Image: Liceo, apuesta por lo nuevo

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Música

Liceo, apuesta por lo nuevo

4 septiembre, 2003 02:00

Escena de El cuento de invierno. Foto: Ruth Walz

El Liceo madruga y pasado mañana mismo inicia su temporada. Lo hace con un plato fuerte, de los que han cimentado la justa fama del actual equipo directivo, al que adornan decisión, gusto por lo nuevo y arriesgado e imaginación; aunque en el curso que ahora empieza la virulencia y agresividad en la programación se hayan rebajado algunos grados.

Pero para comenzar no está nada mal el título y la producción elegidos, que se incluyen en el apartado de lo que podríamos denominar novedad: Wintermärchen (El cuento de invierno) del belga Philippe Boesmans (1936), estrenada por el Teatro de la Monnaie de Bruselas en 1999, que es quien la trae a España. Luc Bondy, autor del libreto, firma esta producción (en la imagen), que dirige en lo musical Kazushi Ono y donde canta un excelente equipo. Sin duda es también novedad, aunque provenga del siglo XVIII, Il mondo della luna de Haydn, sobre un sabroso texto de Goldoni que cruza elementos bufos, paródicos y serios. Las representaciones, en mayo, corren a cargo del Taller de ópera del Liceo y del Teatre Lliure. Una obra clásica; como lo es el magistral y demoledor Così fan tutte de Mozart, que subirá a la escena en diciembre en el más bien fallido montaje de Flotats, estrenado en Madrid hace un par de temporadas. El reparto es muy discreto: Regina Schürg, Heidi Brunner, Ofelia Sala, Jeffrey Francis, Manuel Lanza y Carlos Chausson. De Billy y Joseph Caballé se reparten la batuta.

La temporada se cerrará, y volvemos grupas en el tiempo, con una obra maestra barroca, Giulio Cesare de Haendel, servida en una sugerente coproducción con el Teatro de Basilea signada por el siempre imaginativo Herbert Wernicke, desaparecido hace un año. Michael Hofstetter presidirá el foso y sostendrá las voces de una muy aceptable compañía de canto: Daniela Barcellona, Elena de la Merced, Petia Petrova, Ewa Podles…

Repertorio romántico
Pasamos al repertorio romántico con cinco títulos bien distintos entre sí. El primero es el más problemático de la famosa trilogía Tudor de Donizetti: Maria Stuarda, una partitura que sufrió numerosas incidencias (en 1989 se exhumó un manuscrito del segundo acto) y que ha sido caballo de batalla de grandes sopranos sfogato. Edita Gruberova, defensora de una técnica y un estilo muy eficaces, aunque de relativa pureza, será la regina en esta versión de concierto. La rival -la vil bastarda- es Sonia Ganassi. Completan el reparto el siempre esperado Juan Diego Flórez, ángel ódena y Simón Orfila. El marido de la diva eslovaca, Fiedrich Haider, dirige esta versión concertante. Una grand opéra, la otrora célebre Hamlet de Thomas, se da en su original francés en una producción de Ginebra rubricada por el tándem Leiser-Caurier. Son nombres destacados del elenco Natalie Dessay y Béatrice Uria-Monzon. De Billy, en el foso.

No podía faltar un Verdi, Macbeth, que requiere una pareja protagonista de altos vuelos. La tiene con Carlos álvarez,tímbricamente adecuado, y con Maria Guleghina, ya experta en la parte de Lady. El artesanal Bruno Campanella contribuye a llevar a puerto la propuesta escénica de Phyllida Lloyd proveniente de la ópera de París y del Covent Garden.

Wagner intelectual
El capítulo romántico se cierra con las dos últimas obras de la Tetralogía wagneriana en la visión intelectual, cuajada de sugerencias materialistas y nimbada, no obstante, de sutiles rasgos poéticos, de Harry Kupfer. John Treleaven y Alan Woodrow, dos cumplidores, se reparten el personaje clave de Siegfried. Deborah Polaski -una de las menos rechazables Brönnhildes de la actualidad- les da réplica. El Viandante es el eficaz y sólido Falk Struckmann.

El siglo XX está representado en esta programación por cuatro óperas ya clásicas. Tosca de Puccini se verá en una alabada y hasta cierto punto novedosa puesta en escena de Robert Carsen, que viene de Amberes y Gante. Se alternan dos equipos de voces, ninguno para tirar cohetes, en los que están apellidos como Vaness, Dessì, Miricioiu, Salazar, Farina o Armiliato. Un practicón, Giuliano Carella, llevará la batuta.

Una obra que ya se ha hecho un sitio indiscutible, Peter Grimes de Britten, estará en escena en una nueva coproducción del Liceo, el Real y el Colón. La cosa promete, pues la dirección escénica es de Lluís Pasqual, los decorados y vestuario, del equipo Frigerio-Squarciapino y la dirección musical, del competente Josep Pons. Christopher Ventris se nos antoja un tanto pálido para dar vida a la compleja y atribulada figura del solitario pescador. El doblete Babel 46 de Montsalvatge y El niño y los sortilegios de Ravel, que estuviera en el Real hace un par de temporadas en el fino montaje de Jorge Lavelli, se posará ahora, en las Ramblas. Ros Marbà llevará también aquí la dirección musical con un reparto compuesto por valores españoles.