Un momento del distópico y turbulento Proyecto Edipo

Gabriel Olivares aparca la comedia para subir a los escenarios Proyecto Edipo, una entrega en la que el mito de Sófocles impregna un montaje con desafíos apocalípticos e inquietantes guiños a la tauromaquia.

La nueva etapa del Teatro Fernán Gómez (y por extensión del Centro Cultural de la Villa), en la que ha puesto su sello Nacho Marín, toma impulso con dos montajes que, partiendo de textos clásicos y de las emociones humanas más ancestrales, conectan con temas de gran actualidad, como la violencia de género y el protagonismo de la tauromaquia. Otelo a juicio, escrita y dirigida por Ramón Paso, llegará a la sala Jardiel Poncela el día 11 para revisar el clásico de Shakespeare desde una perspectiva sexual, racial y feminista, mientras que en la Guirau se representará Proyecto Edipo a partir del jueves 13 de la mano de Gabriel Olivares, que desgaja la historia de Sófocles en una doble propuesta planteando preguntas ensambladas por un mismo aliento trágico.



Olivares y su compañía TeatroLab Madrid (que han estado este verano en el escenario del Teatro Galileo con la comedia Ding Dong) se ponen ahora más serios con este Edipo que quiere ser un juego de espejos entre la obra, el mito y su inmarcesible reconocimiento universal. No es algo nuevo para el director de Burundanga. Edipo ya estaba en su imaginario desde los veinte años, etapa en la que escribió una versión que le ha servido ahora para desarrollar este nuevo desafío escénico. "El clásico de Sófocles sobrevuela todo el tiempo nuestra función. Su sombra se proyecta en cada escena de esta fábula futurista sobre una España sin corridas de toros", explica el director a El Cultural.



"He dejado que Sófocles se exprese con absoluta libertad. Está lleno de regalos y de lecturas". Gabriel Olivares

Porque lo que plantea Olivares son dos funciones en una. En la primera nos encontramos una revisión de la tragedia clásica envuelta en un futuro en ruinas, apocalíptico, donde Tebas aparece oprimida por una atmósfera humeante y polvorienta. Nos encontamos algo parecido a un laberinto, quién sabe si un pasadizo o un calabozo... En la segunda nos trasladamos a la distópica España de 2030 en la que el protagonista se encuentra recluido en un psiquiátrico acusado de ser matador de toros. "Aunque por el argumento pueda parecerlo, nuestra función no plantea el debate de toros sí o toros no. Está más en consonancia con el hecho de que la tragedia y los toros son casi sinónimos". Las dos piezas quedan enlazadas de una forma simbólica. Olivares -que prepara también un espectáculo sobre la conciencia- considera poético este nexo de unión: "Como todas las conexiones, por cierto. El destino, lo llamemos como lo llamemos, nos persigue. No podemos huir de él porque está dentro de nosotros mismos. He dejado que Sófocles se exprese a través del texto contemporáneo desde la más absoluta libertad. Creo que los clásicos están llenos de regalos y de lecturas para el creador de nuestros días".







Proyecto Edipo cuenta con las interpretaciones de David DeGea, Carol Verano, Asier Iturriaga, Silvia Acosta, Alba Loureiro, Abraham Arenas, Guillermo Sanjuán, Javier Martín, Alejandro Cueva y Montse Rangel. Venci Kostov y Maije Guerrero han apoyado a Olivares como ayudantes de dirección y Felype de Lima ha realizado una escenografía que mezcla impactantes imágenes con austeridad y quietud, "como la que muestra el torero en la plaza", puntualiza Olivares. Para el director, la tragedia es como un círculo que parte de lo más irracional: "Te persigue y siempre te encuentra". Pese a la contundencia de los planteamientos escénicos, Proyecto Edipo no habla, para Olivares y su equipo, de denuncia: "Ponemos el ojo en la diferencia, en las minorías, en esa zona indeterminada que dejan las sociedades actuales al diferente".



@ecolote