En el muy poblado Festival de Granada de este verano destaca poderosamente la doble actuación de la Filarmónica de Luxemburgo, que gira una nueva visita a nuestro país, en este caso en total exclusiva para la cita andaluza. Nueva oportunidad para apreciar las cualidades y calidades del conjunto, que actualmente se nos muestra bien equilibrado en todas sus familias, afinado y dispuesto para recrear cualquier esquina del repertorio.
Sus antecedentes se remontan a 1933, año en el que nació, como Gran Orquesta Sinfónica de Radio Luxemburgo de la mano de Henri Pensis, que volvería a ser su regidor después de la II Guerra Mundial. Luego han pasado por su podio, entre otros maestros, Carl Melles (lo recordamos, con su estatura y breves gestos, ante la Nacional de España), Louis de Froment, Leopold Hager. Emmanuel Krivine y, ya en nuestros días, desde 2016 y con su denominación actual, Gustavo Gimeno.
La lenta y segura formación del director valenciano, ahora, en la madurez de sus 47 años, debe mucho a Claudio Abbado, con el que trabajó tras dejar su puesto de percusionista en el Concertgebouw. Ha dirigido ya a muchas de las mejores falanges sinfónicas del planeta y ostenta, junto a la de la luxemburguesa, la titularidad de la Sinfónica de Toronto. En unos meses accederá también a la titularidad del Teatro Real sustituyendo a Ivor Bolton.
La mano izquierda de Gimeno recuerda no poco a la de Abbado. Yuja Wang es una pianista que 'las da todas'
Se maneja con una técnica gestual que recuerda por su elegancia y disposición (mano izquierda muy activa) no poco a la que caracterizaba a su maestro Abbado; y muestra un raro talento para desarrollar un fraseo nada artificioso y buscar una exposición rectilínea. Aguardamos con mucho interés su doble actuación en el festival granadino, en el que ofrece unos programas magníficos. En el primero (6 de julio) se dan cita Aqua Cinerea, el opus 1 del joven valenciano Francisco Coll, obra muy programada por el director, la Rapsodia sobre un tema de Paganini de Rajmáninov, Suite de valses op. 59 de El caballero de la rosa de Richard Strauss y La valse de Ravel. Una gran fiesta sinfónica, sin duda.
La solista en la difícil obra del compositor ruso será la china Yuja Wang, siempre espabilada y dispuesta, ágil y virtuosa, de manos ligeras, sonido atrayente, aunque no voluminoso, fraseo bien ceñido no exento de fantasía. Una de esas jóvenes instrumentistas que 'las da todas', lo que a veces puede hacer peligrar la línea, el estudio atento y la matización superior. Algo que, cuando la hemos visto y oído, ha orillado con inteligencia. Puede dar una imagen distinta y sugerente de la partitura.
La segunda sesión (7 de julio) va dedicada a Mahler. Incorpora la juvenil obra de Tomás Marco (a quien, como decíamos hace unas semanas, el festival dedica varios conciertos en su 80 cumpleaños), Angelus Novus, y nada menos que la gigantesca y compleja Sexta Sinfonía del compositor bohemio. Desde luego, todo un reto para una batuta y un director.