Image: Mariella Devia: Los cantantes jóvenes hoy tienen demasiada prisa

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Mariella Devia: "Los cantantes jóvenes hoy tienen demasiada prisa"

22 septiembre, 2017 02:00

Mariella Devia. Foto: Javier del Real

La honradez, la inteligencia, la técnica, el rigor y su amor incondicional (y siempre fiel) al bel canto hacen de Mariella Devia una diva legendaria. A punto de cumplir 70 años, ha decidido retirarse. Quedan pocas oportunidades para disfrutarla en vivo, como la que brinda la Lucrezia Borgia que presenta este sábado en la Temporada Lírica coruñesa.

Una diva de otra época que perdemos. La retirada gradual de Mariella Devia (Chiussavecchia, 1948) deja a los apasionados de la ópera huérfanos de una de sus figuras más excelsas, continuadora de la dignificación dramática que otorgaron al bel canto sopranos como Callas, Caballé, Sutherland y Sills. Porque este repertorio, recordemos, había sido lucido antes básicamente por cantantes con modales de jilguero (pirotecnia vocal sin poso interpretativo). Devia es una reminiscencia (muy candente) de aquellos tiempos míticos. Pero se nos va. Sus casi 70 años son incompatibles con el trasiego incesante por aeropuertos y teatros. Le pesa demasiado la maleta. Este sábado la tendremos en el Colón de La Coruña, encarnando la Lucrezia Borgia donizettiana. Una actuación histórica. Así lo confirma al teléfono desde Tenerife, donde acaba de impartir una lección magistral para jóvenes cantantes sobre I Capuletti e Montecchi.

Pregunta.- Algunos dicen que esta Lucrezia Borgia que cantará en La Coruña será su última aparición operística en España. ¿Es eso cierto?
Respuesta.- Sí, aunque volveré para dar dos recitales en 2018. Primero en Valencia, en junio, y luego en Madrid, en el Teatro Real, en octubre.

P.- Matabosch no ha conseguido entonces seducirla para embarcarla en otra ópera...
R.- (Ríe) Lo intentó pero yo ya no estoy dispuesta. Una ópera supone estar demasiado tiempo fuera de mi casa. La última vez fui a cantar Norma porque era de alguna manera una gala y se trataba de una producción que ya había hecho en Valencia. Estoy intentando poco a poco dejar de actuar. No es que me haya cansado de cantar pero estar todo el día con la maleta a cuestas me fatiga demasiado.

P.- Creo que sus compromisos no van más allá de 2018.
R.- Bueno, mi intención era terminar definitivamente el año próximo pero al final me han convencido para hacer otras dos actuaciones en 2019.

P.- ¿Y dónde será la última?
R.- Creo que en Palermo, en el Teatro Massimo. Surgió un poco de casualidad. Hablando con su director artístico un día, le dije que mi debut con una gran orquesta fue allí, en un concurso. La final era en el Massimo, así que fui a cantar un aria. Tenía 18 años. Al contarle aquello, me dijo que sólo podía cerrar el círculo en Palermo. Tenía razón, por eso accedí.

P.- ¿Y cantará la misma aria?
R.- (Ríe) No sé. Es algo que todavía no he pensado.

P.- ¿Cómo decidió dedicarse al canto lírico?
R.- Siempre he cantado. Mi boca siempre estaba abierta canturreando cuando era niña. Me ponía los discos de ópera de mis padres, con la Tebaldi, la Callas... La traviata, Rigoletto, Butterfly... Me encantaba, así que al final me matriculé en el Conservatorio de Milán. Fueron aquellos discos los que me descubrieron la vocación. En Italia la generación de mis padres, y las anteriores, estaban muy apegada a aquel patrimonio lírico, tenían claro que era la principal expresión cultural del país.

Quería acabar mi carrera en 2018 pero me han convencido para me despida en 2019, en el teatro Massimo de Palermo"

P.- Usted se queja de que ya no existe tal pasión. ¿A qué cree que se debe?
R.- Desde las instituciones el apoyo económico es cada vez más escaso y no hay dinero para armar producciones. Es muy difícil levantar una ópera. Supongo que prefieren invertir en otros campos que son más rentables que la cultura pero es un pecado perder nuestras raíces.

P.- ¿Entonces es pesimista respecto al futuro?
R.- No, yo sigo viendo muchos jóvenes que estudian ópera. Espero que consigan cambiar las cosas en los proximos años.

P.- Después de La Coruña, va a cantar Norma a Japón, donde se vuelven locos con la ópera. Qué paradoja, ¿no?
R.- Sí, lamentable paradoja, diría. Allí hay una tremenda pasión por la lírica. Es algo que se ha cultivado desde hace muchos años, no es un fenómeno reciente como pueda ser en China o Corea, donde han empezado más tarde.

P.- En España ha cantado muchísimo. ¿Qué importancia tiene en su larga carrera?
R.- Sí, ha ayudado mucho la afinidad del carácter español con el italiano. Además, aquí tenéis teatros maravillosos, muy activos y bien gestionados. Se trabaja muy bien.

Una profesora ‘muy pesada'

P.- Su voz se mantiene en muy buena forma a pesar de la edad. ¿Cuál ha sido la clave de su longevidad vocal?
R.- Seguramente, saber escoger el repertorio adecuado a sus características. Y la técnica. Igual que cualquier instrumentista, un cantante tiene que tenerla siempre muy presente.

P.- Usted imparte muchas lecciones magistrales de canto. ¿Cuál es el consejo en el que más incide?
R.- Aparte de la elección del repertorio, soy muy pesada exigiendo que no se descuide la música, la respiración, la entonación y la precisión.

P.- ¿Cuál es la principal diferencia entre las cantantes de su generación y la actual?
R.- Los jóvenes cantantes hoy tienen demasiada prisa. Aparte, tienen otro problema: se forman con diversos maestros y al final tantos consejos les crean una confusión terrible, que les impide forjar una personalidad artística propia. Yo sólo tuve una y cuando empecé a frecuentar los escenarios, tras el conservatorio, me emancipé. Dejé de escuchar las grabaciones de la Freni, de la Caballé, de la Scotto, aunque esta última la recuperé para preparar Norma... Llega un momento en que una debe hacer su camino, sin escuchar tantas voces.

P.- Usted le debe todo al bel canto pero ¿piensa que éste le debe algo a usted, que lo ha ido ‘predicando' por todo el mundo?
R.- Bueno, no me corresponde a mí decirlo. Si alguien lo considera así, me haría muy feliz, porque yo amo este repertorio y, aunque a veces me han ofrecido ‘desviarme', yo siempre le he sido fiel.

P.- Ya sé que es difícil pero ¿puede mencionar los dos o tres momentos más especiales de su carrera? R.- Diría los debuts en el Metropolitan y la Scala. Añadiría el del Carnegie Hall. También me hizo mucha ilusión el del Teatro Real. Siempre que iba a Madrid tenía que cantar en la Zarzuela porque el Real estaba siendo restaurado. Me decían: "El año que viene seguro ya podrás cantar allí". Pero al final siempre se retrasaba. Eso me creó cierta ansiedad por estrenarme en su escenario.

P.- ¿Cómo quiere vivir cuando caiga el último telón?
R.- Pues igual que vivo ahora cuando no estoy en el teatro: una vida normal cada vez más volcada en la enseñanza y en las clases. alberto ojeda

@albertoojeda77