Image:  Ton Koopman

Image: Ton Koopman

Música

Ton Koopman

“La música antigua era un movimiento underground”

19 septiembre, 2001 02:00

Del 22 al 30 de septiembre, el Festival Mozart del Auditorio de Barcelona tendrá como protagonista al holandés Ton Koopman, una de las referencias en la interpretación con instrumentos originales. Miembro de la "factoría Leonhardt", explica a EL CULTURAL las claves de la interpretación musical historicista.

Nacido en 1944 y formado en el Conservatorio de Amsterdam, Ton Koopman trabajó con Gustav Leonhardt antes de desarrollar una importante carrera como clavecinista y director, que le ha llevado a dar la vuelta al mundo en varias ocasiones.

-Hace 30 años nadie le habría dicho que iba a ponerse al frente de una orquesta sinfónica moderna.
-Ni siquiera nos pasaba por la cabeza tocar en el Concertgebouw. Formábamos una especie de movimiento underground. Los conciertos eran en pequeñas iglesias, íbamos vestidos con la típica imagen de aquella época (vaqueros, pelo largo...). Aún me viene el olor a marihuana. El espíritu era muy positivo y es una pena que se haya perdido en parte. Nos alimentábamos de la idea de estar haciendo algo grande, nuevo, fresco. Aunque hay músicos que siguen con este entusiasmo.

-Había mucha experimentación.
-Las circunstancias no eran sencillas. Cuando le preguntábamos al propio Leonhardt por qué no hacíamos más conciertos públicos, respondía que era muy difícil. La música barroca, a excepción de dos o tres autores, casi no existía. En los 60 muy pocos sabían tocar instrumentos de época. No se me olvidan los problemas de los oboistas con las cañas o los labios de los metales o las cuerdas de los violines, siempre rompiéndose. Mis primeros conciertos con Herreweghe tenían mucho de amateur. Nuestras novias hacían de mánagers y dormíamos en casas de amigos para ahorrarnos los hoteles.

El gran momento

»El momento más importante fue la Pasión según San Juan de Bach en 1972, la primera vez que se hacía en Holanda con instrumentos de época. Ahora somos conscientes de que ha calado y ¡de qué manera!
-¿cómo reaccionan las orquestas de ahora a sus indicaciones?
-Si son buenas no suele haber problemas, aunque hay apóstoles que dicen que es imposible. Aún no hace mucho, con la Nacional de Washington, una parte de la orquesta se puso un poco en contra. La primera vez es difícil para todos, pero, como el nivel medio va subiendo, hay más información e intentas que la gente se dé cuenta de que se confiere una realidad distinta.

-Parece que hoy sabemos interpretar mejor el Barroco que el Romanticismo o el principio del XX.
-La tradición barroca se perdió y hubo que partir de cero para recuperarla. Pero del Clasicismo o el Romanticismo han quedado vestigios que están llenos de equívocos.

-Incluso en las interpretaciones con instrumentos de época se encuentran diferentes tendencias.
-Reconozco que en mi época era más fácil. Ahora asoman muchas personalidades e incluso se puede hablar de manierismos. Con el término de música antigua se ha construido una caja donde cabe todo. Es posible que haya muchos mediocres que se aprovechen del boom. El público necesita algún tipo de asesoramiento. Quizá a través de internet se pueden configurar guías que ayuden al aficionado a salir de la confusión que le supone tropezarse con 40 ó 60 versiones discográficas diferentes de El Mesías.

-¿En qué forma esa abundancia de referencias presiona a los artistas?
-En todo el mundo hay intérpretes estudiando las fuentes de la música occidental. Quizá por ello se tiende a buscar los extremos. En Holanda he oído a muchos jóvenes tocar el órgano a increíble velocidad. No se debe correr el riesgo de imitar porque sí, pero tampoco caer en lo contrario. Hay que ser uno

-Usted se ha embarcado en uno de los proyectos discográficos más ambiciosos del momento, como es grabar todas las cantatas de Bach.
-Después de participar en el proyecto que dirigieron Leonhardt y Harnoncourt, me parecía importante volver a grabarlas, 20 años después. Es un proyecto muy ambicioso, de más de 10 millones de dólares, que cuenta con la aportación musicológica de Christoph Wolff, de la Universidad de Harvard. Hemos avanzado bastante en este campo, y creo que podemos obtener muy buenos resultados.