Image: Henze aterriza en España

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Música

Henze aterriza en España

El Real estrena su ópera "L’Upupa"

2 diciembre, 2004 01:00

L’Upupa en el montaje de Salzburgo

El Teatro Real abre sus puertas el próximo martes a la última ópera del alemán Hans Werner Henze, considerado uno de los más reconocidos compositores actuales. Es todo un acontecimiento si se piensa que L’Upupa se presentó hace sólo un año en el Festival de Salzburgo. Recibida con elogios por la crítica internacional, cuenta con uno de los más importantes repartos que ha podido reunir este año el coliseo madrileño. Estará encabezado por el respetado barítono germano Matthias Goerne, que también asumió su estreno.

Un curioso pájaro llamado abubilla (Upupa epops), en alemán L’Upupa, es el protagonista de la próxima ópera que llega al Teatro Real en la misma producción que la vio nacer hace un año en el Festival de Salzburgo. Su autor es Hans Werner Henze (Götersloh, Westfalia, 1926), uno de los creadores más respetados de Alemania. A raíz de su estreno, obtuvo un resonante éxito que fue resaltado por toda la crítica internacional. Cuenta con un reparto de auténtico lujo con nombres de indudable prestigio como John Mark Ainsley, Hanna Schwarz, Anton Scharinger y Ofelia Sala, encabezado por el barítono Matthias Goerne. Este último señalaba su enorme satisfacción por haber asumido este papel, uno de los contadísimos que ha afrontado en escena. Así comentaba a EL CULTURAL que "fue un honor que Henze compusiera L’Upupa pensando en mí. Ya me había llamado para el protagonista de Der Prinze von Homburg que hicimos en la ópera de Colonia. Mi personaje es sin duda de gran calado".

El montaje es una coproducción del Festival de Salzburgo con el Real de Madrid, el Massimo de Palermo, la ópera de Lyon y la Deutsche Oper de Berlín. Fue concebido por Dieter Dorn, uno de los más reconocidos directores de escena de la actualidad. Para no desentonar la orquesta también será dirigida por una batuta de peso, Paul Daniel, resposable musical de la English National Opera.

ópera de madurez
Cumplidos 78 años, Hans Werner Henze, convertido en uno de los referentes de la intelectualidad alemana, había señalado a L’Upupa y el triunfo del amor filial, como su última composición para la escena. Con un vasto número de obras sinfónicas, concertantes y de cámara, L’Upupa alcanza el número 15 dentro de su producción operística, todo un récord si se tienen en cuenta las dificultades de los compositores actuales para afrontar una pieza lírica.

Quizá por esta razón, por tratarse de su canto del cisne -o habría que decir de la abubilla- cuenta con elementos muy especiales. La primera en relación al libreto que viene firmado por el propio músico. Anteriormente, Henze había acudido a colaboradores literarios de peso caso de la poetisa alemana Ingeborg Bachmann en El Príncipe de Homburg y en El Joven Lord; WH Auden y Chester Kallman en Elegía por los jóvenes amantes y The Bassarids (que tanto éxito obtuvo cuando se programó en el Real) y con Edward Bond en We come to the River and The English Cat. En esta ocasión, sin embargo, ha preferido afrontar él mismo la base literaria. "Es totalmente personal", señalaba a EL CULTURAL, "aunque me han ayudado amigos y haga múltiples referencias a la literatura de Robert Musil, Thomas Mann y Stephen George, que me han aportado ideas o colores". No se puede olvidar que Henze es un excelente escritor y como testimonio, ahí están los magníficos poemas para su ciclo de Canciones desde Arabia. Hay que señalar también sus referencias a otras óperas como El rapto del serrallo de Mozart, La mujer sin sombra de Richard Strauss o Tristán e Isolda y Parsifal de Wagner.

"El argumento de esta comedia" señalaba, "procede de una antigua saga árabe, concretamente de Siria. La abubilla es el pájaro de la felicidad, cuya búsqueda es una meta para todo ser humano". El trasunto es que un hijo acaba salvando la vida del padre, algo que me resulta muy próximo. La abubilla es un animal sacro en la mitología árabe que trae cariño y juventud". Esa proximidad, a la que se refiere Henze, tiene que ver con el hecho de que su padre murió en la Segunda Guerra Mundial. "Me hubiera gustado salvarlo. En el ánimo de cualquier hijo está salvar a su padre de la muerte".

Desarrollado en detalle, cuenta la historia de un hombre viejo que envía a sus tres hijos a la búsqueda de la abubilla que le ha embrujado. Al Kasim, su vástago más valiente, con la ayuda de un gentil demonio va a ir de aventura en aventura, conquistando en el camino a la princesa Badi’at, así como un misterioso cofre que, en el camino de regreso, confía a sus hermanos. Estos lo arrojan a un pozo, donde lo recoge Badi’at, y regresan a casa de su padre, con la abubilla encantada -que el viejo deja escapar- y el cofre de contenido misterioso. Al Kasim aparecerá, deshaciendo el sortilegio del cofre, a la vez que castiga a sus dos hermanos.

Experiencia en la escena
Nacido en 1926, la evolución lírica de Henze le ha llevado a un grado de madurez que ha sido producto de una intensa y extensa experiencia con el mundo de la escena. Su primera ópera en un acto, Das Wundertheater se estrenaba en Heidelberg en 1948, cuando él apenas contaba con veintidós años. El primer ejemplo de ópera de grandes dimensiones fue Boulevard Solitude, una especie de adaptación de la historia de Manon Lescaut, acogida con éxito en Hannover en 1952. Un año más tarde se instalaba en Italia, donde actualmente vive con su pareja. Después vinieron títulos importantes como Der Prinz von Homburg o We come to the River. También es destacada su labor musical para el ballet donde se señala la trascendencia de Orpheus. Sobre las características de su obra, el propio compositor transmitía a este periódico que "estructuralmente es una continuación de mi pensamiento, que ya está en la Décima Sinfonía, en la Octava, en la música de los últimos diez años, con idéntica linealidad y transparencia".

Y si la línea vocal se mantiene en las constantes de su pensamiento musical, la orquestal exhibe su capacidad de dominio de las masas instrumentales, tal y como nos ha acostumbrado en los últimos años. Cuenta con viento a cuatro, dos pianos, cinco percusionistas a los que se añade la importante presencia de una cinta grabada con los sonidos de las alas, campanillas o las llamadas de los pájaros. El vínculo tímbrico lo establecía el propio Henze al señalar que "la orquesta está presente en mi concepción y por ello pienso en la Filarmónica de Viena que la estrenó y en sus magníficas cuerdas. Pero como la composición es larga, las partes de viento buscan el equilibrio".