Image: Peralada, nuevos vientos

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Música

Peralada, nuevos vientos

17 julio, 2003 02:00

La tentación de San Antonio, de Bob Wilson

Poco a poco, el Festival de Peralada ha conseguido hacerse un importante hueco en la agenda cultural veraniega con el mérito añadido de ser uno de los escasos eventos culturales sostenidos básicamente por dinero privado. Actuarán importantes figuras de las artes escénicas como Kiri Te Kanawa, Bob Wilson, Maurice Béjart o Jordi Savall junto a instituciones como la Ópera de Halle.

Novedad, experimentalismo, buceo en nuevos conceptos del espectáculo, abandono general de las viejas fórmulas. Son algunas de las premisas de las que parte este año el Festival Castell de Peralada, que parace haber rejuvenecido en muy poco tiempo. En la programación, móvil e imaginativa, hay cosas de mucho interés, aunque éste pueda venir centrado en extremos o aspectos distintos a los que habitualmente se contemplan en una muestra de este tipo.

No es que se deje de lado el repertorio o la cita con el gran título o el artista célebre. Ahí tenemos, por ejemplo, los tres recitales de tres cantantes muy importantes, cada uno en su estilo. El primero a cuenta de la veterana soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa que, pasados ya sus mejores años (nació en 1944), todavía conserva gusto, musicalidad y una voz cristalina capaz de sorprender en un recital con obras de Mozart, Mendelssohn, Schubert, Strauss, Debussy, Hahn, Fauré y Puccini. Al piano, Julian Reynolds.

álvarez y Guleghina
El segundo tiene por actor al vitalista barítono malagueño Carlos álvarez que, con Rubén Fernández Aguirre al teclado, anuncia un programa aún más variopinto: Copland, Ravel, Ortega y Pujol, Leigh, De Paul, Loewe, Moreno Torroba, Pérez Soriano y Soutullo y Vert. El timbre pastoso, el arrojo del cantante, episódicamente comprometido a veces por mor de una emisión demasiado cubierta, tendrán buen campo de prueba en los fragmentos de zarzuela. El tercer recital está protagonizado por la rusa Maria Guleghina, una soprano spinto de muy consistente instrumento, sólido, ancho y extenso, no sin ciertas durezas de emisión, que centra su actuación en el mundo de la ópera. Rossini, Donizetti, Bellini, Verdi y Puccini, autores con los que se viene identificando desde hace años, estarán en el atril. Le acompaña Ivary Ilya. A menor nivel se sitúa el concierto de dos "hijas de mamá": la soprano lírico-ligera, aún sin despuntar por completo, Monsterrat Martí, como se sabe, heredera de la gran Caballé, y la mezzo Elena Makarova, cuya madre es nada menos que la mítica y potente mezzo rusa Elena Obraztsova. Serán acompañadas por el diestro pianista vasco Alejandro Zabala en un programa que incluye obras desde Mozart a Fernández Caballero o Penella.

Doble Strauss
En esta parcela lírica se cuenta con dos representaciones de sendas obras cimeras de Richard Strauss: Elektra y Ariadna en Naxos, dos visiones muy distintas de la antigöedad griega, la crispada y violenta, expresionista, por un lado, y la amable, en clave de comedia musical evocadora, por otra, ambas debidas a la mano literaria de von Hofmannsthal. Requieren repartos muy capaces, con voces de fuste. Las representaciones, que tienen lugar ya a mediados de agosto, están a cargo de los conjuntos de la ópera de Halle dirigidos musicalmente por Roger Epple. Son dos producciones no vistas en España y que vienen firmadas por dos relevantes hombres de teatro cantado. El primero, John Dew, que hace muy poco sorprendió en Madrid por su estilizada visión del Merlín de Albéniz, sitúa la acción de Elektra en un palacio vienés de fin del XIX, en un salón diseñado por el genial arquitecto de la Sezesion, Adolf Loos. La cosa promete. El segundo es Klaus Froboese, intendente de la compañía alemana, que ha ideado un brillante montaje de la segunda ópera, centrado también en un palacio de Viena. Esta producción aparece asimismo, unos días después, en la Quincena Donostiarra. Podríamos incluir aquí igualmente el concierto monográfico Haendel que dará esta institución alemana, dirigida en esta ocasión por Sebastian Rouland.

Desde el punto de vista sinfónico no parece que haya nada excesivamente estimulante. Sólo alcanzamos a ver el concierto de la Orquesta Sinfónica de Barcelona a las órdenes de su titular Ernst Martínez Izquierdo en un programa de signo americano, que tiene como principal protagonista al pianista y compositor caribeño Michel Camilo, que toca su Concierto para piano y orquesta. A esta obra se unen la famosa Sensemayá de Revueltas, la no menos célebre Rapsodia en blue de Gershwin y y las también bastante conocidas Danzas sinfónicas de Bernstein.

Pero evidentemente salta a la vista el compromiso de los programadores para abrir una ventana a cosas tan inhabituales como el espectáculo Cròniques (Catalonia Splendens) sobre el texto de Ramón Muntaner, concebido y realizado musicalmente por Jordi Savall, con la participación de sus conjuntos La Capeia Reial de Catalunya y Hespèrion Siglo XXI y músicos venidos de Israel y Marruecos. Rosa Novell actúa como narradora y Joan Ollé diseña la escena. Se recogen, entre otros, pentagramas de El canto de la sibila, canciones de trovadores, cantigas de Alfonso X el Sabio, testimonios sonoros sefardíes y del Mediterráneo y del Llibre Vermell. Es estreno absoluto. Digno de mención dentro de esta línea es el montaje titulado Borges y yo, que engloba siete grandes cuentos breves sobre los aires del Tango y que tiene como protagonista a Hanna Schygulla, otrora musa del moderno cine alemán. Colaboran Peter Ludwig, piano, Peter Wopke, chelo, y Alicia Busamante, responsable de la puesta en escena. Àlex Rigola, por su parte, ha ideado un espectáculo escénico titulado Cancionero de Palacio, que cuenta con la dirección musical de Carlos Magraner. Es una coproducción del festival y otras instituciones estatales y autonómicas.

Flaubert por Wilson
En este terreno debe señalarse asimismo otro proyecto novedoso que lleva la firma del siempre inquietante, aunque repetitivo, Robert Wilson y que se estrena en nuestro país: La tentación de San Antonio, sobre un texto de Gustave Flaubert, con música y también letra de Bernice Johnson Reagon. La dirección musical se debe a Toshi Reagon. Es una producción de la Trienal del Ruhr que dirige Mortier. Y otro estreno en el Festival, éste también absoluto y en este caso balletístico: Carmen, con música de Bizet, coreografía y dirección de Ramón Oller y participación de la bailarina Cristina Hoyos. En este mismo capítulo danzable se acoge al histórico Maurice Béjart y su Ballet de Lausana. Se anuncian dos espectáculos con coreografía del mítico bailarín, que nos ofrece algunas de sus propuestas más importantes y célebres: Bolero de Ravel, Adagietto de Mahler, El pájaro de fuego de Stravinski. Junto a ellas nuevas ideas desarrolladas sobre pentagramas de Theodorakis, Brel y de la tradición española. Señalemos en este apartado al Ballet de la ópera de Shangai, con Coppélia de Delibes, con la coreografía de Pierre Lacotte.

En el capítulo flamenco se presenta Salvador Távora, con su espectáculo Imágenes Andaluzas para Carmina Burana de Carl Orff. Actúan La Cuadra de Sevilla y un amplio equipo que cubre todos los pliegues de esta "locura, de este atrevimiento de la imaginación", como lo define Távora, que añade: "Carmina Burana es para mí una virgen lorquiana y una atractiva y sensual mujer. Y además una mujer andaluza."(!) A resaltar por último, dentro del campo del jazz, la actuación del trío de ases formado por Keith Jarrett, Gary Peacock y Jack DeJohnette, que están haciendo el tour del 20 aniversario.

Otra propuesta de alto interés es la de Moses Pendleton: un espectáculo con marionetas titulado Momix "Opus Cactus", que emplea músicas de Bach, Buffet, Mickey Hart, Brian Eno, Prophecy y partituras underground. Pretende ser un canto a la naturaleza y a la vida, llena de magia y virtuosismo.