La Escuela Superior de Música Reina Sofía sigue trasfundiendo talento musical a la sociedad. Este año arranca su curso con otra buena nueva, anunciada por Paloma O’Shea en la rueda de prensa de presentación de la nueva temporada: “Al Cuarteto Goldmund, que terminó en junio su estancia de cinco años con el profesor Günther Pichler en nuestro Instituto Internacional de Música de Cámara de Madrid, le acaban de ser asignados los cuatro Stradivarius que posee la Nippon Foundation”. La fundadora y presidenta del centro educativo no disimulaba su satisfacción ante tal nombramiento, otra pica más de la Reina Sofía en el panorama musical internacional, donde brillan decenas de sus exalumnos.

“Para hacer una idea de la importancia de este hecho, basta decir que sus antecesores en el uso de esos instrumentos han sido el Cuarteto de Tokio y el Cuarteto Hagen. Os podéis imaginar la alegría que nos da”, ha añadido O’Shea, muy contenta también al presentar a Òscar Colomina como nuevo de decano de la escuela. Sustituye a Fabián Panisello, que pasa a encabezar la cátedra de composición. Pronto empezará a seleccionar a los alumnos de esta nueva iniciativa que enriquece la paleta didáctica de la institución.

Colomina llega con avales de sobra para emprender una ilusionante etapa. “Viene de ser director de Música de la Yehudi Menuhin School de Inglaterra, y profesor de orquestación de la Royal Academy de Londres. Es un músico muy destacado que se formó en Valencia como violinista y después en la capital inglesa como compositor y director, primero en la Guildhall con Malcolm Singer y después en la Royal Academy of Music con Simon Bainbridge”. De su faceta como compositor, hay que resaltar que su obra ha sido defendida por orquestas de tanta alcurnia como la Philarmonia de Londres y la Filarmónica de Los Ángeles.

“Es un gran honor asumir esta responsabilidad en la Escuela Reina Sofía, que comparte principios fundacionales con la Menuhin School. Particularmente, la pasión por la excelencia y la valoración de la individualidad de cada músico”, ha señalado Colomina, que no se incorporará a tiempo completo hasta el próximo uno de abril, ya hasta esa fecha mantiene su vinculación con la Menuhin School. En los próximos meses estará a caballo entre las dos ciudades, rematando sus compromisos allí y familiarizándose con las peculiaridades de su nuevo destino aquí.

Los alumnos de la escuela están viviendo en estos primeros días del curso grandes emociones. El dos de octubre recibieron la visita de Gustavo Dudamel, sin duda una figura muy inspiradora para cualquier joven con vocación por la música clásica. Además, en las últimas jornadas los componentes de la Orquesta Sinfónica Freixenet están ensayando bajo la batuta de Pablo González el programa (Concierto para violín y orquesta en re mayor, op. 77 de Brahms y la Patética de Chaikovski)  que esgrimirán el próximo miércoles 23 en el Auditorio Nacional, en el concierto inaugural de la temporada 2019/2020. Un concierto, por cierto, organizado en colaboración con la Fundación BBVA, que un año más colabora con la escuela patrocinando la Cátedra de Viola y la Sinfonietta, su ensemble especializado en música contemporánea.

La Escuela Reina Sofía además retoma su impulso de la composición actual. Es algo que ha hecho desde sus orígenes, aunque intermitentemente –sobre todo al hilo de aniversarios- a lo largo de sus tres décadas de trayectorias. O’Shea y su equipo han conseguido embarcar esta vez a al compositor inglés Harrison Birtwistle. Además, para ese mismo programa están ideando nuevas partituras Jörg Widmann, Francisco Coll, Antoni Ros-Marbà y Fabián Panisello. Materia prima que acabará en manos de los 157 alumnos de 34 nacionalidades que llenarán las salas de la escuela a lo largo de este curso.

@albertoojeda77