Roger Guasch. Foto: Santi Cogolludo

Roger Guasch pondrá punto final el próximo marzo a algo más de cuatro años como director general del Gran Teatre del Liceu, institución que capitanea desde el mes de octubre del 2013, cuando sustituyó a Joan Francesc Marco. La desvinculación del directivo se produce de mutuo acuerdo con el Patronato del coliseo barcelonés, cuyo presidente Salvador Alemany ha destacado que Guasch ha decidido iniciar una nueva etapa en su carrera profesional.



Según un comunicado hecho público por el Liceu, el todavía director general ha contribuido durante estos años al "saneamiento económico de la institución", que desde hace tres temporadas ha vuelto a contar con equilibrio presupuestario, y "a la recuperación de su imagen y carácter social", dentro del Plan Estratégico y de Viabilidad 2014-2017. Precisamente el director general fue elegido a partir de una búsqueda profesional encargada por el entonces presidente de la institución, Joaquim Molins, con el objetivo de contribuir a su viabilidad en un periodo de crisis económica, así como a mantener y mejorar la calidad artística del Teatro y de sus cuerpos estables, Coro y Orquesta, a los que se ha destinado una parte significativa del incremento de ingresos.



Durante sus cuatro años de mandato, el Liceu ha mejorado su imagen y prestigio tanto a nivel local, nacional como internacional, y se ha desarrollado con buenos resultados en su carácter social. Esta primera fase cierra con la prórroga del maestro Josep Pons hasta la temporada 2021-22 al frente de la orquesta con el objetivo de finalizar este proceso de renovación. Desde el punto de vista social, el Liceu ha experimentado una apertura a la ciudadanía, otro de los objetivos del citado Plan, y además destaca la recuperación de los derechos audiovisuales en 2014, que ha permitido volver a situar el Liceu en las grandes pantallas de todo el mundo, así como desarrollar el proyecto de Liceu en el Territorio y Liceu a la Fresca. El pasado junio también se logró un acuerdo salarial que dejaba atrás el conflicto laboral de años anteriores, con amenazas de huelgas y suspensión de representaciones.



Similar tendencia al alza han demostrado en estos años los niveles de mecenazgo y patrocinio. Todo ello ha sido posible después de acometer un duro plan de ajustes que supuso, entre otras cosas como reducción de personal, la salida pactada del exdirector artístico Joan Matabosch, que en la actualidad ocupa ese puesto en el Teatro Real de Madrid. Le sustituyó en el cargo Christina Scheppelmann, una profesional con un perfil más orientado al mundo de la empresa y, por lo tanto, más sensible a las cuestiones contables.



A nivel creativo, en la etapa de Guasch, y bajo la dirección de Scheppelmann, se han combinado las propuestas más clásicas con apuestas rupturistas como Elektra, de Richard Strauss, con la dirección musical de Josep Pons o Tristán e Isolda en la versión de Àlex Ollé, de La Fura. Antes de irse, Guasch deja parte del trabajo hecho a su sucesor, de quien todavía no suenan nombres, pues ha sido responsable de diseñar y empezar a implementar el que tiene que ser el nuevo Plan Estratégico y de Sostenibilidad 2017-2021, que próximamente tendrá que ser aprobado por el Patronato de la Fundación.



En el mismo comunicado, Guasch ha asegurado que dirigir el Liceu ha sido un "privilegio", y ha valorado positivamente estos cuatro años además de agradecer la colaboración del Patronato, y especialmente de su presidente, de las administraciones, del Consejo de Mecenazgo, de los patrocinadores, y del conjunto de trabajadores, abonados y público en general, así como de su equipo más directo. Asimismo, el teatro ha querido poner en valor la gestión de Guasch durante esta etapa al frente de la institución, y agradecerle "toda su dedicación y compromiso".