La génesis de su creación más popular contada por su esposa: Así nació el Concierto de Aranjuez
Joaquín Rodrigo. Obra
21 noviembre, 2001 01:00Un personaje determinante en la vida de Joaquín Rodrigo fue su esposa Victoria, con la que vivió un intenso romance durante décadas, después de conocerse en París donde ella había acudido a estudiar con Ricardo Viñes. Gracias a su estrecha colaboración pudo salvar muchas de las dificultades inherentes a su falta de visión. Antes de fallecer, transmitió por escrito las íntimas circunstancias que rodearon el nacimiento de su obra más famosa.
Durante la comida se habló mucho de la guitarra, como era natural. "¿Por qué no escribes un concierto para guitarra y orquesta?", preguntó Bolarque. "Te lo tocaría Regino más de una vez". "Cierto", opinó Regino, entusiamado. "Lo estrenaría en Madrid, y Jesús Arámbarri vendría a dirigir la orquesta". "Esto está hecho", declaró Joaquín, eufórico, pues había apurado unos cuantos vasos de buen vino: "¡Te haré el concierto y además te lo dedicaré!"... Faltaban dos meses para el nacimiento de nuestro hijo. Una mañana me desperté con fuertes dolores. Alarmado, Joaquín telefoneó a mi ginecólogo. "Esto es un aborto". Horas después nacía una niña sin vida y yo me puse gravísima. Mientras estaba en la clínica, Amalia cuidaba de Joaquín, procurando consolarle de este desengaño.
Melodía de tristeza
Más tarde me contaría que él, no pudiendo conciliar el sueño, se pasaba largas horas de la noche ante el viejo piano, y ella, desde su habitación, escuchaba una melodía llena de tristeza y de añoranza, que le causaba verderos escalofríos. Esta melodía sería el Adagio del Concierto de Aranjuez que sonaba por vez primera, envuelto en tinieblas. Era una evocación de los días felices de nuestra luna de miel, cuando paseábamos por el parque de Aranjuez, y a la vez era un canto de amor. Y por tal motivo, a partir de entonces la obra se llamaría Concierto de Aranjuez.
Toma su título del famoso sitio real situado a cincuenta kilómetros de Madrid, camino de Andalucía. Aunque este Concierto es un trazo de música pura, sin programa alguno, su autor, al situarlo en un lugar, Aranjuez, ha querido señalarle un tiempo: finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, cortes de Carlos IV y Fernando VII, ambiente sutilmente estilizado de majas y toreros, de sones españoles de vuelta de América.
La guitarra, con una audacia sin precedentes, se opone a toda una orquesta. En todo momento la guitarra es solista, pero la orquesta supone una verdadera delicia, siendo transparente, pero centelleante, en constante chisporroteo.
El estreno mundial tuvo lugar el 9 de noviembre de 1940 en Barcelona, con Regino Sáinz de la Maza y la Orquesta Filarmónica de Barcelona, bajo la dirección de César Mendoza Lasalle. Días antes del estreno viajaron juntos a la Ciudad Condal Regino y Joaquín. Yo no pude acompañarles, pues faltaban pocas semanas para el nacimiento del bebé.
Idea obsesiva
A altas horas de la madrugada, Regino, que viajaba con Joaquín, en el mismo compartimiento del coche-cama, le despertó con estas palabras: "me obsesiona una idea que no me deja dormir. ¿Y si mañana, en el ensayo, no se oyera la guitarra?". A consecuencia de esta pregunta, ninguno de los dos pudo dormir en toda la noche. Sin embargo sus temores no estaban justificados. El Concierto sonó primorosamente bajo los dedos ágiles e incisivos de Regino y el público aplaudió con enorme entusiasmo la nueva obra. Días después, se estrenaba en Bilbao con mucho éxito y, finalmente, el triunfo clamoroso fue en Madrid, bajo la dirección de Jesús Arámbarri.
Desde el día de su estreno, la popularidad de esta obra no ha hecho más que crecer. Tan grande es que se han realizado con éxito transcripciones para cuarteto de jazz y para canción popular en varios idiomas y sus grabaciones son innumerables. Muchas veces le preguntaban a Joaquín lo que piensa de las versiones para jazz y de las versiones cantadas. Aunque éstas se suelen hacer sin su autorización, él debe admitir que algunas están logradas.