El cineasta Woody Allen ha viajado a Barcelona para inaugurar la 55 edición del Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona. Foto: Kike Rincón / Europa Press

El cineasta Woody Allen ha viajado a Barcelona para inaugurar la 55 edición del Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona. Foto: Kike Rincón / Europa Press

Escenarios

Woody Allen convence con la New Orleans Jazz Band: ‘No sabe tocar, no sabe cantar, no se lo pierdan’

El cineasta ha inaugurado el Voll Damm Festival de Jazz de Barcelona 

19 septiembre, 2023 09:02

En el corto plazo de seis meses han aparecido por Barcelona dos de los directores norteamericanos más importantes en activo de la historia del cine reciente, aunque casualmente ninguno ha sido por sus habituales largometrajes.

La visita en abril de Tarantino en su nueva faceta de conferenciante cinematográfico presentando su libro Meditaciones de cine y la de Woody Allen ayer con su New Orleans Jazz Band dando el pistoletazo de salida del 55 Voll Damm Festival de Jazz de Barcelona, han dejado su particular sello personal en la ciudad condal, como no podía ser de otra manera.

Había mucha expectación en la primera de las dos noches con las que obsequiará el cineasta neoyorquino en el teatro Tívoli y cuando la banda apareció sobre el escenario, los casi 1400 espectadores les recibieron con una tremenda ovación.

“Siéntanse y relájense, haremos todo lo posible para entretenerles”, anunció Allen tras tocar las dos primeras piezas, Corina Corina y I Can’t Escape From You, en la que fue su primera intervención de la noche. “Tocaremos todo tipo de piezas provenientes de New Orleans: Himnos, marchas de desfile, ragtime, algunos blues… esperamos que se diviertan”.

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Con cada una de las intervenciones del cineasta-clarinetista la respuesta efusiva del público no se hacía esperar. Y la verdad es que hay algo muy entrañable en verle moverse musicalmente por los blues a medio tempo o en los veloces ragtimes donde sigue manteniendo el tipo. Se percibe algo de su idiosincrasia tan particular y reconocible, prácticamente como pasa con su filmografía, siempre yendo por libre y al margen de las modas imperantes.

Bien acompañado por piano, banjo, batería, contrabajo y excelentemente secundado por Simon Wettenhall a la trompeta y Jerry Zigmont al trombón de varas, conformando un trío de vientos en primera línea muy solvente y elegante.

Woody Allen le imprime toda la fuerza física que implica tocar el clarinete, que no es ni por asomo un instrumento fácil, y que le permiten sus casi 88 años. Toda una proeza pulmonar que fue agradecida notablemente en cada una de sus intervenciones.

El cineasta Woody Allen ha viajado a Barcelona para inaugurar la 55 edición del Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona. Foto: Kike Rincón / Europa Press

El cineasta Woody Allen ha viajado a Barcelona para inaugurar la 55 edición del Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona. Foto: Kike Rincón / Europa Press

Mientras sus compañeros ejecutaban los distintos solos en piezas como Baby Face o Girls Go Crazy, el cineasta neoyorquino parecía ausente unas veces y otras incluso aplaudió las intervenciones de sus compañeros, de vez en cuando ajusta la lengüeta del instrumento y vuelve rápidamente a la carga. Afortunadamente sigue conservando la concentración, el pulso y el tempo necesarios para ello.

El excelente pianista Conal Fowkes, músico de clase notable y dedos raudos y veloces ejecutó los blues con una soltura pasmosa. Incluso se atrevió con una conga cantando en un castellano muy juguetón.

Hay que reconocer que Allen es el cineasta que más y mejor ha popularizado estilos como el ragtime, el swing o el gipsy jazz para sus bandas sonoras y que conforman su inevitable e inconfundible universo cinematográfico. Desde luego los espíritus de Duke Ellington, Harry James o Sidney Bechet deberían estarle eternamente agradecidos por su enorme difusión para el gran público.

Si para explicar, de alguna manera, el arte heterodoxo de la gran Lola Flores, se tuvo que acuñar aquella famosa frase de ‘no sabe cantar, no sabe bailar…’ diríamos que también sería perfectamente aplicable para el bueno de Woody Allen: ‘No sabe tocar, no sabe cantar, no se lo pierdan’.

Tras hora y media de concierto con tres bises incluidos y tras presentar a todos sus músicos el cineasta se despidió con un “Hemos tocado ya varias veces en Barcelona y siempre es un inmenso placer, espero que lo hayan pasado bien”.

Muchas caras sonrientes enfilaban hacia la puerta de salida, mientras un artista situado en la calle sujetaba una escultura de Woody Allen confeccionada en papel maché de casi un metro de tamaño.

Su precio era de 200 €, todo el mundo comenzó a sacarle fotos y por supuesto, como no podía ser de otra manera en Barcelona, acabó siendo comprada en efectivo por un extranjero.