¿Qué libro tiene entre manos?
Federico, una biografía de Federico García Lorca ilustrada por Ilu Ros. Y nunca falta algo de poesía junto a la cama. Últimamente, me acompaña Peri Rossi.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
El retorcimiento en el estilo. También los panfletos facilongos disfrazados de filosofía.
¿Con qué personaje cultural le gustaría tomar un café?
Invitaría a Federico a todo el vino que quisiera.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Recuerdo con mucho cariño unas ediciones plastificadas para meter en la bañera. Con los dedos arrugados, así aprendí a leer.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Prefiero papel, por supuesto. Aunque también leo mucho teatro en digital, o guiones de trabajo.
¿Qué persona o acontecimiento cultural le hizo cambiar su manera de ver el mundo?
Siempre recordaré la primera vez que vi a Angélica Liddell sobre un escenario. Como si me hubiera pasado un tractor por encima...
¿Cuál es la mayor dificultad de encarnar a Yerma?
El grado de intensidad emocional que hay que alcanzar. Lorca declara haber escrito una tragedia, de la misma envergadura que las griegas de Sófocles o Eurípides, y con una estructura idéntica. Requiere un salto en la temperatura corporal, una especie de estado febril con el que contagiar a los espectadores.
La presión sobre la mujer para que procree no es tan potente como en los tiempos de Lorca. ¿No suaviza eso el drama lorquiano a ojos de un espectador de hoy?
¿Que no es tan potente? Hable con cualquier mujer de entre 30 y 40 años. Si bien pudiera parecer que la sociedad no nos obliga, existe una autoridad interna que nos atormenta, que tiene que ver con lo que se nos ha dicho desde pequeñas que significa ser una ‘mujer completa’.
La frustración de Yerma la convierte en asesina. ¿Es en el fondo víctima o verdugo?
Víctima y verdugo.
¿Qué tipo de música escucha habitualmente?
Me gusta el urban francés (Lous and the Yakuza, Stromae), todos los sonidos de raíz (Ibeyi, Lhasa de Sela), música negra (Leon Bridges, M. Kiwanuka)…, R&B experimental como el de Rhye, pero también Hermanos Gutiérrez, Drexler, Tangana, Paco de Lucía, Rosalía… No acabo.
¿Qué obra de teatro le ha dejado clavada en la butaca?
Estoy loca por volver a ver Barbados, de Pablo Remón. La reponen y en su día me apretó fuerte el cuore.
¿Qué película ha visto más veces?
Mary Poppins, de Robert Stevenson.
¿Se ha enganchado a alguna serie? ¿Cuál?
Succession ha sido para mi una droga, ¡puro Shakespeare! me ha gustado mucho Hacks, The Young Pope y I love Dick.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Me emociona cuando me emociona, y algo entiendo, pero no me interesa demasiado el arte que requiere de entendimiento. Las peripecias conceptuales me dejan fría.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Rothko, Cy Towmbly, Basquiat… Jenny Brosinski, Jason Craighead, Secundino Hernández…
¿Le gusta España?
Me gusta España en la medida en que he nacido aquí, y es la tierra que ha visto crecer a mis padres y mis abuelos. Me gusta la diversidad cultural que tenemos, y la situación geográfica privilegiada… pero no creo en los nacionalismos. Hace poco leí que el único sentimiento real de pertenencia puede ser el que se siente por un barrio o por un pueblo, por algo que se conoce bien y que ha moldeado la persona que eres. En el momento que la escala aumenta, nos identificamos con cosas abstractas, conceptos, clichés. El nacionalismo es una abstracción reduccionista y peligrosa.
¿Qué medida urgente tomaría para mejorar la situación cultural el país?
¿Yo? Yo hago teatro, digo palabras hermosas.