Noche de bises y aplausos prolongados para Plácido Domingo. Público entregado al tenor madrileño, que volvió a ser profeta en su tierra. Concretamente, en su querida ciudad, Madrid, donde reapareció tras año y medio de ‘ostracismo’ a propósito de las denuncias por acoso sexual que lanzaron contra él una veintena de mujeres en los Estados Unidos. Ya antes de salir al escenario en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional, con más de 1.600 asistentes en su interior, empezó una cerrada ovación que creció en decibelios cuando hizo acto de presencia embutido en un frac negro. En ese momento, cantantes que iban a participar también en la gala benéfica, como Ainhoa Arteta, que le ha defendido a lo largo de todo este calvario, se sumaron aplaudiendo a Domingo, que, emocionado, no pudo contener las lágrimas. Casi 10 minutos de palmas ininterrumpidas.
Entre la audiencia, se encontraba la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso, que antes del concierto fue clara en su opinión hacia el tenor: “Es un orgullo tenerle entre nosotros. Uno de los mejores tenores y uno de los mayores embajadores que ha tenido España. Es un orgullo tenerle en España”. Llamativo fue que entre la concurrencia abundara el sexo femenino. En el recital, aparte de Domingo y su buena amiga Arteta, también salieron a la palestra artistas como María José Siri, Jorge de León, Virginia Tola, Nicholas Brownlee, Marina Monzó y Pablo Sainz Villegas.
Domingo, tras el Preludio de Carmen de Bizet interpretado por la Orquesta Santa Cecilia a las órdenes del maestro Josep Caballé, interpretó Nemico della patria?!, el aria principal del barítono de la ópera Andréa Chénier, de Umberto Giordano. A continuación se escanciaron arias y dúos a discreción, alternando ópera y zarzuela, de compositores como Verdi, Donizzeti, Fernández Caballero, Gerónimo Giménez… Domingo tuvo gran protagonismo, cantando un total de cinco composiciones de las 16 que formaban parte del programa previsto. La despedida estaba planificada que aconteciera despachando un aria de El dúo de la africana, la zarzuela más conocida de Manuel Fernández Caballero.
Pero no le iba a resultar tan fácil hacer mutis a Domingo. Más vítores, más aplausos encendidos, más gritos de “¡Eres el más grande!” le obligaron a mantenerse firme sobre el escenario, encadenando bises, hasta un total de cinco: abordó pasajes de la romanza Luché la fe por el triunfo, de la zarzuela Luisa Fernanda; una pieza de la opereta La viuda alegre, con Ainhoa Arteta; el pasodoble La morena de mi copla, el bolero Bésame mucho y la canción napolitana Non ti scordar di me. Significativo final, ya que está canción napolitana, traducida, significa “no te olvides de mí”. A tenor de lo sucedido ayer en el Auditorio Nacional no parece que el público español lo vaya a hacer. "Para mí será una gran emoción cantarle a mi gente", había manifestado Domingo en un comunicado cuando se anunció su regreso a los escenarios madrileños a principios de mayo.
Tras esta celebración, el 18 de agosto el tenor, que cumplió en enero 80 años, volverá a actuar en el Festival Starlite de Marbella (Málaga), en "una gran fiesta en su honor" -en palabras de los organizadores- en el que estará acompañado de nuevo por la soprano Ainhoa Arteta, su gran valedora en estos tiempos convulsos para él. Domingo los ha vivido en su mayor parte atrincherado en su casa de Acapulco, donde, para mayor desgracia, se contagió de Covid, aunque lo superó sin consecuencias graves. La última vez que Domingo actuó en España fue en diciembre de 2019 en Les Arts de Valencia, cuando participó en la ópera Nabucco. Ya se conocían las acusaciones contra él, que derivaron en una investigación interna de la Ópera de los Ángeles, donde ejercía como director desde 2003. El tenor, ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, decidió dimitir. Una errática política de comunicación ante la crisis le llevó a pedir perdón por su conducta, lo que fue interpretado como una asunción de las acusaciones en un principio. En cualquier caso, en su entorno se alega que “nunca ha sido investigado o juzgado por ningún tribunal u otro órgano de investigación institucional por ningún cargo”.
Cuando estalló todo, se produjo un efecto dominó de cancelaciones de contratos. En Estados Unidos este fue muy destructivo. Pero también lo fue aquí, lo cual le resultó particularmente doloroso. El Teatro de la Zarzuela, por ejemplo, tenía preparados los fastos para conmemorar los 50 años de su debut con dos ‘incursiones’ suyas en el montaje de Luisa Fernanda. Pero el Inaem decidió que no tuvieran lugar. “En solidaridad con las mujeres afectadas”, adujo. En otros países de Europa, Rusia, Italia, Austria…, Domingo ha seguido encaramado en el cartellone. Afirma que ha recibido muchas propuestas de instituciones españoles. Así que, aparte del Starlite, cabe presumir que lo seguiremos viendo por aquí en su hábitat natural: el escenario.