Unión y resiliencia son las cualidades que Fernando Cayo pide al mundo de las artes escénicas, y de la cultura en general, para combatir todos a una la crisis derivada de la pandemia de COVID-19. El actor nos habla en este vídeo de los trabajos que ha tenido que suspender debido al estado de alarma, recuerda algunos hitos de su carrera profesional y comparte algunas claves del oficio de la interpretación.
Con sus impresiones continúa la campaña #LaFunciónVaAComenzar, una colaboración entre El Cultural y la Academia de las Artes Escénicas de España para subrayar la incidencia positiva de las artes escénicas en la sociedad precisamente en momentos difíciles como los que vivimos, pero también quiere recordar la fragilidad de su producción y las dificultades que entraña volver a subir el telón.
Fernando Cayo tuvo una amplísima formación en España e Italia, donde se especializó en Commedia dell’Arte, Máscara y Clown con los mejores maestros. Ha desarrollado su trayectoria profesional en el teatro, el cine y la televisión con un centenar de títulos. Además de actor, es autor y director de numerosos montajes y ha sido galardonado con más de veinte premios en reconocimiento a su dilatada carrera. En sus trabajos para televisión destaca su participación en series como Manos a la obra, Amar es para siempre y, recientemente, la tercera temporada de La casa de papel, por la que ha recibido el premio al mejor actor de reparto de televisión por la Unión de Actores.
Entre sus trabajos en cine destacan The Counselor, de Ridley Scott; El Orfanato, de Juan Antonio Bayona; Mataharis, de Icíar Bollaín; y La piel que habito, de Pedro Almodóvar. En los últimos años ha pisado las tablas del Centro Dramático Nacional con varios proyectos, como Inconsolable, de Javier Gomá, y Rinoceronte, de Eugène Ionesco, ambos con dirección de Ernesto Caballero, así como Páncreas, de Patxo Tellería y dirección de Juan Carlos Rubio. A las órdenes del mismo director protagonizó El príncipe, de Maquiavelo. En la temporada 2013-2014 protagonizó Los hijos de Kennedy, de Robert Patrick, con dirección de José María Pou, y un año antes hizo De ratones y hombres, de Steinbeck, con dirección de Miguel del Arco.