Image: Tríptico de batutas de norte a sur

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Música

Tríptico de batutas de norte a sur

Sylvain Cambreling, López Cobos y Raymond Leppard

31 marzo, 2005 02:00

Cambreling dirige a la Ciudad de Granada. Foto: Södwestrundfunk

El 1 de abril, se dan cita en las carteleras españolas tres importantes directores del presente, con programas muy atractivos y bien pensados. Dos de ellos claramente conectados entre sí, con fondo vienés. El propuesto por Sylvain Cambreling a la Orquesta Ciudad de Granada y el defendido por López Cobos ante la Orquesta Sinfónica de Galicia. Cambreling nació en Amiens en 1948 y dedicó sus primeros pasos al trombón. Luego, tras prepararse con Pierre Dervaux, dio el salto a la dirección y ganó en 1974 un premio en el Concurso de Besançon. Tras debutar en Glyndebourne en 1981, pasó a La Moneda de Bruselas. Es director inquieto, emprendedor, que trabajó asimismo con Boulez y ha gobernado muchas veces el Ensemble Intercontemporaine, propiciando multitud de estrenos. Su visión de las partituras es, quizá por sus inclinaciones hacia la música de hoy, analítica y minuciosa, puede que algo falta de expresividad.

Este solvente maestro plantea, como hemos dicho, en este concierto granadino la escucha de música vienesa; muy bien traída. Primero el arreglo de Antón Webern de la Fuga-ricercata a seis voces de la Ofrenda musical de Bach; luego, el Concierto para violín de Berg -con un buen solista, Julian Rachlin-, al que sigue otro arreglo de Webern: el realizado sobre las Danzas alemanas D 820 de Schubert. Muy lógico parece el remate, con la Sinfonía Incompleta de este último compositor.

No cabe duda de que este programa enlaza con el que desarrolla en La Coruña López Cobos, que contiene únicamente la Décima de Mahler, que quedara igualmente inacabada, como la de Schubert. Obra que se integra en ese proceloso mundo del preexpresionismo, avistado ya por el compositor en sus últimas obras. La Sinfonía se empezó en 1910, pero quedó finalmente inconclusa. Solamente está (casi) completo el movimiento inicial, un tremendo y trágico Adagio, que ha sido muchas veces tocado en solitario. Después de la muerte del compositor, estudiosos y directores como Schalk o Zemlinsky, intentaron orquestar algunos fragmentos, pero la cosa no fue mucho más allá. Hasta que el musicólogo inglés, Deryck Cooke, con el consentimiento de la viuda, logró, tras varios intentos, una definitiva reconstrucción, una, como él la llamaba, "versión para concierto". Pero Cooke no fue el único en preparar su versión. Investigadores posteriores, como el ruso Rudolf Barshai y el americano Remo Mazzetti, han echado también su cuarto a espadas. López Cobos es partidario de la versión de este último, que ha grabado con la Sinfónica de Cincinatti y ha dirigido ya en España a la Orquesta de Málaga en 1999. Este trabajo de Mazzetti, realizado entre 1983 y 1989, se estrenó en 1994 por la Orquesta de St. Louis y Leonard Slatkin, que también la grabaron.

El tercer nombre relevante de la semana, dentro de este tríptico de directores, es el inglés Raymond Leppard (1927), uno de los antiguos servidores de la tercera vía hacia Bach: criterios rigurosos pero con instrumental moderno. Actúa con la Filarmónica de Las Palmas. Su programa va por otros caminos, los que hay que recorrer entre la obertura de Los esclavos felices de Arriaga a la Sinfonía nº 104 de Haydn pasando por dos obras muy extrovertidas para piano y orquesta: Totentanz de Liszt y Konzertstöck de Schumann, con el húngaro Dezsü Ránki.