El lago de los cisnes recibe una nueva lectura de otro de los grandes coreógrafos de la actualidad. Angelin Preljocaj (Sucy-en-brie, Francia, 1957) vuelve a Madrid los días 16, 17 y 18 para rematar la tarea que inició hace dos años con Ghost, una obra que partía del propio Marius Petipa –coreógrafo del legendario Lago estrenado en 1895– imaginada durante aquel proceso de creación. Le lac des cygnes (llega a los Teatros del Canal titulado en francés), presentado el pasado octubre en La Comédie de Clermont-Ferrand, está recién salido del horno y se presenta como un segundo capítulo de un mismo proceso. “Me encuentro bien y muy ocupado”, explica Preljocaj a El Cultural. “Hemos tenido que cancelar tantas actuaciones a causa de la pandemia que tengo libres a los bailarines, así que puedo trabajar en cosas nuevas”, añade.

Maduro, honesto y brillante

Con frecuencia, indica el coreógrafo, “tengo que estar esperando a que vuelvan de gira… ¡pero ahora están deseando trabajar!”, señala con optimismo. Le lac des cygnes, que vuelve a poner de manifiesto el interés y la destreza de Prejlocaj en la danza narrativa, es una coproducción del Chaillot Théatre National de la Danse, la Biennale de la Danse de Lyon 2021 /Maison de la Danse, la Comédie de Clermont Ferrand, el Festspielhaus St Pölte (Austria), Les Théatres Grand Théatre de Provence y los Théatres des Compiègne. La obra cuenta con su equipo habitual: vestuario de Igor Chapurin, diseño de vídeo de Boris Labbé, iluminación de Éric Soyer y música adicional de 79D, además de la partitura original de Chaikovski.

El Preljocaj de hoy es una apuesta segura. Su coreografía, asentada con su compañía desde 2006 en el Pavillon Noir de Aix-en-Provence, es madura y revela un proceso creativo serio, honesto, que ejecutan con brillantez los bailarines de su agrupación. No cree Preljocaj en piedras filosofales para forjar bailarines, pero sí entiende que en algún momento hubo que surfear entre el ballet –la danza académica– y las distintas técnicas de danza moderna para “ampliar los campos de expresión del intérprete”. El ballet, dice, “es una forma maravillosa de desarrollar el movimiento, pero para mí no es la única. Creo que es muy importante completarla con otros tipos de trabajo más 'conectados a la tierra' porque el ballet potencia la ligereza, mientras que la danza moderna utiliza mucho el peso para moverse. Ambos son complementarios y muy importantes”, matiza.

“Este montaje responde a la pregunta de qué es 'Le lac des cygnes' en nuestra época. Para mí es símbolo de ecología”

Él mismo recibió una sólida formación como bailarín clásico hasta el final de su adolescencia, cuando se encontró con la coreógrafa Karin Waehner, cercana a la Ausdruckstanz (danza expresionista alemana), y más tarde con Merce Cunningham y Dominique Bagouet, de quien fue su asistente antes de lanzarse de lleno a la coreografía. “Bagouet me dio todas las claves para poder empezar y me abrió completamente las puertas de la creación”, apunta Preljocaj. “Con ella era todo tan fácil… Me enseñó el camino y además me infundió el deseo de crear. Cuando yo era joven tenía esa idea de que los coreógrafos eran gente excepcional. Era una idea bastante fantasmagórica de lo que es un coreógrafo. Dominique tenía tanto talento y era tan natural, tan humilde… que al final entendí que si tienes algo que contar con tu coreografía ¡puedes hacerlo! ¡No hace falta ser alguien presuntuoso!”. Todo eso, resume, le dio “la libertad para empezar”. Pronto se dio cuenta de que “uno es lo que es, con sus virtudes pero también con sus puntos débiles…

y esa combinación de poder y fragilidad te convierte en alguien único”.

Pregunta. ¿Cómo definiría su proceso de creación más reciente?

Respuesta. Hicimos Le lac des cygnes exactamente entre dos confinamientos, así que tuvimos que ser muy eficientes con el tiempo que empleábamos. Llevábamos muchísimo retraso porque empezamos un mes más tarde de lo previsto y hubo que correr mucho para poder mantener nuestros compromisos a tiempo. Hicimos un ensayo al aire libre con público en Clermont-Ferrand para hacerles partícipes de nuestro trabajo diario.

Un momento de 'El lago de los cisnes' de Preljocaj. Foto: Jean-Claude Carbonne

P. ¿En qué medida el confinamiento ha cambiado la actitud de los bailarines y del público ante los espectáculos en vivo?

R. Creo que los bailarines han tomado una actitud distinta de lo que es bailar al poder volver a la actividad. Y el público está absolutamente hambriento de nuevos montajes, nuevas coreografías.

P. ¿Qué van a encontrar en Le lac des cygnes quienes vieron Ghost en su última visita a Madrid?

R. Una exploración más profunda y analítica de la música de Chaikovski. Pero también responde a la pregunta de qué es Le lac en nuestra época. Se me ocurrió que el lago es agua, algo fundamental para la vida; hoy es símbolo de la ecología. Decidí trabajar en ese concepto, cómo ese lago podría desaparecer algún día si no somos capaces de frenar el desastre medioambiental que vivimos. Es la historia de un joven que intenta salvar la desaparición del lago.

Movimientos nuevos

“No creo que nadie pueda crear de la nada. Siempre hay un punto de partida y el mío es Marius Petipa”

Una perspectiva valiente que, como explica el coreógrafo, parte del antiguo cuento de hadas que usó Petipa para traerlo a nuestro mundo, “a la problemática de nuestra sociedad de hoy”. La obra mantiene guiños al ballet histórico que reconocerán quienes estén familiarizados con él: “Lo he utilizado casi como plantilla sobre la que he construido mi propuesta”, aclara. “Tiene elementos que nos suenan pero lo transformo para hacer otra cosa. Por ejemplo, el segundo acto parte de la estructura espacial de Petipa, pero todos los movimientos son completamente nuevos, creados por mí”.

Una coreografía que, en el cuerpo de sus bailarines, adquiere un inconfundible tono atlético y orgánico. “Calculo que un 90% de la coreografía sigue mi propuesta inicial, aunque siempre estoy abierto a las incorporaciones que sugieren mis bailarines en la sala de ensayo, sobre todo en los dúos”. Bailarines en los que, además de esa ductilidad en el lenguaje, siempre busca la individualidad para conformar una agrupación con caracteres y personalidades bien definidos.

Un momento de 'El lago de los cisnes' de Preljocaj

El análisis de sus obras y el cuidado en las reposiciones son dos de sus virtudes; no en vano cuenta con la coreóloga Dany Lévêque, especialista en el método Benesh de anotación, para registrar al detalle cada pauta, cada evolución de sus piezas. Para Preljocaj es fundamental “anotar el origen y las dinámicas de cada movimiento porque si no, corres el riesgo de perderlo y quedarte sólo con “levanta esta pierna o mueve tal brazo”. Hay que mantener la esencia, y no sólo la forma externa de cada paso”.

Esa minuciosidad se refleja en la forma en la que plantea la creación: “Creo que mi Lac des cygnes trata de ir a las raíces de la historia y está conectada con Petipa. Es como un árbol; sus raíces están enlazadas al pasado, pero las ramas y sus frutos están en nuestra época. Para mí es algo importante. No creo que nadie pueda crear de la nada; siempre hay un punto de partida. El mío es Marius Petipa y todas las distintas formas en las que El lago de los cisnes ha sido explorado”.

Preljocaj nos brinda ahora su visión personal de la obra. “Pero para poder hacer algo nuevo tienes que saber de dónde viene, porque si no conoces exactamente lo que ya se ha hecho antes… ¡quizás vuelvas a repetir lo mismo porque no sabías que existía!”.

@ElnaMatamoros