Las mutaciones que la pandemia ha originado en las artes escénicas son patentes en el teatro infantil navideño. Productores de sonrisas, por ejemplo, ofrecerá en streaming dos de sus espectáculos, Circo mágico y Circo de hielo. Lo harán, a lo largo de todas estas fechas festivas, a través de Scenikus, plataforma pionera en el ámbito digital, con una grabación cuidada al máximo.
Un templo de la niñez que carbura a tope en este periodo es el Teatro Sanpol. Su montaje estrella es un clásico entre los clásicos, el Cuento de navidad de Dickens, lección moral contra la avaricia que siempre conviene tener presente (hasta el 10 de enero). Está manufacturado por la compañía La Bicicleta, artífice también de Pinocho, que vuelve a la sala madrileña por aclamación popular entre el 25 y el 30 de diciembre. Además, el Sanpol acogerá Orejas de mariposa el 27, un canto a la tolerancia que también girará por Soria, Orense, Zamora...
El Pinocho de Sanpol, por cierto, no es el único que podrá verse en Madrid. Otra versión musical a partir de la entrañable novela de Collodi se escenificará en el Calderón (desde el día 20). En lugar del carpintero Gepetto, comparece Cereza, una niña inventora de 14 años, muy creativa pero con muchas dificultadas para hacer amigos. De ahí que se saque de la manga a un niño androide: PIN8.
En el Circo Price encontramos a otra chica en apuros. Cometa intenta arrebatar a la malvada Señora Malasombra todos los juguetes navideños, que esta ha ocultado para que no lleguen a sus expectantes destinatarios. El retorno de Cometa se prolonga hasta el 10 de enero. En las Naves del Español, por su parte, se rinde homenaje a Beethoven en su 250 aniversario. Beethoven #Para Elisa (hasta el 27 de diciembre) se adentra en las interioridades de la famosa bagatela, advirtiendo de los trastornos que la imposición genera sobre la educación de los jóvenes.
El Centro Dramático Nacional, con Conservando la memoria, de El Patio Teatro, también se mueve en esa línea, reivindicando la figura de los abuelos en la transmisión de emociones y raíces. Y en su papel como primeros ‘profesores’ de una materia compleja de asimilar a corta edad: la muerte y sus significados. Desde este viernes hasta el 10 de enero. Hoy también se estrena en el Fernán Gómez Déjà vu, un espectáculo visual (sin texto) y onírico que destila humor y alerta de los sueños demasiado ambiciosos. Sus creadores, con Manolo Alcántara a la cabeza, lo definen de sugerente manera: “Es como si Bartleby se zambullera en el mundo de Alicia en el país de las maravillas”.
En el Fernán Gómez destaca la permanencia de su ciclo Rompiendo el cascarón, dado que el teatro para bebés, por su tendencia interactiva, se ha visto muy perjudicado por el desastre vírico. A los que no ha afectado el Covid es a los Suonicks, geniecillos fantasiosos que tomarán el Canal los domingos 20 y 27 con su show Ilusionarte. Ni a los clowns de Tararí y Tantán. Buscando la luna, que estarán en el Galileo hasta el 10 de enero. Y qué mejor que terminar bailando. Para hacerlo, una opción idónea es One, Two, Free... Folk! en CaixaForum Madrid, con canciones de Seeger y Dylan (hasta este domingo). O con Pedro y el lobo de Prokófiev en el Teatro Real (28, 29, 30 y 3 de enero).