David Verdaguer como Boris y Cristina Genebat como Irina en una sesión fotográfica con motivo del estreno de 'La gavina'. Foto: Marta Mas

David Verdaguer como Boris y Cristina Genebat como Irina en una sesión fotográfica con motivo del estreno de 'La gavina'. Foto: Marta Mas

Escenarios

Chéjov en el precipicio del Lliure: el teatro barcelonés inicia temporada con una nueva versión de 'La gaviota'

Julio Manrique, que se estrena como director del Teatre Lliure, abre la programación con 'La gavina', en un montaje con David Verdaguer en el reparto.

3 octubre, 2024 02:09

La historia de La gaviota de Antón Chéjov fuera de las tablas es la de un conocido drama en dos actos en el que una inesperada peripecia en el último momento lo catapulta contra todo pronóstico a un felicísimo final. Su primera parte se desarrolla durante la noche del 17 de octubre de 1896, y corresponde al estrepitoso fracaso en el estreno original de la obra -abucheo incluido- que llevó a que el autor, sumido en una profunda vergüenza, desapareciera durante un tiempo de los círculos literarios.

En el segundo acto, sin embargo, aparece un héroe con tintes casi mesiánicos que resucita la obra de entre los muertos. En 1898 el célebre Konstantín Stanislavski lleva la pieza al Teatro de Arte de Moscú, del que es cofundador, y el resultado es un apabullante éxito que ha resonado hasta hoy y ha convertido La gaviota en una de las piezas teatrales más influyentes de todos los tiempos.

Julio Manrique es el último eslabón de una larguísima cadena de directores que, más de un siglo después, ha seguido celebrando la dramaturgia del autor ruso, al que, comenta: "Siempre se vuelve cuando no se sabe adónde ir". Porque "mira el alma humana de una forma muy particular, entre compasiva y empática, pero a la vez despiadadamente precisa".

Julio Manrique, director del Teatre Lliure. Foto: Marta Mas

Julio Manrique, director del Teatre Lliure. Foto: Marta Mas

No en vano médico de profesión, y como si en lugar de palabras empleara un bisturí, Chéjov disecciona las inquietudes humanas "sin lanzar mensajes cerrados, tan solo observando, contando lo que ve. Analiza nuestros anhelos y egoísmos, pero sin sermón". Manrique, que en esta temporada 2024/2025 empieza su nueva etapa como director del Teatre Lliure, estrena en él La gavina, una nueva versión de La gaviota en catalán con sobretítulos en español e inglés.

El director barcelonés cuenta para esta tarea con un plantel privilegiado, en el que se encuentra Cristina Genebat -quien también se ha encargado de la adaptación del texto junto a Manrique y Marc Artigau- en el papel de Irina Arkadina y David Verdaguer (Verano 1993, Saben aquell) en el de Boris Trigorin, un consolidado escritor reflejo del terror que le provocaba al autor ruso la mirada crítica del otro.

No es la primera vez que Manrique se remanga con la dramaturgia de Chéjov. Antes, en 2022, dirigió una adaptación de Tres hermanas y, más tarde, interpretó el papel del tío Vania en la obra a la que da nombre este atribulado personaje.

En esta ocasión nos trae una Gaviota en la que, como ya sucedió con Tres hermanas, su equipo y él han abierto en canal una pieza que les fascina, "intentando traerla a nuestro ahora y aquí, adaptando ciertos convencionalismos, pero tratando de ser fieles a la esencia de cada uno de los personajes originales".

"Colocamos a los espectadores sobre el lago, precipitándose casi
sobre el escenario".

Julio Manrique

Y para ello han querido aprovechar al máximo el potencial de la sala Fabià Puigserver, donde se representará la obra del 3 de octubre al 3 de noviembre. Es "un lugar muy flexible donde puedes colocar al público donde quieras". Esto, revela Manrique, les ha permitido jugar con los espectadores y "colocarlos casi precipitándose sobre el escenario, de tal forma que se asomen al lago", que es el centro de la acción, como si fuera un abismo. "Hemos querido poner a los personajes y al público bailando al borde de este precipicio".