Ana el 11 de marzo

Ana Peinado (izquierda) en Ana el 11 de marzo

Vieja conocida del Valle-Inclán, Paloma Pedrero (nominada en tres ocasiones) recuperó esta temporada su exitosa Ana el 11 de marzo, escrita en el primer aniversario de los atentados, en la que dejó constancia una vez más del teatro comprometido y apegado a conflictos sociales cercanos en el Teatro Español. Abordando la tragedia del 11 de marzo, cuando volaron los trenes de cercanías, la dramaturga quería hablar de la perplejidad que la barbarie provoca en tantas personas civilizadas. Fija el epicentro del impacto en un grupo de mujeres que intentan renacer de las cenizas de su dolor. La actriz Ana Peinado, debutante en las nominaciones, derrochó humanidad y hondura en un trabajo interpretativo inspirado y certero.