El Festival Focus es una de las mejores ideas de las últimas temporadas de la Orquesta Nacional. En él se ponen sobre el tapete relaciones, entresijos, contactos, conexiones, asociaciones de la música española y las de otras latitudes a la luz de la nueva composición y de las posibles asociaciones e influencias mutuas. Una manera de ayudar a entender el rumbo de nuestra creación.
En esta nueva edición, comisariada por el musicólogo Stefano Russomanno, se pone el acento en el diálogo musical entre Francia y España (1970-1990), con especial atención a lo que supuso la fundación del IRCAM, un centro parisino de referencia mundial en la investigación de la música acústica, con Pierre Boulez al frente. Buenos tiempos para lo que se dio en llamar el espectralismo, con músicos como Gérard Grisey o Tristan Murail. Se han construido tres interesantes programas, dos sinfónicos y uno de cámara.
Nos referimos aquí, con cierto detalle, al que se desarrollará en la sala grande del Auditorio Nacional el 2 de junio, que tiene como uno de sus principales alicientes el estreno mundial de Ansío los Alpes (Ich ersehne die Alpen) del barcelonés Héctor Parra, un talento que ha encontrado en París su sitio. Allí ha trabajado como residente en el IRCAM. Su formación la debe, en el Conservatorio de Barcelona, a Carles Guinovart y David Padrós. Importante fue asimismo la posterior influencia recibida de Brian Ferneyhough y Jonathan Harvey.
Parra es amigo de obras complejas, densas, turbulentas, llenas de procelosa agitación, en las que pueden rastrearse influencias de Boulez y, aunque integradas en un discurso muy dispar, de Edgar Varèse. El estilo del músico suele ser agresivo y circula sobre una magnífica técnica, que gusta de manejar libremente a veces con recursos electrónicos asimilados al flujo sinfónico. Su escritura, con frecuencia esquinada, está teniendo también reconocida proyección en el mundo pianístico, vocal y escénico.
Libre y atonal
Parra es amigo de efectos repetidos, que muestran su conocimiento de la orquesta. Suele emplear una muy libre atonalidad, que envuelve un discurso a veces entrecortado, grandes acordes, poderosos clímax en combinación de delicados pespunteos de elaborada plasticidad, con figuraciones y ondulaciones de extrema finura, con estratégicos pianísimos.
Hay curiosidad por saber de qué manera esas características se aplicarán a la nueva composición, que es encargo de la Nacional y del Staatstheater de Stuttgart, y cómo encajarán con las otras obras del interesante programa, todas ellas muy a cuento de lo que se pretende: Homenaje a Paul Dukas de Falla, Fanfarria de ‘La Péri’ del propio Dukas, Mugarri de Ramón Lazkano, otro compositor residente en París, y la histórica Le soleil des eaux de Boulez, obra esta que rompió en su día no pocos moldes.
Hay curiosidad por saber de qué manera esas características se aplicarán a la nueva composición, que es encargo de la Nacional y del Staatstheater de Stuttgart, y cómo encajarán con las otras obras del interesante programa, todas ellas muy a cuento de lo que se pretende: Homenaje a Paul Dukas de Falla, Fanfarria de ‘La Péri’ del propio Dukas, Mugarri de Ramón Lazkano, otro compositor residente en París, y la histórica Le soleil des eaux de Boulez, obra esta que rompió en su día no pocos moldes.
La interpretación de todo ello correrá a cargo, claro, de la Orquesta y Coro Nacionales, en este caso bajo la dirección del tan conocedor de la música de nuestros días Baldur Brönnimann. Colabora la soprano Esther Dierkes.