Cines, teatros, museos, auditorios, salas de conciertos… Todo cerrado hasta nuevo aviso. En medio de la incertidumbre generalizada a causa de la pandemia del coronavirus, el sector cultural lleva varios días calculando por cuánto le va a salir la factura, que sin duda será muy alta. La magnitud de la situación hace complicadas las estimaciones, pero la Asociación para el Desarrollo de la Propiedad Intelectual (ADEPI) se aventura a dar una cifra: el PIB cultural, que representa el 3,5 % del total de España, podría reducirse en 3.000 millones de euros durante los próximos meses debido al “inevitable cambio de hábitos de consumo” al que obliga el confinamiento de los ciudadanos.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este martes tras el Consejo de Ministros una serie de medidas urgentes y excepcionales para suavizar el golpe que esta crisis repentina ha empezado ya a provocar en la economía del país y en el mercado laboral. La principal es una inyección de 200.000 millones en la economía —procedentes de las arcas públicas y del sector privado, cantidad equivalente al 20 % del PIB de España—. “Será la mayor movilización de recursos de la historia democrática de España”, ha señalado el presidente.
También ha anunciado Sánchez la flexibilización de los impuestos que han de pagar los trabajadores autónomos —colectivo al que pertenecen muchos profesionales de la cultura— y de los ERTE (Expedientes de regulación temporal de empleo), uno de los términos laborales más pronunciados en los últimos días, medida que permitirá a las empresas prescindir de sus trabajadores mientras dure la crisis del coronavirus, sin tener que llegar a despedirlos. No obstante, en primer lugar se abogará por las reducciones de jornada. Entre otras medidas, se incluye además la exoneración de las cotizaciones a la seguridad social para las empresas que mantengan el empleo y la eliminación de los requisitos en cuanto a tiempo cotizado para poder cobrar la prestación por desempleo.
Todas estas medidas de carácter general se han decidido en el Consejo de Ministros de este martes 17 de marzo. El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, se reunirá a partir de mañana con representantes del sector para trasladarles estas medidas, para que “puedan analizarlas y posteriormente puedan elevar sus inquietudes al Ministerio”, señala Cultura en un comunicado. No obstante, portavoces de los distintos gremios que forman parte de la industria cultural, que da trabajo a 700.000 personas, reclaman medidas específicas para un sector vulnerable y con numerosas peculiaridades.
La Asociación de Cámaras del Libro de España cifra en 1.000 millones las pérdidas que va a sufrir el sector del libro de nuestro país debido a la crisis del coronavirus, lo que supone un tercio de la facturación anual del gremio. En un comunicado recuerdan que el sector es la primera industria cultural de España y señalan que "editores, libreros y distribuidores comparten una tipología de empresas pequeñas, incluso microempresas, que suponen un 70% del tejido del libro y que están en riesgo de supervivencia". Por eso piden al Gobierno medidas específicas para ayudar al sector, como un plan especial de compra de libros para bibliotecas, un bono para la adquisición de libros por parte de los ciudadanos, lo cual consideran que además de ayudar al sector incentivaría la lectura, así como cheque-libros que establezcan la gratuidad de los libros de texto para las familias.
La recién creada Federación de la Música de España (Esmúsica), que aglutina a entidades del gremio de dilatada experiencia, se ha estrenado con esta crisis repentina, y basándose en distintos informes, calcula que el sector de la música en vivo perderá 662,2 millones de euros entre marzo y septiembre de este año, lo que va a originar una crisis de la que empezaría a recuperarse a finales de 2022, es decir, dentro de dos años y medio, ya que estamos hablando de un sector en el que el trabajo se planifica con mucha antelación, como ocurre especialmente con los festivales.
“Somos un sector productivo que genera mucha facturación, tributación y empleo. Cada evento mueve mucha economía en sectores que son transversales, como el turismo, el transporte, la logística o los medios de comunicación”, explica a El Cultural el presidente de la federación, Joaquín Martínez Silva. “Necesitamos un plan de financiación especial para el sector cultural. Con la crisis que se nos viene encima, la cultura va a ser de nuevo el consumo más prescindible. Necesitamos líneas de crédito urgente para tener liquidez, reducción de impuestos como el IBI y subvenciones directas para financiar proyectos”, reclama Martínez. “Si se destruye empleo, será más difícil volverlo a crear. Las ayudas deben orientarse a conservar los puestos de trabajo, porque mantener un empleo en este sector significa mantener otros muchos de forma indirecta en otros sectores vinculados”. En este sentido, propone que el Estado cofinancie los ERTE Por último, propone que se tomen medidas de promoción cultural, “fomentando el consumo a través de bonos de cultura”, sostiene.
Los mismos tipos de medidas sugiere uno de los principales empresarios teatrales de España, Jesús Cimarro, en contacto directo con el ministerio de Cultura en calidad de presidente de la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza (FAETEDA) y de la Academia de Artes Escénicas. “Nos encontramos ante una situación totalmente desconocida que no sabemos cuándo va a acabar. Lo que está claro es que va a hacer un daño muy grande a la economía, al sector cultural y concretamente al de las artes escénicas. Que los teatros hayan cerrado significa que las compañías no podrán ingresar y los actores no podrán trabajar, se trata de una situación muy dura que afecta a toda la cadena”, señala Cimarro. Él ya ha tenido que aplicar ERTE a los trabajadores de sus teatros y en Pentación, su productora, está barajando distintas fórmulas como reducciones de jornada y pactando con los trabajadores que cojan ahora sus vacaciones. Aunque gastar los días libres para quedarse encerrado en casa no es plato de buen gusto para nadie, “los trabajadores prefieren eso antes de tener que llegar al ERTE”, asegura el empresario.
Aunque el sector de las artes escénicas no ha publicado aún ningún informe con estimación de pérdidas, varias asociaciones del sector están trabajando para cuantificar los daños. Una de ellas es la Unión de Actores y Actrices, que ha creado dos formularios para conocer el número de empleos cancelados en el caso de intérpretes de teatro y de audiovisual, y que han respondido más de 400 profesionales hasta el momento.
Por su parte, el presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso, afirma en una carta abierta: “Somos parte de un sector frágil y vulnerable. La naturaleza precaria de nuestro mercado laboral y la desprotección social de los nuestros nos dejan indefensos en una situación de incertidumbre como la que estamos viviendo”.
Con cuentagotas hemos ido conociendo estos días la cancelación de muchos estrenos de cine previstos para las próximas semanas, por no hablar de la suspensión del Festival de Málaga, una de las principales citas del cine español. A ello hay que sumar que se han interrumpido todos los rodajes y preproducciones que estaban en marcha y, por supuesto, el cierre de todas las salas de cine de España desde el pasado viernes y hasta nuevo aviso. “Esto se está traduciendo ya en un golpe tremendo para muchas y muchos cineastas, actores, técnicos, guionistas, etc.”, añade Barroso.
También el sector de la gestión colectiva de derechos de autor ha pedido medidas concretas para el sector. El pasado viernes, la presidenta de SGAE, Pilar Jurado, envió una carta a la Presidencia del Gobierno y a varios ministerios, entre ellos el de Cultura y el de Asuntos Económicos, así como a los ayuntamientos más afectados por el coronavirus. En la misiva, la entidad ofrece su “conocimiento técnico y capacidad de interlocución en la concreción y articulación de medidas y su adecuación al ámbito autoral”, y recuerda que autores y editores “están experimentando ya las graves consecuencias de la crisis global del coronavirus, con el cierre de teatros, salas de concierto, discotecas, locales y cancelación de todos los eventos” y que, “por su propia actividad, tienen ingresos discontinuos, enormemente sensibles a la coyuntura económica”.