El festival Suma Flamenca de la Comunidad de Madrid, que se celebra del 1 al 20 de diciembre, está dedicado en esta oportunidad a Enrique Morente. “Morente siempre”, reza el lema que Antonio Benamargo ha escogido como argumento para la décimo quinta edición, que es la primera que él dirige. La sombra de Morente es alargada y su influencia se va agrandando y haciéndose más incisiva y vigorosa, no solo para las recientes generaciones, sino para las fulgurantes estrellas flamencas de hoy. “Enrique”, afirma Arcángel, “es una forma de liberación y siempre tengo en cuenta lo que ha supuesto para mí, tanto en lo personal como en lo artístico. Señaló, junto a otros de su época, cuáles eran las claves para redescubrir y valorar en sus justos términos el patrimonio flamenco clásico”. Para el cantaor de Huelva, el concierto que presenta en Suma es “la excusa perfecta para cantar, siempre a través de mi propia lectura, las piezas de Enrique que tanta incidencia han tenido en mi vida”.
Claro que según Benamargo, no se trata de un homenaje, “es una evocación al mundo sonoro y creativo de Morente, a su magnitud artística, y alrededor de esa idea he ido elaborando un diseño que, según mi criterio, tenga consistencia y un discurso sólido y coherente”.
El guitarrista y compositor Pepe Habichuela, autor como solista de discos memorables, es al mismo tiempo un prestigioso especialista para acompañar el cante. Junto a Enrique Morente, formó una de esas parejas que, al cabo de los años, llegan a ocupar un sitio de honor en los anales del flamenco, dadas su calidad artística en la conjunción cante y guitarra y la contundencia y originalidad de sus propuestas. Así que, al igual que Chacón y Montoya, Mairena y Melchor de Marchena, Terremoto y Morao o Camarón y Paco de Lucía, Morente y Pepe Habichuela llevaron a cabo una intensa labor conjunta, ofreciendo conciertos y grabando discos al unísono, algunos de ellos fundamentales desde una perspectiva histórica y también musical, como Homenaje a Don Antonio Chacón y Despegando, ambos fechados en 1977. Dos títulos poderosos, inscritos en las páginas de los imprescindibles.
El cante que no cesa
“Con Morente aprendía sin parar, era una continua cascada de genialidades, siempre estaba creando”, dice Pepe Habichuela, que presentará en Suma un concierto con la colaboración especial del hijo de Enrique, el cantaor Kiki Morente, el guitarrista Josemi Carmona, hijo de Pepe, y el percusionista Bandolero. “Lo que realizamos juntos representó para mí algo muy especial y distinto al resto de mis trabajos. Nos llamábamos ‘hermano’, viajamos por todo el mundo, y con su cante, tan diferente e imaginativo, mi guitarra se enriqueció con texturas armónicas y giros que desconocía, y me abrió las puertas a otros conceptos musicales”.
“Con Morente aprendía sin parar.Era una cascada de genialidades. Miguitarra se enriqueció”. Pepe habichuela
El bailaor, bailarín, coreógrafo y maestro de baile, Javier Latorre, ya en 1997 coreografió e interpretó algunos pasajes de Omega, uno de los títulos más representativos de Morente, y en 1998, coreografía para la Compañía Andaluza de Danza Fantasía de Cante Jondo, la obra para voz flamenca, piano y orquesta compuesta e interpretada por Morente y Antonio Robledo. “Todo el mundo sabe lo que Enrique ha significado en mi vida y en mi trayectoria artísticas. Alguien imprescindible”. Javier Latorre, que no duda en admitir la deuda contraída con el cantaor de Granada, y conociendo su enorme cultura poética y su predilección por Miguel Hernández, “uno de sus poetas de cabecera”, ha montado para Suma el espectáculo titulado El rayo que no cesa. “Es lo que Enrique representa para mí, una continua luz, un hervidero de ideas, de mestizaje, de buscar nuevas formas y nuevos caminos. El rayo que no cesa es una sucesión de poemas dancísticos sobre piezas de Enrique, algunas de ellas escogidas directamente de sus grabaciones y otras tratadas por nuestros músicos y adaptadas a las necesidades coreográficas”.
La estela profunda que dejó Enrique Morente se extiende por los ecos del cante, por los de la guitarra y también su presencia se manifiesta, cálida y envolvente, en la danza. Es, en efecto, materia inspiradora para el baile y hasta puede invitar a un viaje sin tiempo por la noche mágica. El espectáculo que propone la bailaora Eva Yerbabuena se titula Dmadrugá: “Me quiero imaginar una madrugá con Enrique y qué se podría haber hablado. Lo quiero tener conmigo durante la actuación. De alguna manera va a encontrarse allí. Me transporta y me hace crecer, me hace imaginar y me lleva a sitios donde no me lleva nadie. Por eso Dmadrugá es un espectáculo íntimo en el que estará presente su voz”.
La poética del baile de Eva se inunda del espíritu morentiano y se deja arrastrar por él: “Yo siempre he intuido que Enrique nació siendo un alma muy vieja, un alma sabia, un artista con muchísima libertad. Y que como genio nos visitó para quedarse eternamente. Siempre he sabido que eso de la madrugá le encantaba: esa tertulia con los amigos, hablar, discutir, comer, beber… Le maravillaba ver amanecer. A mí con Enrique me pasa como con Lorca, los dos son inmensos”.
Una de las voces más luminosas de este tiempo, que lucha sin tregua y sobrada inteligencia con el fin de no dejarse arrastrar por las aguas turbulentas de un mundo hostil, es la de Rocío Márquez. Esa voz, como su mirada, como su actitud ante el hecho creativo, es clara y limpia, como también es diáfana y libre su apasionada búsqueda cuando se sumerge sin reservas en las dimensiones desconocidas del arte. Es revelador, pues, y además razonable, que la figura de Morente suponga para ella una señal inequívoca: “Él es el equilibrio perfecto entre conocimiento y libertad. Es la valentía, el no estar apegado a fórmulas no solo asumidas sino habituales, a sabiendas de que su postura no iba a ser acogida con éxito. Pero no le importó. Lo paradójico es que, al final, consiguió la aceptación sin buscarla. Claro, ahora es fácil alabar esa libertad y esa valentía, en el momento en que se le está considerando un genio y una piedra fundamental en la historia del flamenco, pero lo difícil era hacerlo cuando los vientos venían en contra. Él tuvo la entereza y la sensibilidad de poner por encima de cualquier opinión su propio arte”.
Pinceladas se llama el concierto que ha concebido Rocío Márquez para esta edición de Suma Flamenca. Sutiles marcas, adivinaciones, preguntas en el aire, leves presagios para darle al público la posibilidad de vislumbrar a qué territorios musicales de Morente se está refiriendo el cante de Márquez. “Más que versionar sus composiciones, vamos a hacer ciertos guiños a momentos significativos, intentando recordar parte de la personalidad con la que se manifestaba. Por eso se llama Pinceladas, llamadas, referencias, que se van a poder ir identificando. Lo que realmente nos ha marcado de Enrique es su manera de entender lo tradicional”.
Disciplina y estudio
“Tuvo la entereza y la sensibilidad deponer por encima de cualquier opinión suarte”. Rocío Márquez
“Intentaremos acordarnos de los cantes de la casa”, dice el hijo menor de Enrique, Kiki Morente, refiriéndose, claro está, a los que hacía su padre y que integran la materia principal del concierto anunciado con el guitarrista David Carmona. “El mejor legado que dejó mi padre se refleja en el cariño que le tienen sus compañeros, el recuerdo de la afición, hasta el punto de dedicarle todo un gran festival como es Suma Flamenca. No hay palabras para agradecer ese gesto de tantos y tan grandes profesionales, brindándole un concierto o un espectáculo, hechos expresamente para la ocasión, algo que nos llega y emociona a toda la familia".
Como cantaor, Kiki piensa que su generación está aprendiendo continuamente de la obra de su padre, pero, añade, “en estos tiempos difíciles, me viene a la memoria el esfuerzo, la perseverancia. Su motivación era trabajar y trabajar cada día, estudiando, investigando, leyendo, escuchando y analizando músicas diversas, grabando y experimentando. Su disciplina es lo que yo valoro tanto y su amor por el arte”.
Amigo Leonard Flamencohen
Suma Flamenca se inicia el martes, 1 de diciembre, con el concierto Herencia, de Rafael Riqueni, que no solo secundó a Morente en actuaciones, sino que lo acompañó en su último disco, Pablo de Málaga. Son continuas las alusiones al cantaor granadino en la programación de Suma Flamenca, en la que no faltará una serie de conferencias, entre ellas, Morente y su discografía, a cargo de uno de los más prestigiosos investigadores y especialistas, José Manuel Gamboa: “Su discografía es, por encima de todo, la de un cantaor, y no sobra decirlo. Su concepto, allá donde se aventuró, mantiene y acrecienta el carácter modal del arte jondo, la expresión del quejío y el jipío andaluces. Su Misa u Omega son perfecto ejemplo de ello. Los avances que este legado aporta, son las líneas maestras que siguen guiando la actual vanguardia”.
Además de los conciertos en los que se alude explícitamente a Morente, como Enrikecido, de Pitingo; Morenteando, de Arcángel; Morentiano, de Gregorio Moya; Habichuela Morente, de Pepe Habichuela; y Morente en el corazón, de Montoyita, se incluyen las más variadas propuestas. Así tenemos a la familia Morente en pleno, comenzando por sus hijos, Estrella, Soleá y Kiki, a los que se añaden sus cuñados, el cantaor Antonio Carbonell y el guitarrista Montoyita. Granada también tiene una categórica presencia con el cante de Marina Heredia, Pedro el Granaíno y El Parrón; el baile de Eva Yerbabuena y La Moneta, y la guitarra de Pepe Habichuela, Paco Cortés, Miguel Ángel Cortés, Miguel Ochando o David Carmona. También tendremos el concierto Flamencohen, un homenaje a la admiración mutua entre Leonard Cohen y Enrique Morente, que en su disco Omega trasladó al ámbito flamenco los poemas lorquianos musicados por el artista canadiense. Y la presencia de grandes maestros de ahora: Carmen Linares, José de la Tomasa o Mayte Martín.