La bailaora María Pagés.

La bailaora y coreógrafa sevillana María Pagés, que acaba de recibir el PremioTerenci Moix a las Artes Escénicas, se acerca ahora a Óscar Niemeyer para montar su espectáculo Utopía, que estrenará mañana en el Centro Cultural construido en Avilés por el arquitecto brasileño (y que podría ser una de sus últimas actividades si no se arreglan sus problemas de gestión). En una tarde de lluvia, María observó que en el mismo portal del edificio madrileño donde se había refugiado se anunciaba una exposición de Niemeyer. "La curiosidad fue mi primer impulso, pero luego, nada más entrar, recibí un impacto tan fuerte que me deslumbró. Penetrar en su mundo fue un descubrimiento, precisamente el último día de la muestra". Pensó que debía hacer algo, que aquello tenía un significado, que ese momento para ella mágico, con aspecto de casualidad, no fue mera coincidencia.



En Copacabana

. Lo comprobó un tiempo después, el 25 de marzo de 2010, cuando fue recibida por Niemeyer en su estudio de Copacabana, (Río de Janeiro). Se produjo entonces algo especial. "El estar ante esa persona que tenía entonces 102 años, con una vida llena de compromiso y coherencia; el conocerlo, con esa energía, con ese amor por la humanidad, con esa lucidez, fue dando contenido a la obra que luego se llamó em>Utopía". Alguien comentó que el maestro debería ir al teatro para verla bailar. María, como empujada por un resorte, saltó de su asiento y echó las manos al vuelo, pausadamente, improvisando la soleá de la ensoñación entre las líneas onduladas de Niemeyer, ante su mirada luminosa. "Dos golpes y rematé la faena. Óscar Niemeyer no tiene que ir al teatro; yo estoy aquí, en Brasil, y bailo para él. ‘Muito bonito, muito bonito', lo escuchaba susurrar, como embelesado. Después lo abracé", ante el asombro del pequeño grupo de amigos que la acompañaban.



La bailaora habla del título del espectáculo: "Advertimos que a nuestro alrededor existe una situación preocupante: la falta de algo tan básico como la solidaridad y el compromiso. Nos rodea la hipocresía, el fanatismo, el interés, demasiado egoísmo y bastante mediocridad. En este caso, el término utopía, en contra de lo que se pueda pensar, no significa imposible, sino algo realizable, la posibilidad de construir un buen lugar". Fue testigo del inicio de las obras del Centro Niemeyer. Para ella se trataba de un espacio desolado, deprimido, no habitable. Ahora se ha revitalizado, convirtiéndose en un sitio grande, limpio y acogedor. "Con contenido, en íntima vecindad con la cultura, que es algo que nos ayuda a ser mejores".



María Pagés, Premio Nacional de Danza 2002, ha preparado Utopía asistida por Rubén Lebaniegos, "un delirio de la guitarra", los cantaores Ana Ramón e Ismael de la Rosa, la segunda guitarra de José Carrillo, el violonchelista Sergio Medem, las percusiones de Chema Uriarte y la presencia en el escenario de ocho bailaores. Para ello ha escogido un repertorio que va desde las alegrías de Córdoba al martinete, pasando por la guajira, la farruca, en un diálogo de la guitarra con el violonchelo, soleá, taranto, trilleras o granaínas. Como soporte literario, además de letras del repertorio clásico, ha seleccionado textos de Mario Benedetti, Neruda, Baudelaire o Antonio Machado, cuyos versos acompañaban los dibujos de aquella exposición en Madrid. También incluye una samba compuesta por el propio arquitecto, que interpreta el cantautor brasileño Fred Martins.



Si Utopía es el resultado del encuentro con Niemeyer, María quiere que también se refleje en la música. "Me siento muy identificada con la estética de Óscar Niemeyer ya que es el resultado de su fortaleza interior y de su dimensión humanística. Mi movimiento, y más en el baile de mujer, es curvo porque la línea perfecta no existe. El modo de ver la vida de Niemeyer inspira sus formas sinuosas. La curva es el movimiento real".