Música

La recuperación de la lírica española

El martes se estrena en el teatro de la Zarzuela "Don Gil de Alcalá" de Manuel Penella

10 octubre, 1999 02:00

Este martes sube al escenario del Teatro de la Zarzuela "Don Gil de Alcalá", la ópera cómica de Penella, con la que se inicia una serie de recuperaciones de importantes títulos del teatro musical español, y que convierten esta temporada en una de las más originales de los últimos años en el coliseo de la calle de Jovellanos.

Esta temporada del Teatro de la Zarzuela, inaugurada el pasado 20 de septiembre con "De amore" de Mauricio Sotelo, es todavía de la total responsabilidad de Emilio Sagi. Estudiaremos aquí, brevemente, lo relativo al teatro cantado, dejando para otra ocasión lo correspondiente al ballet y al lied. Se ha renunciado a realizar excursiones por el repertorio foráneo y se apuesta por lo netamente español. Todas las producciones, menos la de "Don Gil de Alcalá", que es de 1989, son nuevas. Lo que marca un índice significativo en un total de siete títulos y demuestra no sólo un intento de renovación sino de apuesta por lo desconocido; algo que hasta hace bien poco era rara avis por estos pagos.

Lo nuevo

El repertorio elegido se sitúa cómodamente en una franja temporal que va de 1701 a 1932; a excepción, claro está, de la tan atractiva y en parte fallida obra de Sotelo, que fue estrenada en Munich el 19 de abril de este año con una inquietante puesta en escena de Peter Mussbach. Sin duda otro de los grandes acontecimientos de esta serie lírica es la recuperación de la partitura que Tomás de Torrejón de Velasco compusiera en el límite de los siglos XVII y XVIII sobre el libreto de Calderón, "La púrpura de la rosa", que ya había sido puesta en música por Hidalgo 40 años antes. La edición que va a ser utilizada (días 27 y 29 de octubre, 1, 3 y 5 de noviembre) no es ni la de Stevenson ni la de Stein, sino la preparada por Bernardo Illari. Hay que estar expectante ante este trabajo, que va a ser llevado a escena por un equipo gobernado en lo teatral por óscar Araiz y en lo musical por el polémico y excitante artista argentino Gabriel Garrido, que actuará con su grupo Elyma de Ginebra.

Recuperaciones

Se recupera "El juramento", una zarzuela de Gaztambide estrenada en 1858 en el escenario en que ahora se repone, 21 años después de que lo fuera en Milán la ópera homónima de Mercadante. Título significativo en la obra del compositor navarro, aunque no posea la plenitud de "Catalina", de 1884, según algunos su mejor partitura. Ramón Sobrino es el autor, por cuenta del ICCMU, de la edición crítica, que habrá de ser cantada por Milagros Martín, Beatriz Lanza y Rodrigo Esteves, que se alternarán con Teresa Verdera (en su nueva etapa, algo vacilante, de soprano lírica), María Rey-Joly (reciente tercer premio en el concurso de Jerez) y José Julián Frontal, uno de los barítonos de pasta más lírica y de los que mejor entienden nuestra zarzuela. Será Sagi quien tome las riendas de la escena, mientras que la experta batuta de Roa tratará de envolvernos en las nieblas de este trozo de romanticismo. Los figurines son de Jesús del Pozo, lo que abre la puerta a la imaginación pero también, quién sabe, a la gratuidad.

De alto interés es la presentación de "Le Revenant" (El espectro), una ópera fantástica del romántico valenciano Melchor Gomis, que vivió y escribió durante muchos años en Francia. Precisamente esta obra, hija de los modos de un Boieldieu y de otros operistas cómicos, fue estrenada en la Opéra-Comique de París en 1833. Las representaciones se seguirán, lógicamente, en francés. La música, según todos los informes, llena de gracia y de una factura ejemplar, se escuchará en la edición crítica -asimismo por cuenta del ICCMU- firmada por Tomás Garrido, uno de los investigadores más fructíferos de nuestro patrimonio romántico, que empuñará la batura en dos de las cinco funciones sustituyendo al francés David Heusel. El reparto incluye a una gran figura del belcanto, el norteamericano Rockwell Blake. Eric Vigié es el director de escena, escenógrafo y figurinista de este montaje realizado a medias con el Capitole de Toulouse.

Tanto "Jugar con fuego" de Barbieri -acabado producto que trata de sintetizar con no poca fortuna los rasgos propios de un nacionalismo de castizo cuño con los pertenecientes a la ópera italiana que invadía España en 1851 y años limítrofes- como "La del soto del Parral" de Soutullo y Vert -zarzuelón campesino cuajado de sórdidas pasiones y engaños-, que se ofrecen en nueva producción, son dos obras hasta cierto punto habituales en los escenarios líricos españoles y contribuyen a que en esta temporada no se pierda de vista el repertorio de siempre. La primera será dirigida desde el foso -sobre la edición del ICCMU de María Encina Cortizo- por el resuelto, conocedor y animoso Luis Remartínez. La escena y los figurines serán cosa de Miguel Narros, un clásico de nuestro moderno teatro. La soprano lírico-ligera Carmen González, ya muy baqueteada en esta plaza, actuará junto al joven barítono lírico Javier Franco.

El papel de Félix se lo reparten Luis Dámaso -voz lírica, muy timbrada, que habrá de mejorar su algo agarrotada "Luisa Fernanda" de la pasada temporada- y Alejandro Roy -valiente, pero aún a falta de encontrar una total seguridad de emisión-. La segunda queda al cuidado de Roa y dispone de una puesta en escena de Jaime Martorell y escenografía y figurines de Pedro Moreno. Se conocen los nombres de los tres jóvenes barítonos que se alternarán en el papel de Germán: Manuel Lanza, Ismael Pons, Federico Gallar.

La producción de "Don Gil de Alcalá" de Penella emplea la cuidada edición de Miguel Roa, que parte de la partitura original para cuerda. Un director insólito de este repertorio, José Luis Temes, siempre unido a las músicas de vanguardia, empuña la batuta. La escena, recordémoslo, era de Fernández de Castro. De entre los nombres de un reparto amplio y con alternancias conviene quedarse con los de Carmen Subrido -de timbre cálido y luminoso, felizmente recuperada para la lírica-, Jorge Elías, otra vez en el buen camino, y Enrique Ferrer, tenor, como aquél, que viene precedido de los mejores informes.