Galicia se asienta sobre las tablas
Un momento de Antonio e Cleopatra
El festival Escenas do Cambio celebrado en la Cidade da Cultura de Santiago de Compostela, que alcanza ya su cuarta edición, reúne hasta el 10 de febrero trece espectáculos procedentes de cinco países e impulsa a los nuevos creadores gallegos.
Lo que persigue el programa de esta edición, más que en ningún otro año, es, en palabras de Pablo Fidalgo, impulsor y director artístico del festival, crear "un paisaje total, un paisaje que hay que entender con todo el cuerpo". Se ha buscado "la esencia de la disidencia", idea que articula la selección de creaciones del proyecto este año, para lo que se han reunido una serie de obras que "cuestionan y revierten las leyes y las reglas del mundo en el que vivimos".
Las creaciones seleccionadas "nos devuelven a los gestos esenciales: la risa y el llanto, la conversación y el silencio, el duelo y la fiesta, el amor y la amistad", afirma Fidalgo, estableciendo una evidente reacción "contra el manoseo de las palabras, de las imágenes y de lo espectacular". Esta idea marca la obra con la que se inaugura esta edición de Escenas, Antonio e Cleopatra, del portugués Tiago Rodrigues, una libre adaptación de la tragedia de Shakespeare interpretada sólo por los bailarines Sofia Dias y Vítor Roriz, que se estrenó en Lisboa en 1994 y desde entonces ha sido representada en teatros de todo el mundo, por ejemplo, en el Festival de Avignon de 2016.
Las demás obras mantienen también el carácter vanguardista de ésta, que es, de hecho, el espíritu que define a Escenas do Cambio. Especialmente llamativa a este respecto resulta Una tirada de dados, una "conversación a tres bandas y en dos partes" entre los conferenciantes Pedro G. Romero y Filiep Tacq y el bailarín Israel Galván, sobre el poema Un coup de des... de Mallarmé. La pieza se estrenó en la Universidad de Lovaina en 2016, y es la primera vez que se representa en España.
Además, el festival surge con vocación amalgamadora: las producciones de compañías y artistas consolidados conviven con obras de nuevos creadores. La intención de crear un conjunto total se extiende también al ámbito geográfico: Escenas do Cambio pretende ser, desde el momento mismo de su creación, un punto de encuentro entre Galicia y el resto del globo. El proyecto ha intentado, desde el principio, traer por primera vez a Galicia a "muchos artistas que llevan años girando por el mundo y que nunca habían venido aquí", como los italianos Daria Deflorian y Antonio Tagliarini, que presentan Reality, una reflexión sobre la vida a medio camino entre lo escénico y lo coreográfico.
Israel Galván en Una tirada de dados
Política y poética
Al mismo tiempo que facilita al público gallego acercarse al panorama escénico internacional, el festival santiagués no descuida a los artistas de su región. Fidalgo presume de haber conseguido "que creadores gallegos como las compañías Voadora y Maquinario presenten sus trabajos en el extranjero, especialmente en Francia". La creación gallega está representada también en el festival por Félix Fernández y Estela Lloves. Pero, recuerda Fidalgo, "no nos importa solo la exhibición, sino también la formación de los creadores gallegos". Es por esto que el proyecto incluye también talleres que permiten expandir la creatividad.El festival mantiene "una postura política y poética fuerte en cada pieza que presentamos, sea desde el texto, el cuerpo o la voz". Por ejemplo, una de las líneas de programación que defiende Fidalgo es el trabajo con comunidades, como realiza Voadora (que ya en 2016 presentó una versión libre de Don Juan con una comunidad de personas mayores de Santiago de Compostela), que este año muestra Garage, con extrabajadoras de la fábrica de Citroën de Vigo.
Hay también otras obras con un componente reivindicativo en cuanto a lo político-social, como Displacement, del sirio Mithkal Alzghair, una pieza de coreografía que pretende meditar, a partir del cuerpo, sobre la cuestión siria, sobre la realidad que atraviesa ese país, con la dictadura, la revolución, la guerra y la destrucción que todo ello conlleva y que va mucho más allá del daño material: la pérdida del hogar, la nueva condición de refugiados y los daños en la identidad derivados de todo lo vivido.
Fidalgo es consciente de que "no podemos competir con los presupuestos de los grandes teatros o centros de creación en Madrid o Barcelona", pero, al mismo tiempo, presume, orgulloso, de que "en cuatro años hemos conquistado un espacio importante, nos visitan programadores extranjeros, los festivales de escena contemporánea en Europa nos han invitado a una red europea…" Este trabajo en red es una característica de Escenas do Cambio desde la primera edición, y este año colaboran con entidades como el Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (INAEM), el Ayuntamiento de Santiago y el Centro Dramático Galego, así como instituciones internacionales, como el Instituto Francés, el Instituto Camões o el Instituto Italiano de Cultura.