Especial: Lo mejor del año

El músico desplegó su pianismo elegante y profundo en varios recitales por toda España. Dejó claro que su edad no es obstáculo para brillar a las teclas. Die Soldaten fue la ópera que nos avasalló, la música del Año Murillo el acontecimiento más original, Dudamel la batuta más destacada y La Grande Chapelle nos regaló el disco del año.

Joaquín Achúcarro

Varios conciertos







Desde sus 86 esplendorosos años este pianista bilbaíno nos saluda en un estado de forma increíble. Estamos ante un artista que, al cabo del tiempo, ha ganado en saberes y en gobierno, acrecentando conocimientos y profundizando en los pentagramas. Esa evolución ha avanzado en pararelo a la maduración de su concepto interpretativo. Y también a su manera humanista de acercarse, desde el espíritu más depurado, a la materia musical. Hoy posee una tímbrica tersa pero poblada de atractivos claroscuros, de irisaciones emanadas de un contacto muy natural con el piano. La sonoridad que fabrican sus manos y su pedal es rica de armónicos, de reflejos muy variados y está siempre íntimamente conectada con el sentido profundo de lo que interpreta. Rasgos que no nos cansamos de admirar en él, sin que nos importen en absoluto las episódicas notas falsas. Achúcarro ha manifestado su incontestable autoridad en todas sus actuaciones a lo largo de este 2018. Acaba de dejar maravillada a la audiencia del Maestranza de Sevilla, a la que, en didáctica costumbre suya, se dirigió entre obra y obra para ofrecer explicaciones. Un pianista que avanza camina la eternidad.



Die Soldaten

Teatro Real







Avasallador espectáculo el que cristalizaron al alimón Pablo Heras-Casado y Calixto Bieito. El primero, que ha cuajado su meteórica carrera a base de retos a cual más mayúsculo, reconoce que sin duda afrontar la endemoniada partitura de Bernd Alois Zimmermann ha sido el mayor de todos. Dirigió una orquesta descomunal (combo de jazz incluido) encaramado en los andamios diseñados por Bieito, una estructura metálica que fagocitaba a los cantantes/personajes y los escupía como metralla de un conflicto bélico estéril. El compositor destiló su traumática experiencia en la II Guerra Mundial, que a la postre le condujo al suicidio. Su grito de horror, emparentado con el de Munch, sonó atronador y doliente en el Teatro Real.



Año Murillo

Fahmi Alqhai. Sevilla







Hace pocas semanas nos hacíamos eco en estas páginas de la importancia que tenía la música en la amplia serie de celebraciones organizadas en Sevilla en torno al aniversario del pintor Bartolomé Murillo. Las actividades musicales han tomado especial relevancia en esta conmemoración gracias a los oficios y a la inventiva del violagambista Fahmi Alqhai, programador también del Festival de Música Antigua, FEMAS, que se de- sarrolla en la capital andaluza en primavera. En las últimas semanas se viene disfrutando de una programación de altos vuelos desarrollada por los mejores intérpretes de la música antigua y barroca: Les Arts Florissants, La Ritirata, L'Arpeggiata, Gli Incogniti... Un gran acontecimiento que ha de ser destacado.



Gustavo Dudamel

Mahler Chamber Orchestra. Scherzo







Este músico venezolano, hijo del famoso Sistema puesto en marcha por Abreu, inició su carrera de director como un meteoro y pronto empezó a ocupar puestos de relevancia. Sus portentosas facultades le han hecho ir demasiado deprisa, antes de alcanzar la plena madurez. Pero posee talento a espuertas. Fue muy discutida su actuación en el Concierto de Año Nuevo de 2017, en donde de todos modos hizo algunas cosas de mérito. Su última visita a Madrid ha sido con la Mahler Chamber Orhestra en el ciclo de Grandes Intérpretes de Scherzo. Tras una olvidable Sinfonía n° 3 de Schubert, brindó una sorprendentemente madura Sinfonía n° 4 de Mahler, bien estructurada y explicada, con los necesarios toques expresionistas.



Antonio Soler. Obra vocal en latín

La Grande Chapelle. Lauda







El infatigable Albert Recasens volvió a regalarnos la recuperación de nuevas partituras de nuestro patrimonio musical. Lo hizo en el disco Antonio Soler. Obra vocal en latín, editado por Lauda, donde sacó a relucir una faceta suya mucho menos transitada que las composiciones que firmó para clave. Recasens y su ensemble La Grande Chapelle bucearon en el archivo del Monasterio de El Escorial, en el que se encuentran más de 300 piezas del cura de Olot, discípulo de Nebra. De ahí entresacaron algunas obras inéditas escritas para dos coros y conjunto instrumental. Todo el disco expresa una alta concentración de belleza y está grabado con un mimo musicológico exquisito, marca de la casa Recasens.



Flamenco. María Pagés

Una oda al tiempo







La imparable capacidad de María Pagés para la creación no deja opción al reposo y ya forma parte de su extensa trayectoria. Su último espectáculo, Una oda al tiempo, podemos considerarlo como lo más destacado del año por su alta calidad artística y por la originalidad de los conceptos que aportó, ofreciendo una visión, espiritual y nueva, de la danza flamenca. Se estrenó en los Teatros del Canal y se representó con gran éxito en la Bienal de Sevilla. Según Pagés, “la obra plantea desde el flamenco una reflexión ética y artística sobre el presente”.



Jazz. Kamasi Washington

Heaven and Earth







El año que ahora acaba se reservó en el almanaque con letras luminosas el lanzamiento del nuevo trabajo del último gurú del género: Kamasi Washingon. Heaven and Earth (Young Turks Recordings) generó gran expectación. Y la espera de sus adoradores mereció sin duda la pena. El corpulento saxofonista californiano no falló. Firmó otro fogonazo de música viva, orgánica, conectada y atravesada por mil estéticas, desde la psicodelia al afrobeat, pasando por el free jazz o el rap. Insistimos: no es música nueva, pero lo parece. Enorme disco y enorme actitud.