Una escena de Kissu, del Centre de Titelles de Lleida

El Festival Internacional de Teatro de Títeres Titirimundi de Segovia inaugura su 31 edición que este año ofrece un recorrido que aúna las artes de la marioneta más tradicionales con la vanguardia más experimental.

Tras la celebración de sus tres décadas en la pasada edición y ya consolidado como uno de los festivales de títeres más prestigiosos a nivel internacional, el Festival Internacional de Teatro de Títeres de Segovia Titirimundi arranca su 31 edición manteniendo su filosofía de trasladar la marioneta del ámbito infantil al adulto, convirtiendo este arte en algo universal y atractivo para todo tipo de públicos. Desde hoy hasta el día 15 de mayo 425 funciones inundarán Segovia, en cuyas plazas, calles, patios históricos, iglesias y teatros (30 espacios en total), se darán cita 37 compañías de 11 países que realizarán una media de 70 funciones diarias.



"Cada año nos planteamos la organización del festival como una aventura nueva, como un auténtico reto y festejamos cada edición como una proeza", asegura Julio Michel, fundador y director del festival. "La trigésimo primera edición es un momento para la expansión y para la difusión de las artes de la marioneta, que no parece que haya calado allende nuestras cercanas fronteras. En ese mas allá, incluidos muchos ámbitos teatrales y buena parte de la prensa especializada, siguen pesando la indiferencia y los prejuicios, hijos del desconocimiento y de la ignorancia", lamenta.



Este año, la participación española será una de las más ricas de todas las ediciones de Titirimundi. 18 artistas o compañías, procedentes de todos los rincones de la península conforman un riquísimo y variado abanico de propuestas artísticas que expresan la extraordinaria evolución artística del teatro de títeres en nuestro país. Entre otras, La Chana y su Vulgarcito, dramatización libre del famoso cuento Epaminondas, convertido en divertido espectáculo de teatro de objetos; así como La Gotera de Lazotea y su Mata de Albahaca, con un trabajo artesanal, lleno de ingenio, sutilidad y dinamismo; Mutis y su Maleta, misión espacial secreta, un montaje lleno de futuro desde la nave "Siesta Interestelar" sobrevolando el "plácido reposo" de la galaxia.



Desde la tradición oral y el juego llegan Rodorín y su Retablillo de títeres y cuentos, una obra donde no faltan ni la poesía, ni los cuentos, ni todos esos personajes que pueden salir de un saco; o Quitapesares y La larga lengua del cuento, con el maestro Federico Martín Nebrás. Desde el circo, Rocamora y su Solista, toda una lección sobre el equilibrio inestable de la marioneta de hilo; Mayalde, los juglares más originales de España, con ritmos y coplas heredadas del pueblo, que crean música a partir de aperos de labranza o cualquier objeto cotidiano; o el Centre de Titelles de Lleida y Kissu, una tierna historia entre un perro, una niña y su abuelo.



Uno de los ejes que vertebran esta edición es la mirada al teatro que se está desarrollando desde hace años en el País Vasco con dos propuestas puramente teatrales y cercanas al teatro de máscara, herederas de la Familie Flöz: Teatro Paraíso, que inaugurará el Festival con su estimulante versión del clásico de Perrault Pulgarcito, un cuento con mucha miga enfocado en la relación entre un hijo y su padre, en el abandono ante la ausencia de recursos para subsistir, y reclamando paralelismos con la sociedad actual, además de contar con una escena antológica a través del uso de calcetines; y Amour, de la compañía Marie de Jongh, un montaje para adultos que aborda la delgada línea que existe entre la desafección y el amor incondicional en un canto al encuentro entre diferentes.



El peso internacional del festival va en aumento cada año. "La participación internacional es una de las características importantes de Titirimundi. Este año es escasa, solamente estarán representados nueve países, pero siendo esta muy destacada", asegura Michel. Ya en la pasada edición Titirimundi colocó su foco en las artes escénicas de Rusia, el país con potentes tradiciones que se han cultivado como en ningún otro lugar y con corrientes artísticas que, gracias al maestro Obraztsov, representan una de las mayores aportaciones a la historia del teatro de títeres contemporáneo. Únicamente en los países del área de influencia soviética los títeres y marionetas se cultivaron con la misma intensidad y con el mismo interés, algo que, en cierta medida, parece que en Occidente se ha olvidado tras la caída del muro de Berlín. Nadie que se precie de amar y fomentar las artes de la marioneta debería obviar que Rusia sigue siendo una referencia imprescindible.



La Enciclopedia de los dragones, de la compañía rusa Teatro TEHb

Por eso, Titirimundi dirige su mirada hacia este lado del mundo ofreciendo dos propuestas: La Enciclopedia de los dragones, donde Teatro TEHb recorrerá el mundo de las leyendas europeas y de sus monstruos dentro de una "ambulancia teatral" para urgencias culturales; y uno de los principales maestros rusos en la técnica de los hilos, el artista Victor Antonov y su Circo en los hilos, un circo en miniatura para pequeños y grandes soñadores en el que se funden la agilidad y la destreza de la manipulación. Además, este año el Festival ofrecerá una conferencia sobre las artes de la marioneta en Rusia (día 12 de mayo a las 16.30h. en La Alhóndiga) a cargo de la prestigiosa directora del Festival BTK de San Petersburgo, Anna Ivanova.



Desde Francia con devoción

Una de las características de Titirimundi es privilegiar la vanguardia en el arte del teatro de títeres, pero manteniendo siempre la tradición. Descubrir novedades, pero también redescubrir aquellas que representaron un éxito y proporcionar la oportunidad de volver a verlas con otros ojos o de contemplarlas por primera vez. "Rusia y Francia son los grandes referentes del teatro de títeres en el mundo, por lo que no es casual que tengan tanta presencia en este festival. Desde ambos países surgieron las vanguardias en la primera mitad del siglo XX", destaca el director. De Francia salió a mediados del siglo XX otra de las grandes figuras que impulsaron la renovación y la modernidad de las artes de la marioneta: el genio francés Ives Joly, por lo que este país también cuenta con un peso específico en la programación del festival. Este año, además del Carrusel d´Andrea, construido por La Machine, de Nantes, emblema ya de Titirimundi, que volverá a girar su rueda de ensueño y a transportar a sus viajeros a través del universo imaginario de Julio Verne, otros 7 espectáculos representarán la tradición y la vanguardia, en definitiva, la actualidad titerera de ese país que, recién finalizada la Segunda Guerra Mundial, creó el primer festival mundial de marionetas.



Marina Montefusco y su compañía Le Clan des Songes, que desarrolla una suerte de teatro onírico minimalista cuya fuerza reside en las imágenes visuales, presentarán Frágil, una alegoría sobre la capacidad de superar nuestras propias limitaciones; el multidisciplinar Colectivo Aïeaïeaïe, ofrecerá Mi amor, mi conejito, un vodevil satírico compuesto por breves historias de amor bucólico, juguetón o trágico; la compañía Sacékripa llega con Vu, un circo en miniatura para adultos tan sutil como audaz y divertido que aborda esas pequeñas obsesiones de cada día; y Non Nova acerca La siesta de un fauno, la belleza de lo sutil, de lo casual. Un remolino de vida que agita unas frágiles bolsas de plástico elevándolas en una danza circular sublime. La historia del ser humano, creador y destructor, víctima de sí mismo.



Teatro callejero

Como viene siendo habitual, este año Titirimundi pretende mezclar las actuaciones de interior con las de calle, y quiere salpicar la ciudad de pequeñas carpas y espacios donde se desarrollen las diversas disciplinas callejeras. "Titirimundi siempre ha tenido una clara vocación ecléctica, como la vida misma. Aquí conviven la tradición, la vanguardia y la experimentación, sin conflictos artificiosos, sin presuntuosas actitudes exclusivistas, siempre atentos a la diversidad del público y a las inquietudes artísticas de los creadores e intérpretes", explica Michel. "El teatro de títeres actual se codea con las vanguardias teatrales, sin volver la espalda a la tradición". Y medio Teatro contará historias cómicas y conmovedoras en micro-funciones de 10 minutos dentro de una barraca lorquiana y Holoqué mostrará una pieza breve de teatro de objetos con "marionetas holográficas" en un diminuto teatro de estética inca. Además, con un estilo único, desde los Países Bajos Lejo asombrará gracias a un insólito espectáculo con música y sin palabras basado en la utilización exclusiva de las manos desnudas del titiritero y dos ojos de madera, y desde Dinamarca Alex Jorgensen con su Barti, esa marioneta movida con casi cien hilos, en un concierto delirante de guitarra y piano.



Uno de los hologramas teatrales de la compañía Holoqué

Representando al tradicional arte de teatro de títeres de cachiporra llegan Punch & Judy y Pulcinella, espectáculos y personajes en los que la parodia, la sátira, la burla, representan píldoras saludables y necesarias contra la hipocresía y el cinismo social. De la mano de Salvatore Gatto, los personajes de la Comedia del Arte, grandes enemigos de las mentes pacatas, desarrollarán ante los espectadores su popular repertorio, tan necesario para exorcizar los prejuicios y disfrutar desde los ojos de la inocencia. Y en el capítulo de marionetas de hilo, destacan la compañía belga Plansjet, músicos, artesanos y titiriteros que mostrarán en la calle sus marionetas danzarinas, talladas perfectamente en madera al ritmo de la zanfoña y el violín; y el francés Jean Philippe Huber, uno de los artistas de marionetas más reconocidos a nivel internacional, que en el Festival realizará dos versiones de sus marionetas suspendidas por hilos.



En palabras de su director, trasladar la marioneta al adulto siempre ha sido el logro más perseguido y celebrado del festival. "Basta con excitar la curiosidad del adulto para que se acerque a una función y desde ese momento estamos seguros del resultado". A entender del fundador de Titirimundi, "la capacidad evocadora, o conmovedora, de un muñeco es infinitamente superior a la de un actor. Ya lo decía Dario Fo cuando afirmaba que el teatro de títeres se expresa de una manera más intensa y esencial. Su naturaleza metafórica confiere a los títeres una fuerza expresiva excepcional". Aunque para Michel el problema no es el público, sino los gestores. "Algunos directores de Festivales de teatro, como Natalia Menéndez, del festival de Almagro, o directores de teatros públicos, como en su día Isabel Navarro, o Gerardo Vera, del CDN, ya lo han descubierto, y abrieron las puertas de sus prestigiosas instituciones a los títeres", reconoce Michel, "aunque, como decía al principio de esta entrevista, otros, menos sensibles, o menos informados y advertidos, siempre las pueden volver a cerrar. Lo dicho, como buenos saltimbanquis, siempre en la cuerda floja…", concluye rotundo.