Image: Europa ante el espejo de su Historia

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Escenarios

Europa ante el espejo de su Historia

21 junio, 2017 02:00

Juan Meseguer en un momento de la representación. Foto: Diego Conte

La compañía Nao d'amores estrena en Alcalá Europa, un montaje con dirección y dramaturgia de Ana Zamora basado en un texto de 1543 en el que el humanista español Andrés Laguna reflexiona sobre la situación, sorprendentemente análoga a la actual, del continente.

El Brexit, la crisis de los refugiados, el auge del euroescepticismo, el terrorismo islamista... En los últimos tiempos parece que el continente europeo se encuentra al borde del abismo y que el concepto de Europa como entidad política y cultural está agotado y caduco. Podría parecer que nos enfrentamos a problemas irresolubles e inéditos, pero nuestra época no es la única en la que el continente ha sufrido zozobras y situaciones complicadas que parecían no tener solución. Hasta el siglo XVI viaja la compañía Nao d'amores en el nuevo montaje que presenta esta noche en el primero de los festivales de teatro veraniegos, Clásicos de Alcalá, Europa, que míseramente a sí misma se atormenta y lamenta su propia desgracia. El título de la obra, con dirección y dramaturgia de Ana Zamora, se extrae de una cita de la declamación que el médico y humanista segoviano Andrés Laguna ejecutó en 1543 en la Universidad de Colonia, considerada uno de los primeros ejemplos de pensamiento europeísta.

El discurso de Laguna "una joya emblemática, el típico texto que todo el mundo conoce pero que casi nadie ha leído", asegura Zamora, nace en un momento muy concreto y ante una dramática realidad, el derrumbe en Europa del cristianismo, que hasta entonces era el vínculo común a todos los europeos. Entender ese contexto histórico es la clave para acercarse correctamente a un texto que guarda asombrosos paralelismos con nuestra realidad actual. "Para mí era importante tratar de no manipular. Una de nuestras motivaciones centrales a la hora de hacer teatro es la confianza absoluta en la historia para entender lo que somos y para poder modificar las sociedades. Cuando hay textos con paralelismos tan evidentes como este, todo el mundo los utiliza rápidamente a su favor", explica la directora. "Por eso me plantee hacer primero un análisis de esa Europa del XVI y compartir ese viaje del pasado al presente con el público. El espectáculo se abre con una charla introductoria de un gran experto en Andrés Laguna, Miguel Ángel González Manjarrés, que ha traducido el texto del latín, y ubica y contextualiza históricamente lo que significó en su momento y para qué lo escribe Laguna".

Es entonces, con el marco contextual claro, cuando podemos asombrarnos al advertir los puntos en común con un pasado que visto en perspectiva no parece tan lejano. "Estamos hablando de una Europa que ha perdido en aquel momento una justificación de unificación como era la religión y lo que propone Andrés Laguna, siempre desde un lado partidista", puntualiza la dramaturga, "es buscar esa vía de comunión entre los pueblos que le encuentra fundamentalmente en nuestros referentes históricos, en lo bíblico por un lado, lo que puede sustentar la pasada cristiandad, y por otro en los clásicos, la cultura clásica que como buenos renacentistas están recuperando y retransmitiendo e incluso reinterpretando en aquel momento". Sobre estas dos patas articula su proclama el intelectual, que "en aquel momento cada estado está tirando para su lado y buscando su propio beneficio, propone trabajar en esa vía de unión, respetando las diferencias, algo que es clave".

Otro aspecto que guarda resonancias con nuestro hoy es una encendida defensa de la cultura común europea como marco de convivencia más allá de diferencias de otra índole. "Hay un par de veces en que la propia Europa, lamentándose míseramente de su propia situación por boca de Laguna, habla de las guerras, las luchas, las traiciones entre sus propios pueblos, y hace hincapié en la destrucción de las artes liberales y de todo lo que tiene que ver con la cultura, pues es consciente de que es algo fundamental que sustenta una sociedad". Reivindica Laguna la cultura, como buen humanista, dándole la misma importancia a su pérdida que a la de los muertos en guerras o rapiñas. "Cuando uno escucha eso al lado de conflictos que tienen que ver con la sangre puede pensar que es una frivolidad, pero no, es clave ya que es esa falta de referentes culturales y de base intelectual que sustenta un país lo que al final hace que estemos como estamos, en aquella época y hoy".

Retrato de Andrés Laguna en la Real Academia Nacional de Medicina

Zamora reconoce la dificultad inherente que plantea la conversión de un texto de estas características en un montaje más actual, emparejado con "nuestro concepto actual de la teatralidad", pero advierte de la incipiente teatralidad de este tipo de declamaciones, que "no tenían nada que ver con el concepto que tenemos de un señor muy serio regañando desde un púlpito, sino que buscaban todo el rato estimulaciones de carácter pseudoescénico para conseguir trasladar su mensaje". Pero el propio Laguna en su lectura fue más allá, porque "si en un primer momento es él como intelectual quien se expone ante los príncipes electores en Colonia, más tarde, Laguna presenta a un personaje, Europa, interpretado por él mismo, que es quien debe contar su miserable estado. "No sabemos muy bien si era un cambio de voz o de actitud, seguro que no de indumentaria, pero es muy moderno en ese sentido, porque en el fondo lo que nos parece modernidad no es más que la recuperación de recursos teatrales muy primitivos", precisa la directora.

La dificultad de sustentar una obra tan compleja hace necesario el contar con un buen actor, en este caso Juan Meseguer, que Zamora conoce de su etapa en la Compañía Nacional de Teatro Clásico. "Es un actor extraordinario que, por un lado, tiene un sentido intelectual que le permite entender un texto tan complejo como este, y por otra parte, una experiencia y unas dotes actorales claves para hacer funcionar algo así", explica la directora. Además del trabajo de interpretación, el montaje cuenta con la participación de las músicas Eva Jornet e Isabel Zamora que con sus instrumentos renacentistas elaboran una sutil construcción atmosférica, propia de las obras de Nao d'amores. "Lo que nosotros hemos conseguido es que la música sea más que una ambientación. En el clásico, especialmente en el nuestro tan antiguo, hay que tener mucho cuidado porque en seguida empieza a sonar a mercado medieval, pero en nuestros espectáculos es parte imprescindible de la acción dramática", afirma Zamora. "Es clave para entender este momento estético como es el Renacimiento donde se están fusionando todas las artes y no se puede entender una cosa sin la otra".

El objetivo final de esta obra "lúdica a la par que educativa", es para Zamora "generar pensamiento, no dar respuestas, porque si las diéramos esto sería un panfletazo. Creo que la historia es circular y que tenemos que aprender de lo que ha pasado. Sería muy torpe por nuestra parte creer que podemos resolver cualquier problema partiendo de cero y olvidando totalmente lo que somos. Especialmente nosotros los europeos, que nos movemos en un ámbito cultural de referencias en el que es innegable que somos lo que somos por quien ha venido antes", defiende la directora. En ese sentido, considera que los evidentes paralelismos entre la sociedad de Laguna y la nuestra, "deben despertar inquietudes y dudas, la necesidad de encontrar soluciones a conflictos igual de grandes o mayores hoy que en su momento".